Declaración de Morelia:
Filosofía e Independencia

 

Declaración de Morelia: Filosofía e Independencia*

I. La filosofía como dependencia o solidaridad

De extraordinaria importancia en nuestros días, en el campo de la cultura, lo es la preocupación por la búsqueda de sentido de la realidad e historia de los países que en los inicios del siglo XVI recibieron el impacto de la conquista y colonización del llamado Mundo Occidental. Búsqueda de sentido que implica la elaboración de una filosofía de la historia en la que se haga expreso el mismo como contrapartida, o como la otra cara de la filosofía de la historia que ha dado sentido a la historia de la dominación occidental sobre la totalidad del resto del mundo. A una filosofía que hace suponer el destino manifiesto de un conjunto de pueblos para imponer su dominación al resto del mundo, deberá ofrecerse una filosofía que niegue tal destino y haga, por el contrario expreso el derecho de todo pueblo a la libertad como autodeterminación. A una filosofía que justifique, como lo ha venido haciendo, la dependencia de unos pueblos en exclusivo beneficio de otros. deberá oponerse una filosofía que rechazando la relación vertical de dependencia haga expresa una relación horizontal de solidaridad. Esto es la solidaridad de hombres entre hombres, de pueblos entre pueblos, de pares entre pares.

Filosofía de liberación, o independencia que lejos de negar el sentido liberador que para el mundo occidental tuvo la filosofía lo amplía y universaliza. Lo amplía y universaliza al resto de los pueblos, mantenidos en la periferia de un modo de valores que eran presentados como exclusivos de una determinada expresión de la humanidad, en detrimento del resto. Los grandes valores de la Cultura occidental, y la filosofía que les dio sentido, valores cuyo reconocimiento fue limitado a un grupo de hombres, con aviesa discriminación de otros, son ampliados al resto de la humanidad que viene reclamándolos como propios. con lo cual alcanzan la más auténtica universalidad. Pues nada piden los pueblos sometidos a la dominación del llamado Mundo Occidental, que no hayan reclamado para sí los pueblos que forman este mundo. Es en este sentido que los pueblos que han sufrido y sufren dominaciones, formas de dependencia, se vienen planteando una problemática encaminada a poner de manifiesto el conjunto de los resortes de la discriminación impuesta, así como el instrumental ideológico que ha de ser creado para romper con tales resortes y alcanzar la plena liberación de sus hombres. Liberación que, en forma alguna, implica una inversión del espíritu de dominación, sino pura y simplemente su eliminación en la relación hombre-hombre, pueblo-pueblo.
  

Desde este punto de vista, la filosofía que pueda surgir de esta preocupación será un aporte más el propio de la expresión concreta de humanidad que forman nuestros pueblos, a la Humanidad como totalidad. No ya una negación parcial de humanidad, como se ha venido haciendo, sino la afirmación plena del Hombre, del hombre concreto, de carne y hueso, del hombre que se hace expreso en todas las latitudes de nuestro planeta, con su individualidad, espiritual y somática, sin que la una o la otra implique, como ha venido sucediendo, la confirmación de una determinada superioridad, o inferioridad pues es sobre estas diferencias que se han venido alzando las supuestas justificaciones de dominación de unos hombres sobre otros, de unos pueblos sobre otros. Todos los hombres son iguales y precisamente lo son, por ser distintos, esto es, por ser individuos concretos. Pero no tan distintos que no sean a su vez, por eso mismo hombres. Hombres entre hombres. Y por lo mismo hombres que se necesitan entre si. Necesidades que, sin embargo, han de encontrar satisfacción en otro plano que no puede ser ya el de dominación, sino el de solidaridad. Es en tal sentido que se propone el Coloquio, Filosofía e Independencia. Como el planteamiento para una filosofía que negando todo espíritu de dependencia afirme y dé sentido a la solidaridad de que hablamos.

2. La dependencia como realidad

La historia de Africa, Asia y América Latina está unida por su pasado y su presente. No decimos que se proceda de un mismo tronco cultural, sino que la expansión moderna europea los incluyó en un mismo sistema, colonial y neocolonial.

Hasta el siglo XVI, las culturas del Africa, Asia y América Latina tuvieron autonomía propia y un esplendor que en algunos aspectos igualaba y aun superaba la estructuración cultural del Egipto, La Mesopotamia y el Mundo Mediterráneo. Pero no bien Europa se lanzó a la conquista y colonización del mundo, desapareció la autonomía del Africa, Asia y América Latina. Esta inmensa realidad humana quedó incluida dentro de un sistema primero imperial-mercantil y luego industrial capitalista. Inglaterra dejará su lugar a los Estados Unidos y Rusia en la constitución de un centro de poder mundial. La realidad dependiente de la periferia, en el nivel económico y político y la permanente invasión de la cultura metropolitana, ha ido sumiendo a estos pueblos en una situación de alienación la que de continuar, llevará a estos países a un estado amorfo en el que no podrán ya existir creaciones culturales propias ni posibilidades de plenitud humana. El avance de los medios de comunicación se ha tornado, el medio privilegiado ideológico para facilitar la penetración del imperialismo tanto en el nivel económico, político como cultural.

La realidad de la dependencia -ahora neocolonial- después de las independencias nacionales de las colonias europeas, es un momento constitutivo que nos une a todos en la periferia, más allá de las diferencias propias de nuestras culturas continentales.

3. La toma de conciencia

Del hecho mismo de la realidad de la dominación, surge la posibilidad de la liberación. En la infinita variedad de la historia, en aparente sin sentido, se descubre una relación humana permanente hay hombres que han dominado a otros, que los han negado, que lo han reducido a la condición de mero instrumento, pero los dominados, los negados, se han revelado, han afirmado su ser y han comenzado a romper las cadenas. Frente a la arbitrariedad y la prepotencia del amo, la libertad y la racionalidad del esclavo, frente a la opresión, la liberación. Esta relación, genialmente entrevista por Hegel, esa que imprime todo su carácter y sentido a la historia humana.

Los países metropolitanos que han dado nacimiento a la llamada cultura occidental, son sin embargo, incapaces de llevar a la práctica los ideales de libertad que han proclamado sus mejores hombres. Son por el contrario los oprimidos, surgidos en los países coloniales, neocoloniales los que han comprendido a partir de su propia experiencia la verdadera universalidad de la liberación. En efecto, es sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial que comienza a desarrollarse un pensamiento, que aprovechando los conceptos creados por Occidente, se eleva a una visión original y verdaderamente universal del hombre y de la historia. La historia es entendida ahora como un proceso de liberación no sólo en favor de los oprimidos, sino también en favor de los opresores, que dejarán de ser tales, gracias al coraje físico y al poder creador de los pueblos dominados, embarcados en un proceso revolucionario que no podrá ya detenerse hasta alcanzar aquella universalidad en la que el hombre pueda constituirse en hermano del hombre.

4. La dependencia y las ciencias humanas

Son las ciencias humanas, en especial la sociología y la economía, las que han señalado con particular fuerza entre nosotros los latinoamericanos, la realidad de la dependencia. En efecto, la llamada "teoría de la dependencia", a pesar de sus limitaciones, ha impulsado a las ciencias humanas a convertirse en un saber crítico. La. descripción de la realidad mundial que tiene en cuenta la relación entre las metrópolis dominantes y los países dominados, ha obligado a las ciencias humanas a descender del nivel abstracto y avanzar hacia lo concreto, descubriendo ahora como situados ciertos aspectos que anteriormente permanecían encubiertos. Por ejemplo, al analizar las clases sociales se lo hacía obviamente dentro del marco nacional, sin advertir que pudieran haber diferencias cualitativas entre las clases de los países dominadores y las de los dominados, como consecuencia de la división internacional del trabajo. La dependencia estudiada por las ciencias humanas se descubre igualmente en el nivel nacional, ya sea en el de regiones internas que someten a otras. Por cierto que cada continente, cada nación, cada región y cada clase social, guarda siempre su especificidad que nos permite descubrirla en su concreta realidad histórica.

5. La filosofía, las ciencias y la dependencia

La filosofía como reflexión metódica, analítica y dialéctica de la realidad, tiene igualmente en cuenta el acceso que la ciencia le otorga sobre la realidad. No es extraño que el descubrimiento de la realidad de los países dominados por los imperialismos, haya permitido descubrir los supuestos del discurso filosófico dominador, inicialmente europeo.

Frente a ese discurso, que tiene su origen en el ego europeo y que se constituyó desde un principio en voluntad de poder, la filosofía surgida del seno de los países sometidos al imperio económico y cultural, contrapone un discurso liberador, cuya estructura epistemológica supone desde ya la superación de la civilización occidental y anuncia el comienzo de una nueva civilización.

Esta filosofía debe a la hermenéutica de las ciencias sociales particularmente en Latinoamérica, el haberse podido abrir a una nueva interpretación de la realidad humana.

6. La filosofía de la liberación como experiencia latinoamericana

La realidad de la dependencia ha sido asumida en el continente latinoamericano por un vasto grupo de intelectuales que han intentado o intentan dar una respuesta filosófica, precisamente, como "filosofía de la liberación".

La vocación concreta de esta filosofía, tal como se la entiende en Latinoamérica y en la medida en que da respuestas directas a los problemas de la dependencia y la colonización, ha hecho de ella una forma de saber que se mueve fuera del sistema dictado por los países dominadores y que se muestra a la vez en actitud de reconocimiento pleno de la historicidad propia de los pueblos latinoamericanos.

En este sentido Latinoamérica ha madurado una experiencia cada vez más rica a medida que va descubriendo y denunciando las formas impropias de su pensamiento y va reorientando a éste hacia su realidad asumida históricamente.

Por otro lado, la liberación que propone esta filosofía con su discurso, pretende ser un modo concreto de sumarse a la praxis liberadora social y nacional, con el objeto de participar desde el plano del pensamiento la tarea de la transformación del mundo con un sentido verdaderamente universal.

El punto de partida que da fuerza y contenido a este impulso es el de la conciencia oprimida en un mundo periférico que puede por eso mismo, como alteridad arrojada fuera de la historia universal, proponer categorías integradoras realmente ecuménicas.

7. Posibilidad de la constitución de una filosofía universal de la liberación

La experiencia latinoamericana que se ha señalado, no es la única dentro del conjunto de naciones que sufren la dependencia de las diversas formas del imperialismo económico y cultural. En Africa y en Asia, importantes movimientos de pensamiento también se plantean en cada continente a su modo, los problemas de su propia cultura y de su independencia.

Constituyen pues formas de filosofía de la liberación que mucho pueden enseñar a los latinoamericanos y cuyo conocimiento facilitará la constitución de una filosofía universal de la liberación.

Es por esto que el diálogo entre africanos, asiáticos y latinoamericanos, que se llevará a cabo por primera vez sobre esta temática, es de la mayor importancia y abrirá las puertas para la necesaria integración orgánica del esfuerzo filosófico de los países dependientes.

Creemos que la posibilidad de la constitución de un frente filosófico de esta naturaleza, será un acontecimiento nuevo en la historia de la filosofía.

8. Temario de una filosofía mundial de la liberación

La denuncia de la dependencia habrá de hacerse en los términos anteriormente propuestos. Sin embargo, habrá que cuidar de matizar las diferencias para que sus efectos prácticos sean realmente profundos. Las formas de dependencia de los países de Asia, Africa y América Latina son de diferentes tipos: una, es propiamente la dependencia colonial en su sentido tradicional, como ocupación territorial, tal es el caso de Hong Kong o de las posesiones portuguesas en Africa o de Puerto Rico; otro, es el caso de la hegemonía económica que abarca no sólo a las naciones de los tres continentes citados, sino a algunas de Europa, y aún dentro de esta situación pueden diferenciarse grados que van desde la más sutil penetración económica hasta la manipulación más tosca a través de gobiernos títeres.

Deben distinguirse también las diferentes formas de dependencia cultural, tales como la aceptación por parte de las élites intelectuales de los países dependientes de los modelos de desarrollo social propuestos e impuestos por las metrópolis, o lo que es lo mismo las formas de enajenación generadas por la relación de dependencia.

Dentro de este mismo orden de ideas se hace necesario analizar el problema de las relaciones culturales. La filosofía de lo americano ha mostrado todo lo que de inauténtico tiene la asunción de formas culturales sin una adaptación adecuada a las características peculiares de los países que las asumen y ha mostrado también que tal superación requiere de una toma de conciencia de las respectivas realidades históricas.

También es misión de esta filosofía liberadora hacer un análisis de las formas del cambio histórico y una crítica de las ideologías que enmascaran las verdaderas fases de ese cambio. Ello llevará a pronunciarse acerca de las ya muy clásicas formas de cambio: revolución, reformismo, represión, estancamiento, progreso, etc. Llevará también a pronunciarse especialmente acerca de sus condiciones históricas de posibilidad, así como acerca del carácter nacional e internacional de estos fenómenos.

En el horizonte internacional tal filosofía de liberación se abocará al análisis de la concepción de los tres mundos, poniendo cuidado en delimitar lo que debe ser entendido por "Tercer Mundo", si es que se llega a concluir que hay una realidad que merezca tal nombre.

Por último, debe hacer una crítica de las ideologías que se oponen a la emancipación económica, política y cultural, señaladamente la de un nuevo fascismo que ha hecho su aparición en diversas partes del mundo. La indiferencia ante el mismo implicaría reiterar un viejo error.

Morelia 1975

[Documento elaborado por Enrique D. Dussel, Francisco Miró Quesada, Arturo Andrés Roig, Abelardo Villegas, Leopoldo Zea, con motivo del Primer Coloquio Nacional de Filosofía, celebrado en la ciudad de Morelia, Michoacán (México), del 4 al 9 de agosto de 1975. Edición digital de Marisa Muñoz]

 
© José Luis Gómez-Martínez
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