Narciso Bassols

 

Narciso Bassols
intelectual y revolucionario mexicano

 

Emmanuel Moreno Rivera

Ante el complejo panorama de las primeras décadas del México postrevolucionario, políticos, revolucionarios e intelectuales del país, debatían en torno a la formación y consolidación del nuevo Estado Revolucionario. La lucha revolucionaria había trastornado seriamente la economía mexicana. Durante los primeros diez años de la Revolución, la economía mexicana sufrió una severa baja en la producción minera (40%) y manufacturera (9%), la producción agrícola también disminuyó.

Por lo anterior, La Revolución Mexicana provocó en los intelectuales y artistas controversias profundas que cuestionaban el quehacer y el desempeño de las instituciones existentes. Si había que definir las nuevas formas de gobierno, era preciso también revisar y redefinir sus políticas sociales, que habrían de ser la base de sustentación para la reconstrucción y desarrollo económico, político y social nacional del México revolucionario.

Es en este contexto donde se inscribe la participación de Narciso Bassols García, como uno de los intelectuales protagonistas más relevantes y polémicos, “una de las mentes más lúcidas del México postrevolucionario” [Silva Herzog, 1964: 18].

Como ha señalado Alonso Aguilar Monteverde, desde muy joven, “...Bassols empieza a revisar muchos conceptos en que entonces había creído; empieza a ver de manera distinta los conceptos científicos y filosóficos fundamentales y a enfocar en otra perspectiva los problemas sociales y políticos de México. No solo postula la necesidad de crear un clima nuevo, de renovar las instituciones y el ambiente cívico y cultural de la Nación, sino que advierte con claridad que el progreso del país depende en gran medida de una correcta solución del problema de la tierra” [Bassols, 1964: 3]. Y agrega “De un liberalismo humanista; de una postura generosa y honrada, pero influida fuertemente por concepciones filosóficas idealistas, Bassols pasa en poco tiempo a una actitud cada vez más racional, a enjuiciar con profundo y severo espíritu crítico la realidad en que se mueve, a interesarse por el socialismo...” [Bassols, 1964: 3].

Narciso Bassols, originario de Tenango, Estado de México (1897-1959), emigró a la Ciudad de México para realizar sus estudios. Ingresó al Colegio de San José en 1907 y para 1911, ingresa a la Escuela Nacional Preparatoria. En 1916, se inscribe en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional donde se titula como abogado en 1919, y de inmediato inicia su fructífera carrera como pensador crítico, servidor público y diplomático.

Fue uno de los políticos e intelectuales más influyentes del periodo postrevolucionario, que ejerció el rigor crítico, desde la perspectiva del análisis, para ubicar en la mesa de las discusiones los problemas más relevantes de su tiempo. Esto lo realizó desde los diferentes espacios de responsabilidad que ocupó.

Se desempeñó, en 1925, como consultor del Departamento de Salubridad y después, como Secretario General del Gobierno del Estado de México, en el periodo del gobernador Carlos Riva Palacio. En 1926, renuncia al cargo y se encamina por la ruta de la docencia en la Universidad Nacional y el trabajo independiente en su despacho de abogado. Es entonces que el Secretario de Agricultura y Fomento le encomienda redactar la “Ley de Dotaciones y Restitución de Tierras y Aguas, reglamentaria del artículo 27 constitucional”, que entró en vigor el 27 de abril de 1927. Esta ley no fue ejecutada como lo pretendía Bassols por todos los gobiernos, y fue ello lo que le hace decidir separarse del gobierno y realizar una severa crítica a través de diferentes medios.

Bassols, se involucra en la problemática agraria del país gracias a ese encargo, sin embargo, el momento en que lo realiza, resultó clave para que su pensamiento creara polémica entre los dirigentes de la política agraria de los años siguientes a la promulgación de la ley. A partir de la Ley del 6 de enero de 1915, se da inicio al reparto agrario; Venustiano Carranza reparte entre 1915 y 1920, un total de 381,949 hectáreas; Álvaro Obregón reparte entre 1921 y 1924, 1’730,684 hectáreas; Plutarco Elías Calles, entre 1925 y 1928, un total de 3’173,343 hectáreas; durante su breve mandato en 1929, Emilio Portes Gil, distribuye 851,282; Pascual Ortiz Rubio en 1930-1932, distribuye 1’495,182 hectáreas; Abelardo Rodríguez reparte 2’056,268 entre 1933 y 1934; Lázaro Cárdenas, entre 1934 y 1940, reparte 20’107,044 hectáreas; y, Manuel Ávila Camacho 5’306,922 hectáreas entre 1941 y 1946.

Probablemente, los resultados esperados por Bassols eran muy superiores a los que finalmente se lograron, pero su ideario sobre ese tema, resumido en los periódicos Combate y Acción social siguió provocando agudas críticas. Es precisamente en este último, que el 21 de noviembre de 1928 publica “Toda la tierra; y pronto” en donde proponía como solución única al problema agrario dos puntos, a). hay que entregar toda la tierra a los que la trabajan; y b). hay que entregársela pronto, y abundaba: “Dejar de cumplir con cualquiera de los requisitos anteriores, es hacer insoluble el problema, es traicionar al indio, es no ser revolucionario, es servir a los intereses de los terratenientes y del capitalismo yanqui. Equivale a tanto como ser reaccionario puro o apóstata, si alguna vez se estuvo con los de abajo” [Bassols, 1964: 53].

Bassols considera que el acuerdo del 11 de diciembre de 1940 sobre parcelación de los ejidos, el Presidente Ávila Camacho se desviaba del proyecto social y económico de la Revolución, y alerta contra ello a los campesinos:

... es imposible abrigar ya la menor duda: o hay un plan siniestro encaminado a dar muerte a la obra agraria de la Revolución: o es tan grande la ignorancia y la incapacidad de quienes vienen inspirando y poniendo en vigor las medidas del gobierno en materia de ejidos, que sin darse cuenta de ello están creando una situación que no podrá dejar de conducir a una tremenda crisis ejidal en todo el país, con su consiguiente efecto perturbador de no menos que la propia paz de México [GEM, s/f: 16].

En 1929, es nombrado director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de México, y con una visión muy amplia del contexto nacional e internacional, planteó la necesidad de entender su comportamiento económico y estudiarlo rigurosamente y de manera científica, por lo que, desde ese cargo, sentó las bases para la creación de la Escuela Nacional de Economía. Al respecto señaló:

Por esa necesidad de que los fenómenos económicos –mundiales y del país- se conozcan científicamente, de que se desarrolle una labor de investigación permanente de las formas concretas de la economía nacional para pasar de ellas al establecimiento de leyes y principios inalterables; por las necesidades también de que la aplicación efectiva, diaria, de los principios fundamentales, se haga por técnicos íntimamente informados del proceso de nuestra economía; por todo ello y más, la Universidad no ha dudado sobre la ventaja inmediata de la organización de la licenciatura en Economía [Bassols, 1964: 19].

Por otro lado, siendo director, Bassols había observado con claridad la problemática de las universidades, tal como señala Carlos Tünnermann: “Las universidades, encasilladas en el molde profesionalista napoleónico y arrastrando en su enseñanza pesado lastre colonial, estaban lejos de responder a lo que América Latina necesitaba para ingresar decorosamente en el siglo XX y hacer frente a la nueva problemática planteada por los cambios experimentados en su composición social” [Tünnermann, 1997: 29-30].

En el caso particular de México:

La Universidad, pese a que había producido los mejores hombres de la historia republicana, dejó perder sus mejores oportunidades cuando se adueñaron del poder generales y caciques. Los hombres mejor preparados, los “científicos” (como se los denominara en México bajo el régimen de Porfirio Díaz), se limitaron a acatar las órdenes y consignas de los improvisados, codiciosos y audaces, convirtiéndose, de hecho, en sus “hombres de trono”. Esto rebajó la valía y jerarquía de la Universidad. La puso en manos de grupos oligárquicos y nepóticos, la convirtió en prebenda y botín. De hecho, la enseñanza se volvió retórica. El dogmatismo magistral sustituyó al religioso [Tünnermann, 1997: 30-31].

Con base en esas observaciones, Bassols se abocó a realizar algunas acciones para la transformación de la Universidad, como fue, establecer un nuevo sistema de exámenes trimestrales en la Universidad para tratar de elevar el nivel académico de los estudiantes; sin embargo, esto generó una gran movilización entre estudiantes y profesores lo que a la postre, llevó a la huelga a la universidad en 1929. De esa movilización desembocó, finalmente, tanto la autonomía universitaria, como la renuncia de Bassols a la Dirección de la Escuela.

Posteriormente, en su siguiente cargo público, se desempeñó como Secretario de Educación, al ser nombrado por el presidente Pascual Ortiz Rubio y ratificado por el presidente Abelardo L. Rodríguez. Fue en este encargo donde es más rica y fructífera su participación para el proyecto de consolidación del nuevo Estado emanado de la Revolución, sin embargo, como se verá más adelante, Bassols renuncia a ese cargo en 1934, como resultado de la oposición de los sectores conservadores del país.

El Proyecto de educación socialista en México

Con una concepción ideológica que iba del liberalismo social y una gran exaltación de los valores nacionalistas y democráticos, así como del indigenismo, hacia su formación como un hombre de izquierda socialista y defensor de la intervención del Estado en la economía, Bassols inicia su trabajo como uno de los principales colaboradores del Presidente Pascual Ortiz Rubio, quien en octubre de 1931, lo nombra Secretario de Educación. Es de destacar su papel como ideólogo y conductor de la política educativa, pues fue ahí donde su participación fue más rica y cuando más contribuyó a la consolidación del Estado mexicano.

Al poco tiempo de haber sido nombrado Secretario, Bassols abordará los problemas educativos en todos sus aspectos: atendió el problema de la enseñanza normal y la técnica; la educación rural y las Misiones Culturales, el problema escalafonario de los profesores, la educación sexual y la organización del consejo de Educación Primaria. Sin embargo, se puede decir que, su misión como Secretario de Educación se centró en tres objetivos fundamentales: primero, que la educación que se impartiera en el país fuera efectivamente laica; segundo, que la educación rural coadyuvara a la resolución de uno de los problemas más grandes del país, la situación de atraso y marginación del campesinado; y tercero, el impulso a la educación sexual [Bassols, 1964: 121-130].

Estas intenciones revolucionarias, en su tiempo sustentadas bajo el tenor de una ideología de izquierda muy cercana al marxismo, a la postre, serían las causas de su renuncia al cargo, dados los enfrentamientos que provocara con las fuerzas reaccionarias encabezadas por el clero y los sindicatos de la educación.

Jesús Silva Herzog advierte que, ya desde su discurso del 28 de abril de 1933 ante el Nuevo Consejo de Educación Primaria del Distrito Federal “Bassols, deja ver con toda claridad la evolución de su pensamiento, el cual partiendo de un liberalismo social con ingredientes de la Revolución Mexicana, ya caminaba por la senda que conduce al socialismo” [Bassols, 1964: xxvi].

... en vez de una escuela liberal, destinada ante todo a formar unidades individuales vigorosas, aptas para sobrevivir en la lucha y vencer en el proceso de selección y adaptación... ustedes deben crear... una Escuela Primaria que animada de propósitos y tendencias sociales, haga de la educación personal simplemente un medio de realizar mejor las aspiraciones colectivas, y para ello supedite estrictamente el desenvolvimiento de los instintos, aptitudes y energías de los educandos, a las exigencias nacidas de la moderna aspiración social que se empeña en dar forma a nuevos tipos de sociedades humanas apoyadas en la justicia” [Bassols, 1964: 140].

John Britton al hacer un recuento para evaluar el significado de la adopción de la doctrina socialista como guía del proceso educativo, señala que, pese a los esfuerzos del primer secretario de la Secretaria de Educación Pública, José Vasconcelos, los proyectos de mejoramiento educativo comenzaron a tener problemas, sobre todo de índole administrativa, derivados del rápido crecimiento de los sistemas escolares y por la inexistencia de una dirección ideológica consistente de la educación.[Britton, 1972: 32]. Fue precisamente ante ese vacío ideológico que Bassols realiza importantes intentos de mejoramiento a la educación, en el marco de un pensamiento socialista, que tenía como ejes la educación laica, la educación rural y la educación sexual para avanzar rápidamente, por el camino de la Revolución, hacia el desarrollo económico y social.

Tal condición ideológica llevó a la continuación del histórico diferendo Iglesia – Estado remanente del siglo anterior. Marxismo y anticlericalismo se habían conformado como premisas inseparables, y con Bassols como el primer marxista mexicano ocupante de una posición de importancia, la lucha anticlerical en la educación arreció, pero con ello, también creció la disputa entre las dos instituciones. El nuevo Secretario de Educación determinó que el Estado debería romper el control que la religión tenía sobre las masas, y la forma la constituía la educación laica. Bassols atacó las vetas que la reforma de 1926 dejó abiertas para la educación religiosa. Así, por un lado, atacó a las escuelas secundarias privadas o colegios a los que el gobierno del General Calles había dejado sin tocar; y por otro, se dirigió a las escuelas primarias privadas donde enseñaban curas y miembros de las órdenes religiosas, que en su mayoría se encontraban bajo el control de la Iglesia.

En diciembre de 1931, el presidente Ortiz Rubio, firmó el decreto de incorporación para las escuelas secundarias privadas, que extendía el control gubernamental sobre las escuelas incorporadas, prohibiéndoles la dirección y apoyo directo de la Iglesia, así como la instrucción en temas religiosos, la utilización en las escuelas de símbolos ligados a la Iglesia, y especialmente, el establecimiento obligatorio de contar con el reconocimiento oficial por parte de la SEP en los diplomas otorgados.

Por otro lado, respecto a la educación en áreas rurales, Bassols dedicó un gran esfuerzo a revitalizar lo realizado por Vasconcelos. Revisó la estructura administrativa a fin de observar la competencia de las dependencias al cargo de tales encomiendas. Ahí también, la influencia marxista era bastante fuerte en la manera como entendía los problemas de la educación rural. El impulso a la educación rural buscaba un desarrollo amplio o una transformación de las masas trabajadoras del campo, en cuatro niveles, como señaló el propio Narciso Bassols: 1) biológicamente, a través del mejoramiento de la salud; 2) económicamente, con la introducción de métodos modernos de producción; 3) culturalmente, con la enseñanza de los métodos contemporáneos en ciencia y tecnología; y 4) socialmente, con la preservación de la vitalidad espiritual de la herencia indígena.

Bassols buscaba modificar los sistemas de producción, distribución y consumo de la riqueza, para hacer a un lado los viejos sistemas y poner en marcha nuevos tipos de actividad agrícola e industrial que tuvieran posibilidades de mejoramiento y así las comunidades indígenas pudieran dejar su ancestral pobreza. En todo ello buscó respetar la cultura indígena, integrando no solo un paquete de respuestas económicas, sino también sociales y culturales. Debería hacerse una síntesis de las dos culturas, lo cual era también una búsqueda de la unidad nacional.

Asociada a la reforma agraria extensa, la educación rural ocupa el centro de la atención gubernamental hasta cerca de fines de los años 1930. Los esfuerzos desarrollados por Bassols, e incluso posteriormente durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, hablan de un intenso compromiso con el proyecto educativo para los campesinos. Pese a los desencuentros con los sindicatos magisteriales, se logra avanzar sucesivamente en el fortalecimiento de las Misiones Culturales que habían iniciado una década antes; se experimenta con las Escuelas Agrícolas Centrales y las Normales Rurales, las que concluyen en la creación de un experimento unificador y que fueron las Escuelas Regionales Campesinas. En éste esfuerzo está la constante de llevar al campo, unidas a las instalaciones físicas y a los maestros, la ideología socialista del proyecto de desarrollo social y económico impulsado por Narciso Bassols.

Por su parte, en la educación urbana, hay un interés profundo por revertir la tendencia del fracaso de la escuela por la deserción de los alumnos que tenían que trabajar. Se crea el Departamento de educación obrera, que aunque de breve existencia, indicó el interés del régimen sobre el punto. En lo referente a la educación técnica, un poco desvinculada de los esfuerzos socialistas, aunque teniendo esta filosofía como fondo, se avanza para construir finalmente un sistema prevocacional, vocacional y profesional que concluye más tarde en el Instituto Tecnológico Nacional.

Otro de los aspectos fundamentales del proyecto educativo de Bassols, y también uno de los más complicados, fue el programa de educación sexual. Este programa pretendía instruir a los jóvenes sobre los fundamentos biológicos de la sexualidad a fin de evitar la incidencia de embarazos indeseados, principalmente en adolescentes, y el crecimiento de enfermedades de transmisión sexual.

Este proyecto encontró una gran oposición. El clero y la Unión Nacional de Padres de Familia promovieron un movimiento de huelga que, aunque con poca respuesta, sumó la inconformidad de líderes magisteriales opuestos a la educación socialista que consideraban que el proyecto de Bassols era parte de una ofensiva comunista de desestabilización de la cultura y la tradición familiar mexicana. Así, los sectores más conservadores del país, constituyeron un verdadero obstáculo para el desarrollo del proyecto propuesto, al grado que lo llevaron a renunciar al cargo de Secretario de Educación en mayo de 1934.

Al respecto, Jesús Silva Herzog, señala que finalmente el proyecto socialista de la educación pública no era viable, “para qué queríamos una educación socialista en un país no socialista, en donde, además, el 99% de los profesores no sabían siquiera que era el socialismo” [Silva Herzog, 1964: 29]. Sin embargo, si bien no todos los propósitos de Bassols, para la educación pública del país fueron convertidos en hechos, o no lograron cristalizarse en la conciencia nacional, como fue el caso de la educación socialista, la gestión de Bassols y su legado a la educación pública para el período inmediato posterior, sí logró romper la inercia que ubicaba en la desorganización y la indefinición a la obra educativa del gobierno revolucionario.

Posterior a su renuncia, es nombrado por el mismo Presidente Abelardo L. Rodríguez, Secretario de Gobernación, puesto que ocupa de inmediato, sin embargo, ese mismo año también renuncia a él como resultado del diferendo con el presidente en cuanto al cierre de centros de juego y apuestas, como El Casino de la Selva y The Foreing Club, que Bassols pretendía en contra de la decisión del presidente. Con esto se ratificaba el carácter insubordinable de Bassols y lo inflexible de su pensamiento, cuando consideraba que algún asunto de las decisiones políticas, no correspondía al proyecto revolucionario en que confiaba.

Los años de Lázaro Cárdenas

El Presidente Lázaro Cárdenas nombra a Bassols Secretario de Hacienda en 1934, desde donde realiza, en el curso de siete meses, la reforma monetaria de 1934; modifica la legislación fiscal; crea las leyes y reglamentos del Banco de México; de Seguros de México, Crédito Popular, y otras instituciones financieras, en apoyo a las clases populares.

La reforma monetaria fue, de entre todas las acciones realizadas, la que mayormente contribuyó a mejorar las finanzas del país, afectadas por la crisis mundial de principios de la década de 1930. Lo que hizo Bassols, fue realizar una modificación fundamental en el sistema monetario: cambiar la moneda de plata que se encontraba en circulación entonces y que ya no era posible sostener, por billetes del Banco de México, que se convirtieron en la única moneda con poder liberatorio ilimitado, rompiendo así, la tradición de signos monetarios metálicos que se mantenía desde la época colonial.

Otro de los aspectos relevantes del pensamiento de Bassols, es el referido a la inversión extranjera en el país. Nunca confió plenamente en el apoyo financiero extranjero, ni en forma de créditos ni en inversiones:

Por mí, nunca me inclinaría a buscar el desarrollo económico de México en el camino de multiplicar veinte o treinta veces el monto actual de las inversiones extranjeras. Independientemente de que soy, respecto al progreso económico y político futuro del pueblo mexicano, mucho más optimista de lo que supone fincar tristemente su redención en la ayuda que puedan darle las migajas de los negocios, empresas y servicios con que hoy se le explota; me basta desechar de inmediato la fórmula de la inversión extranjera masiva como instrumento de progreso y bienestar de México [GEM, s/f: 7].

Él se inclinaba porque se le dieran al pueblo las herramientas para el desarrollo, pues, señalaba “... es una verdad archisobada que quien domina en lo económico, domina en lo político. Bueno es repetir que es preferible caminar despacio siendo libres que caminar de prisa siendo esclavos...” [GEM, s/f: 24].

Sin embargo, a raíz de la crisis política de 1935, que se suscita entre el general Calles y el Presidente Cárdenas, renuncia al cargo de Secretario “... por lealtad al General Calles” a mediados de 1935, y posteriormente, durante ese mismo año, es designado ministro en Londres y representante de México ante la Sociedad de las Naciones. Posteriormente, después de su primera participación como diplomático, participa lado de Vicente Lombardo, como representante de la CTM ante las centrales obreras de España; Se traslada a España para tratar de ayudar a los republicanos españoles en su lucha contra Francisco Franco. Cuando España pierde la guerra y triunfa el franquismo, se traslada a Francia nombrado ministro de México en ese país, desde donde gestiona ante el gobierno mexicano el asilo político de más de diez mil españoles republicanos que habían sido hechos prisioneros durante la Guerra Civil de ese país.

La lucha ideológica de Bassols contra los “enemigos de la revolución”

Bassols, nunca dudó en aceptar cargos de responsabilidad pública, al considerar que como hombre de izquierda, había adquirido el gran compromiso de participar en el gobierno revolucionario, siempre, teniendo la claridad de a quién servía y cómo lo hacía. En 1940, rechazó trabajar en el gobierno del general Ávila Camacho al considerar que éste se desviaba del proyecto social de la Revolución Mexicana.

Como intelectual también se destacó en la lucha ideológica en contra del gobierno que, a su juicio, se apartaba de los postulados revolucionarios. Así, fue fundador de la Liga de Acción Política y del semanario Combate, desde donde realizó su critica al gobierno que había roto con el proyecto revolucionario a partir de 1940.

Durante todos los años de su vida pública, y con base en su amplia trayectoria, su lucidez y su intachable conducta moral ante los comportamientos políticos, ninguno de sus biógrafos puede evitar el destacar una actitud honesta, vertical e incorruptible, pero lo más valioso de este intelectual mexicano lo constituye, en realidad, su pensamiento profundamente crítico y su acción para el cambio de las condiciones históricas, políticas y del grado de desarrollo del pueblo a partir de su pensamiento liberal, nacionalista y socialista.

Bassols transita como ya se ha señalado, del liberalismo social y un gran respeto a los valores nacionalistas, democráticos e indigenistas, hasta su formación como un hombre de izquierda socialista, defensor de la intervención del Estado en la economía, de una reforma agraria inmediata y total, y, de una educación que “rescate nuestros valores culturales” y “forme una mentalidad revolucionaria”.

En materia de filosofía política, Bassols rechazaba la doctrina del “dejar hacer” de los liberales europeos del siglo XIX porque, opinaba, estaban en desacuerdo con las necesidades del siglo XX; paralelamente, se declaraba en contra de la libre interacción de la oferta y la demanda, señalando a ésta como la causa de la miseria de muchos. Por otro lado, se manifestó en contra del pensamiento de Juárez, Prieto y Melchor Ocampo, considerando que era necesario un gobierno fuerte que tomara parte activa en los asuntos de la sociedad.

Además, decía, que las fuentes de la solución a los problemas de México se debían encontrar en el impulso revolucionario del país y no en los esquemas ideológicos surgidos en el liberalismo de Europa. En todo caso, la solución a la problemática social y económica de México se vislumbraba en el camino del socialismo. En ese sentido, puso gran acento en la necesidad de convertir al Estado, de un organismo político a uno económico, al mismo tiempo que detectaba los más grandes obstáculos al desarrollo. Con base, por ejemplo, en su pensamiento anticlerical, observó a la Iglesia como el más grande enemigo de la Revolución.

A su regreso a México en 1937, funda la Editorial Revolucionaria, y después junto a Lombardo Toledano en la Universidad Obrera de México, dirige la revista Futuro, órgano de dicha institución. Posteriormente, en 1940, el presidente Ávila Camacho, lo invita a ocupar el cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia, cargo que no aceptó, argumentando que no coincidía con las ideas religiosas y algunas posturas personales del presidente. En lugar de ello, fundó la Liga de Acción Política y el órgano de difusión de la misma Combate, que se publicó hasta 1941. Bassols se mantiene como miembro activo de La Liga de Acción Política y, en 1943, la liga lo elige candidato a diputado federal independiente junto con Víctor Manuel Villaseñor y José E. Iturriaga.

En noviembre de 1944 es nombrado embajador en la URSS, en donde permaneció hasta mayo de 1946. Para 1947 se concentra en la organización del Partido Popular del que fue vicepresidente hasta 1949, al igual que Diego Rivera, un año después se separa del partido. El Presidente Ruiz Cortines lo invita a participar como consejero honorífico, cargo al que renuncia en 1954, al ocurrir la devaluación monetaria de 1954.

Como ha señalado Armando Labra:

Es indudable que Bassols, siempre brillante, evolucionó constantemente a resultas del estudio sistemático de los problemas sociales y, a ciencia cierta, a partir de su desapego de la tarea de gobierno, operó en él un proceso de radicalización teórica y práctica dentro de la cual maduró sin interrupción. Al igual que los demás miembros del bloque radical revolucionario de aquellos tiempos, discurre, a partir de la crisis de 1929, de la búsqueda de opciones al seno de un capitalismo independiente para México, a la construcción cotidiana de su proyecto socialista [Labra, 1985: 17].

Bassols dedica sus últimos tres años de vida a escribir acerca del movimiento obrero y el conflicto ferrocarrilero, mientras se encontraba marginado de la administración pública. No cabe ninguna duda de lo que sus biógrafos han señalado: Narciso Bassols “una de las mentes más lúcidas de México” “este intelectual olvidado” “... se alzó siempre con rectitud y su lógica implacable, ahí donde hacia falta enderezar, limpiar, sanear la corrupción, inyectar vigor a los grupos pusilánimes -que se dejaban llevar por la inercia- para que lucharan por sus derechos” [GEM, s/f: 27].

Muere en un trágico accidente el 24 de julio de 1959.

 

Bibliografía

Directa

  • Bassols, N. (1964). Obras. Fondo de Cultura Económica. México.

  • ________. (1986). Debates y propuestas. Gobierno del Estado de México. Introducción y selección de Ángel Albíter Barrueta. Toluca.

Indirecta

  • Aguilar M. A. (1964). “Preámbulo” a Narciso Bassols. Obras. Fondo de Cultura Económica. México.

  • Britton, J. (1972) Educación y radicalismo en México. Tomos I y II. Sepsetentas. México.

  • Gobierno del Estado de México (GEM). (s/f). Narciso Bassols y Lerdo de Tejada. Serie Pensamiento político y administrativo de gobernadores destacados y personajes ilustres del Estado de México. Toluca.

  • Labra, A. (1985). Narciso Bassols. Ed. Terra Nova, Colección Grandes Maestros Mexicanos. México.

  • Silva Herzog, J. (1964). “Introducción” a Narciso Bassols, Obras. Fondo de Cultura Económica. México.

  • Tünnermann Bernheim, C. (1997). La Reforma universitaria de Córdoba. ANUIES. México.

 

Emmanuel Moreno Rivera
Universidad Autónoma del Estado de México
Actualizado, octubre 2006

 

© 2003 Coordinador General para México, Alberto Saladino García. El pensamiento latinoamericano del siglo XX ante la condición humana. Versión digital, iniciada en junio de 2004, a cargo de José Luis Gómez-Martínez.
Nota: Esta versión digital se provee únicamente con fines educativos. Cualquier reproducción destinada a otros fines, deberá obtener los permisos que en cada caso correspondan.

 

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