Repertorio de Ensayistas y Filósofos

María Zambrano

 

María Zambrano
Una cronología

 

El presente texto busca aclarar distintos aspectos de la vida y de la obra de María Zambrano. En este primer apartado, se abordan los de carácter biográfico lo más detalladamente posible para dar a conocer elementos que serán de vital importancia en su formación y que indudablemente redundarán en su obra, tales como quiénes fueron sus maestros, sus lecturas, el ambiente intelectual, social y político en el cual se desarrolló. El segundo apartado, se entrelaza con éste al efectuarse un paralelismo entre la vida y lo que escribe; esto se considera de interés para adentrarse en las fechas de publicación de ensayos de una diversidad de temas, que a lo largo de los años conformarán sus libros como son los casos de El hombre y lo divino o El sueño creador, lo cual da claves profundas de lectura para una obra que parece que se desarrolla a manera de espiral o de círculos concéntricos.

1904. Nace el 22 de abril en Vélez, Málaga, sus padres son Blas José Zambrano García de Carabante pensador y pedagogo liberal tanto social como político; y Araceli Alarcón Delgado también pedagoga. Sobre su padre dice:

Entró en la escuela graduada en Vélez, Málaga, donde se casó con doña Araceli Alarcón, maestra a su vez, de arraigada estirpe andaluza. Nació allí su primera hija (María) y años después, en Segovia, la segunda y última (Araceli) [...] Ya en Segovia (1909, la llegada; había nacido en 1874 y murió en Barcelona en octubre 1938) pasó largos años sin más actividad que la de sus clases en la Normal (Zambrano, "Blas J. Zambrano", 1987: 11-12).

Se confunde la fecha de nacimiento de María con el 25, ya que su padre tardó tres días en registrarla en el juzgado porque parecía morir. Su padre: “[...] siempre consideró muy grave el hecho de que, como forma de eximirle el pago de una multa, se ocultara la fecha verdadera en dicho documento” (Castillo, 1987: 74). Tanto su padre como su madre son maestros de la Escuela Graduada de Vélez de la cual luego Blas J. Zambrano será regente, éste anteriormente había creado y dirigido un periódico de inclinaciones anarquistas que llevaba por nombre X. La casa se encuentra en la calle Mendrugo y tiene un pequeño patio en el que había un pozo y un limonero, mismos que recordará María a lo largo de los años. Cerca de la casa se encontraba la plaza del Carmen, donde existía una iglesia, antes convento carmelita fundado por san Juan de la Cruz y hacia el otro lado un bar cantante de Chicano donde figuraba el cantaor Juan Breva cuyas malagueñas serán sus nanas (Ortega Muñoz, 1992: 18).

1907-1908. Durante una breve temporada en el cortijo de su abuelo materno, en la provincia de Jaén, enferma de gravedad; convalece en Madrid donde se encuentran ya sus padres en una casa ajardinada en la Ciudad Lineal en la calle de Redondilla número 8. Su padre es profesor de Gramática Española, y María después de un tiempo empieza a asistir a cursos en una escuela por la Plaza Oriente.

1909. Se trasladan a Segovia cuando su padre obtiene la cátedra de Gramática Castellana de los Estudios de Magisterio del Instituto General y Técnico de Segovia, posteriormente será, además, maestro regente de la Escuela Práctica Graduada de Maestros.

En Segovia, ciudad castellana robusta y recoleta, María se encuentra con una de las grandes pasiones de su vida, la figura y obra de San Juan de la Cruz. La lleva al mausoleo del santo su criada Gregoria y de mano de su padre descubre la poesía mística del poeta enamorado. (Ortega Muñoz, 1992: 28)

María, desde esta edad, se sabe por vía paterna capaz de quemar las naves para partir en busca de todo, sin embargo siente el desasosiego del “desarraigo”, sensación proveniente de un extremo “arraigo” del andaluz a la tierra y que nunca la abandonará al igual que su cariño por los cantaores: los poetas andaluces.

1911. En este año recibe “la alegría más grande de su vida”, según lo afirma en varias ocasiones, al nacer su hermana Araceli. Suponemos que data de esta época la referencia que da a conocer en el Dossier: A modo de autobiografía, donde relata que lo primero que quiso ser fue una caja de música, después un caballero templario, luego un centinela y hasta un soldado:

[...] porque en Segovia, donde yo cumplí los seis años, [...] estaban, como monumento nacional, los templarios. Yo le pregunté a mi padre quiénes eran los templarios; mi padre me contestó algo, no porque él no supiera sino porque tenía el sentido de la medida, y entonces me contestó algo que yo podía entender; recuerdo que me dijo que eran unos caballeros, y yo era mujer, y entonces pregunté, no sé si a mi padre o a mi madre, si había que ser siempre lo que ya se era, si siendo yo una niña no podría ser nunca un caballero, por ser mujer. [...] Muchos años después, cuando ya no me apaciguaba esta tremenda inquietud, me enteré de que en efecto algunas muchachas, o alguna gente de la alta alcurnia, habían confiado la educación de sus hijas a los templarios [...] quise ser un centinela, porque cerca de mi casa de Madrid, se oía llamarse y responderse a los centinelas “Centinela alerta”, “Alerta está”. Y así yo no quería dormir porque quería ser un centinela de la noche, y creo sea el origen de mi insomnio perpetuo de centinela. Pero claro está que de hecho no lo podía ser, y entonces volvía a preguntar a mi padre, creo, si las mujeres podían ser soldados solamente para ser centinela. Y mi padre que no, me dijo que no podía ser. (Zambrano. “A modo de autobiografía”. 1987: 70)

1914. Estudia el bachillerato en el Instituto Nacional de Segovia, entre hombres y una sola compañera. Durante esta época, al lado de su primo Miguel Pizarro, se acerca a la literatura a través de la biblioteca paterna, sus ojos recorren los autores de la generación del 98. Esta cercanía llevó al inevitable enamoramiento (Moreno Sanz, 1994: 608). Cuando estalla la Primera Guerra Mundial escribe bajo el fluir de la historia, el resultado es un artículo sobre Europa que aparece en la revista de los Antiguos Alumnos del Instituto de San Isidro y la oposición del padre: “Aquí no hay niños prodigios” (Castillo, 1987: 74).

1916. El padre entra a formar parte de la Agrupación Socialista Obrera de la que más tarde será presidente.

1917. Su padre crea la revista Castilla y el periódico Segovia.

1919. Comienza la amistad entre su padre y Antonio Machado, de la cual Zambrano señala: “La amistad con Machado fue cosa de un instante. Dijo al entrar en la casa: “No tenemos necesidad de hablar para entendernos. Callaremos y sonreiremos mucho juntos, a solas o entre los demás” (María Zambrano. “Blas J. Zambrano”: 12). Junto con Machado y Mariano Quintanilla colabora en la fundación de la Universidad Popular atrayendo figuras como las de León Felipe y Unamuno, éste será una de las grandes influencias dentro de su pensamiento ya que ve en él: “[…] el primer destello de luz en una España en tinieblas. “Unamuno había sido uno de aquellos templarios que en las altas horas cerradas de la noche había velado en el centro del laberinto español las armas, el latir oscuro de la promesa del día que se incubaba” (Ortega Muñoz, 1992: 32).

El paisaje segoviano, como se constata en su ensayo “Un lugar de la palabra: Segovia”, será una impronta en su obra. Sea de este momento o de antes, María asume su vocación, encuentra el pensamiento:

Mi padre me habló de la Academia Platónica, donde está inscrito “Nadie entre aquí sin saber geometría”, y yo la geometría no la dominaba y, de tanto en tanto, con mucha impaciencia, le preguntaba a mi padre: “¿Pero cuándo me vas a enseñar geometría?” “¿Y para qué” “Porque yo tengo que pensar.” Entonces, no tengo más remedio que aceptar que mi verdadera condición, es decir, vocación, ha sido la de ser, no la de ser algo, sino la de pensar, la de ver, la de mirar, la de tener la paciencia sin límites que aún me dura para vivir pensando, sabiendo que no puedo hacer otra cosa y que pensar tampoco lo he hecho. (Zambrano, “A modo de autobiografía”, 1987: 70)

1921. Realiza estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid por curso libre debido a su poca salud. Conoce en Segovia a León Felipe y a Federico García Lorca por su primo Miguel Pizarro, asimismo sabe de Rosa Chacel, quien da una conferencia en el Ateneo de Madrid, cuyo tema versa sobre Nietzsche.

1923. En el verano, en las playas de Estoril, Portugal, el padre rechaza la relación de María con Miguel, que resulta en el “exilio” de él y la impotencia de ella.

1924. La familia Zambrano regresa a Madrid, viven primero en la plaza de los Carros (hasta 1929), luego en la plaza del Conde de Barajas (hasta 1936). Termina sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central y empieza a trabajar como profesora en el Instituto Escuela. Asiste a los cursos de José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, y Manuel García Morente. La asistencia a clases implica un diálogo con los otros, y no como antes, el espejearse de su propio pensamiento.

1927. Completa la licenciatura, pero desiste de seguir estudiando el doctorado; tras la lectura de Espinoza con Ética, y de Plotino la Tercera Eneada, asienta su vocación. En los cursos se dará una relación muy cercana con Ortega y Gasset; incluso llega a ser mediadora entre él y los escritores de generaciones más jóvenes como es el caso de Sánchez Barbudo o Maravall. Otros maestros con quienes estrechará los lazos serán: Zubiri que la apoyará en estos inicios y cuya relación a lo largo de los años se volverá difícil, Manuel García Morente (profesor de ética) y Julián Besteiro (su maestro de lógica). En este año ingresa a la Federación Universitaria Española, que la llevará a mediar dentro del ámbito político con personalidades tales como Miguel Hernández, Camilo José Cela, Arturo Serrano Plaja, entre otros. Zambrano forma parte del círculo de la Revista de Occidente y reconoce en Ortega a un maestro:

[...] en el primero más poético, más bello de sus libros, Meditaciones del Quijote, él habla de las circunstancias como suplicantes que piden ser salvadas y habla de que también el Manzanares, ese humilde río de Madrid, tiene su logos, tiene su razón. Ortega no se conformó con los grandes sistemas de filosofía que no llegaban a rescatar ni siquiera mirar el logos del Manzanares, [...] y las circunstancias del pensamiento de Ortega y Gasset han sido después interpretadas como el conocimiento de, estratégico, para adaptarse a ellas. Es lo contrario, es un saber de salvación, es un saber de transformación y, aunque solamente fuera por eso, le seré fiel. (Zambrano, “A modo de autobiografía”: 73)

1928. Como grupo, la Federación Universitaria Española se propone actuar en los círculos intelectuales y políticos, por ello participa en la sección “Aire libre” del periódico El Liberal de manera anónima; en “Vida joven” del periódico La Libertad de Madrid; y Manantial de Segovia. Este grupo era unido por la: “creencia de que la suerte de la cultura y del pueblo era una y la misma” (Castillo, 1987: 74). Después del encuentro suscitado entre esta Federación y los intelectuales de la generación “mayor” (Marañón, Albornoz, Jiménez Asúa, Pérez Ayala, Azaña, Valle-Inclán, Indalecio Prieto entre otros) se constituye la Liga de Educación Social, figurando como presidente Pérez Ayala, como vicepresidente Luis Jiménez de Asúa y María, vocal junto con Aurora Riaño, un comunista, dos socialistas y el presidente y vicepresidente de las Juventudes Socialistas. Se realizan varios actos en Las Cigarreras de Madrid, en el Ateneo de Valladolid; serán finalmente dispersados en junio de 1929. Es durante 1928 que conoce al doctor Carlos Diéz Fernández, quien se casará con Araceli y quien le dirá que de no reposar en sanatorio le quedará poca vida, pues padece tuberculosis:

[...] el veredicto era claro; más de un año de quietud, de “reposo”, por lo demás nada o casi nada. “Tú tienes que elegir entre tres años de reposo o tres meses de vida”, le había dicho ex-abrupto la voz ya fraternal de un muchacho de su “generación”, Carlos, que así entró a ser también su médico, el guardián inexorable, que se había encontrado en la frontera. Entraba ahora con su sonrisa llena de vida, animándola burlonamente. “Ahora ya no te nos vas, te han cogido en la esquina, no vuelvas a escaparte más del “colegio”, mira qué hermosa mañana, tienes toda la vida”, “Sí, toda la vida”. “Y ahora sonríete, que viene tu hermana”. [...] Ahora tendría que deslizarse en el silencio de días iguales a sí mismos. Tenía toda la vida, pero no podía empezar a vivirla; estaba aquí, pero “aquí” era un cuarto blanco y desnudo, sin un libro, espaciadas las visitas, quieta mirando hacia arriba o hacia la ventana ladeando un poco la cabeza.[1] (Zambrano, “Adsum”.1989: 26)

1929. Del otoño a la primavera de este año, María se aísla en reposo estricto, lo que no impide que discurra por los vericuetos de la Historia, planteándosela como una continua metamorfosis poética, hecho que verificará ante la Guerra Civil, donde la poesía es testimonio de vida. Este pensar la llevará a escribir los primeros escritos de Delirio y destino: “Adsum” y “La multiplicidad de los tiempos”, así como sus primeros ensayos que cuajarán en Hacia un saber sobre el alma. El verano lo pasa en una casa de la Ciudad Lineal. Al regresar a Madrid ve caer, junto con toda España, la dictadura de Primo Rivera y el comienzo del final de la monarquía.

1930. Aparece su libro Horizonte del liberalismo (Morata, Madrid) posteriormente conocido como Nuevo liberalismo. En Nueva España da a conocer cinco artículos. Zambrano dirige una carta a Ortega y Gasset donde se declara firmemente por la República Española. Jesús Moreno Sanz, comenta al respecto:

[...] una durísima carta suya de 11 de febrero a su maestro Ortega —en la que se pronuncia con firmeza a favor de la República— incide decisivamente en la toma de postura de éste frente a la monarquía, que hallará su expresión más clara en su artículo “El error Berenguer” (El Sol, 15 de noviembre) y su colofón, Delenda est monarquía. (Moreno Sanz, 1994: 609)

A su vez Laureano Robles, refiere:

La primera exigencia ineludible en la dignificación y y nacionalización española pasa por el advenimiento del régimen republicano; y nadie hay tan ingenuo y poco exigente que lo espere todo de él; pero la monarquía consumió y sacrificó a su sostenimiento todo lo que podía haber sido savia, vida de la nación, y además, la primera de las instituciones desnacionalizadas, aquí y en todas partes, pues la realeza se añade a la nación, no emerge de ella, y donde ésta es soberana queda cesante sin función, ni misión.(Robles Carcedo. “A propósito de 3 cartas de María Zambrano a Ortega”, 1991: 235)

1931. Se integra como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central de Madrid, siendo el titular Zubiri; asimismo, en el Instituto Escuela y en la Residencia para Señoritas. Inicia su tesis doctoral La salvación del individuo en Espinoza; que se publicará en 1936, sin presentarse como tal. Es la época de vinculación con numerosos escritores e intelectuales de su generación. Con motivo de las elecciones municipales, participa en actividades de carácter político por parte de los partidos republicanos yendo a diversos lugares de España: Manzanares, Córdoba, Palencia, entre otros. Ante la proclamación de la Segunda República Española, el 14 de abril se dirige a la Puerta del Sol acompañada de Ramón Santeiro, Juan Panero, Serrano Plaza, Sánchez Barbudo y Enrique Ramos:

[...] todas las cabezas se alzaron hacia arriba, hacia el Ministerio de Gobernación; se abrió el balcón, apareció un hombre, un hombre solo, alto, vestido de oscuro traje ciudadano; sobrio, dueño de sí, izó la bandera de la República que traía en sus brazos y se adelantó un instante para decir unas pocas palabras, una sola frase que apenas rozó el aire, y levantando los brazos con el mismo gesto sobrio, en una voz más sonora, como se cantan las verdades, gritó: “¡Viva la República!” “¡Viva España!” [...] Alta, alta, ondeaba la bandera republicana, ahora ya del todo desplegada. Y mirándola, fijó los ojos en el reloj de la torre. Eran las seis y veinte. Las seis y veinte de la tarde un martes 14 de abril de 1931. (Zambrano, Delirio y destino, 1989: 231)

Jiménez de Asúa le ofrece presentar su candidatura para Las Cortes Constituyentes bajo el Partido Socialista, ello marca una coyuntura en su vida pues ha de elegir entre su vocación filosófica y su quehacer político, porque quien se precie de ser intelectual debe recordar el quehacer que implica la política, finalmente declina la oferta.

1932. Se vuelve profesora de Metafísica en la Universidad Central al sustituir a Xavier Zubiri —quien realiza cursos en el extranjero y cuyo ayudante, había renunciado—. Es una de las figuras centrales y con más futuro intelectual del grupo Revista de Occidente; es también la época donde asiste a la tertulia del Pombo. En una carta a Ortega y Gasset del 28 de mayo de 1932 le refiere su amor a la filosofía: “Llevo casi un mes en casa, enferma. Leo Filosofía, única cosa que nunca me es extraña, con una inmensa alegría, porque ella me da una salida luminosa al mundo, porque la amo como a aquella que durante mucho tiempo nos ha esperado perdonándonos todas, las más aparentes que efectivas, traiciones.” (Robles Carcedo: 248)

1933. Publica en Los Cuatro Vientos (numero 2) el artículo “Nostalgia de la tierra”. Colabora en las siguientes revistas: Cruz y Raya bajo la dirección de José Bergamín, en cuyo número 5 aparece un artículo sobre la obra de Ortega y Gasset; en Revista de Occidente con el ensayo “Por qué se escribe”; también participa en Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid y Azor; pero será el primer artículo donde se detecte lo que será el nudo de su pensar: la pérdida de la “tierra”, la influencia orteguiana en la razón vital y la deshumanización de las artes, la sombra donde vive todo aquello que la conciencia ha dejado a un lado, y su rescate; quedando como telón de fondo las lecturas nietzscheanas. Trabaja para el Ministerio de Estado en las conocidas “Misiones pedagógicas” por las cuales entabla gran amistad con R. Dieste y entra en contacto con otros intelectuales de su generación como Rafael Alberti, Luis Cernuda, Francisco Giner de los Ríos, Maravall, Ramón Gaya, entre otros. Suele frecuentar el círculo poético de Luis Felipe Vivanco.

1934. En la revista Diablo Mundo es responsable de la sección enfocada a la mujer. Pasa el verano en Portugal, pero la Revolución de Asturias la recordará hondamente en Los intelectuales en el drama de España. En Revista de Occidente publica dos de los ensayos más representativos de lo que será su pensamiento “Porqué se escribe” y posteriormente “Hacia un saber del alma” (número 138, diciembre 1934), donde se verá la comprensión de lecturas que van desde Ortega y Gasset hasta filosofías como Espinoza, Leibniz, Bergson, Nietzsche y Scheller. “Zambrano hará su propuesta de llevar la razón a la oscuridad del sentir, para darle forma y figura. El segundo artículo produce en Ortega cierta perplejidad. Llamó a Zambrano a su despacho, y muy en serio, parece ser, le dijo: “No ha llegado usted aquí (se entiende, a él) y ya se quiere ir lejos.” Aquél fue el corte del cordón umbilical filosófico”[2] (Moreno Sanz: 611).

1935. Ofrece tres conferencias en Gijón, actos que señalan ya un pensamiento con voz propia. Es el momento de lectura intensa tanto literaria como filosófica: Proust, Dostoievsky, Husserl, Descartes, Kant, Kafka; los griegos: Platón, los pitagóricos, los órficos, Plotino, los gnósticos, Séneca y los estoicos; los místicos como san Juan de la Cruz, santa Teresa, san Agustín, Miguel de Molinos, Bergson, Heidegger, Jung (quien le ofreció incorporarse a su equipo de trabajo), Marcel... (J. F. Ortega Muñoz. Introducción al pensamiento de María Zambrano, 1994: 13-23.) El grupo de amigos se conforma: Rafael Dieste, Jorge Guillén, Pedro Salinas, José Bergamín, Ramón Gaya, Camilo José Cela, Luis Cernuda, Maruja Mallo, Miguel Hernández quien le dedica el poema “La morada amarilla”:

¡Apunta Dios! la espiga en el sembrado
florece Dios, la vid, la flor del vino.
(Tiró por recoger multiplicado
su fortuna de troj el campesino,
que, como pobre, en ambicioso pica.)

Muy pobremente rica,
muy tristemente bella,
la tierra castellana ¿se dedica?
a ser Castilla: ¿ella?

El desamparo cunde —¡qué copioso!—,
al amparo —¡qué inmenso!—, de la altura.

Inacabable mapa de reposo,
sacramental llanura:
de más la soledad y la hermosura.

Pan y pan, vino y vino,
Dios y Dios, tierra y cielo…
Enguizgando a las aves y al molino
pasa el aire de vuelo.

Sube la tierra al cielo paso a paso,
bajo el cielo a la tierra de repente
(un azul de llover cielo cencido/ bueno para marido):
cereal y vinícola en el raso,
Dios, al fin accidente,
hace en la viña y en las mieses nido.

¡Qué morada! es Castilla:
¡Qué morada! de Dios y ¡qué amarilla!
¡Qué solemne! morada/
de Dios la tierra arada, enamorada,
la uva morada y verde la semilla.

¡Qué cosechón! De páramo y llanura.
¡Qué lejos!, ¡ay!, de trigo.
¡Qué hidalga paz! ¡Qué mística verdura!
y ¡qué viento! rodrigo.

Páramo mondo: mondas majestades:
mondo cielo: luz monda: mondo olivo:
monda paz: y silencio mondo y vivo:
¡soledad!: ¡soledad de soledades!,
con una claridad a la redonda
viuda, sola y monda.

¡No hay luz! más aflictiva.
¡No hay altura! más honda.
¡No hay angustia! más viva.

La copa fugitiva
del chopo, verde copo
de cielo en cielo, cielo al cielo priva
en un celeste anhelo:
¡chopo!: copo de cielo,
que es menos que ser cielo y más que chopo,
chopo de cielo: ¡copo!

Por viento al horizonte va el molino:
por gracia, luz, molienda y movimiento:
y se queda parado en el camino,
pacífico un momento,
gracia, molienda, luz, pero no viento.

¡Soledad trina y una! castellana:
Dios: al viento, el molino y la besana.
La luz es un ungüento
que cura la mirda del espanto.

Se levanta el jilguero,
cereal ¡tanto y tanto!
de trigo y voz provisto.
(—No amedrentes al ave, meseguero,
que haces celeste el pan, un poco cristo.)

Se impacienta la espiga por la siega
con la impaciencia de la brisa encima,
membruda enamorada de las hoces.
…Esta Mancha manchega
¿por qué? se desarrima
al cielo en este tiempo, y le da voces.

¡Tan bien! que está el cordero
sobre la línea pura del otero
paciendo sobre el cielo cabizbajo
las cabizaltas flores.

¡Tan bien! que está, ya arriba, y aun abajo,
la soledad lanar de los pastores,
proveyendo distancias
de soledad, de amor, de vigilancias,
encima de la loma
que lo deja en el cielo que lo toma.
La espiga rabitiesa
nutrida de altitudes…

¡Isidro!, ¡Juan!, ¡Teresa!,
¡Alonso!, ¡Ruy!… ¿qué fueron las virtudes.

La viña alborotada
está la mies revuelta:
ruedo es la era ya de polvo y nada:
¡tanto que fue! La era, por la trilla,
todo de Dios, en Dios siempre resuelta.

—De casa te vendrá lo de Castilla,
¡oh campal ricahembra! castellana,
asunto, como Dios, de la semilla.

No esperes a mañana
para volver al pan, a Dios y al vino:
con ellos tu destino.
Y has de ser resumible ¡siempre!, amiga,
en un racimo, un cáliz y una espiga.

(Hernández, “Poemas varios 1933-1934”. Obra poética completa. 1984: 168)

La casa del Conde de Barajas se inunda de intelectuales los domingos en la tarde. Cuenta Zambrano en entrevista con José Miguel-Ullán, sobre la amistad que tuvo con Miguel Hernández:

Yo no iba tanto al Manzanares. Con quien fui sí, una vez más, quiero decir un periodo de tiempo, fue con el poeta Miguel Hernández, que se sentía muy desgraciado en Madrid, él lo ha dicho, desgraciadísimo. Le iba bien, pero era muy desgraciado, y además no debía irle tan bien. Y yo estaba muy triste por una pena de amor. Entonces él venía a buscarme a mi casa, yo vivía entonces en la plaza del Conde de Barajas No. 3 y nos íbamos de paseo por la calle Segovia abajo hasta el río, claro, en una piedra, no buscábamos un banco, sino una piedra y sobre esa piedra llorábamos y apenas nos hablábamos. (Ullán. “Conversación con María Zambrano”, 1987: 85-86.)

1936. Publica un ensayo sobre su tesis doctoral: “La salvación del individuo en Espinoza” (Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras, #3, febrero-marzo, 1936). El 31 de julio, firmaba junto con un grupo de intelectuales su adhesión al gobierno republicano, ante la revuelta militar encabezada por Franco, misma que fue publicada en la prensa de Madrid y Barcelona. El 14 de septiembre contrae matrimonio con el historiador Alfonso Rodríguez Aldave, nombrado secretario de la Embajada de la República Española en Chile. Zambrano cesa en su puesto de auxiliar en la Cátedra de Metafísica de la Universidad de Madrid. Parten por Cartagena, parando un día en Lisboa, luego en la isla Azores y, posteriormente, en La Habana donde conocerán a Lezama Lima:

La misma tarde que por primera vez puse el pie en La Habana, camino a Santiago de Chile y tras un largo y accidentado periplo entre la vida y la muerte, encontré a José Lezama Lima el año de 1936. [...] Fue en una cena de acogida, más bien nacida que organizada, ofrecida por un grupo de intelectuales solidarios de nuestra causa en la guerra civil española. Se sentó a mi lado, a la derecha, un joven de grande aplomo y, ¿por qué no decirlo?, de una contenida belleza [...]. Era José Lezama Lima. [...] Y a través de tantos años sigue, no digo vivo sino viviente, dentro de mí, como si yo hubiera sabido que aquel joven pertenecía a mi vida esencial, sobre la cual pueden caer historias, y a veces, la Historia misma. (Zambrano “Breve testimonio de un encuentro inacabable”, 1987: 42-43)

Impartirá en el Lyceum Club su primera conferencia sobre Ortega y Gasset; de ahí tocan varios puntos: Panamá, Ecuador, Perú y Chile del cual recordará especialmente el paisaje lunar de Antofagasta, y el inmenso campo de cactus-candelabro en su trayecto en tren desde Valparaíso a Santiago de Chile. (Julia Castillo: 76) Aparece su libro Los intelectuales en el drama de España (Editorial Panorama, Santiago de Chile) y una pequeña antología de Federico García Lorca. Al estallar la Guerra Civil regresan:

Meses después, cuando fue llamada a filas la quinta de mi compañero, decidimos regresar a España, en el momento en que era más evidente que nunca la derrota de la causa en la que creíamos. ¿Y por qué vuelven ustedes a España si saben muy bien que su causa está perdida? Pues por esto, por esto mismo. (Zambrano, Poesía y filosofía, 1987: 9)

Se recoge en una carta dirigida a Rosa Chacel las siguientes palabras:

¡Yo me quedo aquí! Alfonso hecho una maravilla de Comisario Político en el frente del Levante, donde quedó cuando cortaron; ha estado en Vinaroz, Alcalá de Chivert, Torreblanca, ahora creo, Burriana —¿sabes tú estos nombres?— y antes en Morelia, Alcañiz... luchando por la “sagrada independencia de la Patria”, como dice él. Como digo yo, como dice nuestro Presidente Negrín, como es. (Cartas a Rosa Chacel, 1992: 37-38)

Otro testimonio de esta decisión lo da en entrevista con Adolfo Castañón años después:

¿La guerra? —empezó a decir con voz distraída. La guerra civil no la perdimos una vez sola; la perdimos para siempre. Cuando me di cuenta de ese hecho decidí volver a mi país. Si no hubiese sido así, si no hubiésemos perdido la guerra de ese modo seguramente no habría vuelto de América. Le contaré un secreto. Europa se suicidó. Los pocos que se han dado cuenta prefieren no hablar de ello. (Castañón. “María Zambrano: sueño o verdad”, 1994: 205.)

1937. A mediados del año, al caer Bilbao, ponen pie en tierra española para participar activamente en la defensa de la República Española. En el viaje de regreso, la pensadora recordará vivamente a los 23 españoles que fueron apresados y condenados a trabajos forzados en Villa Cisneros y que logran escapar regresando a la España republicana en el mismo barco.[3] (María Zambrao. “Testimonios: Españoles fuera de España”, 1937.) Él entrará al ejército y ella escribirá para la revista Madrid sustituyendo a Enrique Díez Canedo en la realización de la publicación y donde entra en contacto con Joaquín Xirau, Ignacio Bolívar, Carlos Riba, Tomás Navarro Tomás, Enrique Rioja, entre otros (María Zambrano. “Notas sobre Madrid Cuaderno de la Casa de la Cultura”, 1938.) Se incorporará a la “Casa de Cultura” fundada por el Ministro de Instrucción Pública, Jesús Hernández, estando al frente del Consejo Consultivo Antonio Machado y al grupo que fundará la revista Hora de España en Valencia, donde da a conocer su artículo “La guerra, de Antonio Machado” en el que concibe a la razón poética como “[...] razón de amor reintegradora de la rica sustancia del mundo” (Zambrano, “La guerra de Antonio Machado”, 1937: 73):

Hora de España (1937-1938) constituye, sin duda, una de las más serias revistas de todo el siglo XX español; en sus páginas figuraban escritos de Antonio Machado, León Felipe, José Moreno Villa, Ángel Ferrant, José Bergamín, Tomás Navarro Tomás, Dámaso Alonso, Joaquín Xirau, Germán Bleiberg, José F. Montesinos, Pedro Bosch Gimpera, Benjamín Jarnés, Rodolfo Halffter, José Gaos, Enrique Díez Canedo, Emilio Prados, Luis Cernuda, Corpus Barga, Carlos Riba, Juan José Domenchina... Y en su consejo de redacción Manuel Altolaguirre, Rafael Dieste, Antonio Sánchez Barbudo, Juan Gil-Albert, Juan Antonio Gaya Nuño, María Zambrano, Arturo Serrano Plaja, Ángel Gaos... Característica de la Hora de España son su falta de retórica, su contenido crítico e intelectual, y sobre todo su deseo explícito de evitar la demagogia. [4]

Durante los años de guerra será miembro del Consejo de Propaganda y del Consejo Nacional de la Infancia Evacuada. La hoja Mono Azul, publicada por la Alianza de Escritores Antifascistas, será recuerdo significativo de estos años, como lo será su amistad con Emilio Prados, y el vínculo con Rafael Alberti, Rafael Dieste, Gil-Albert, Sánchez Barbudo, Vicente Salas Viu y José María Quiroga, incluso conoce a Guillén, Marinello[5] (Zambrano. “Dos conferencias en la casa de la cultura”, 1937) y a Simone Weil en Valencia. Entra en contacto con las publicaciones de El ejército del Este dirigidas por Manuel Altolaguirre que da a conocer entre otros poemarios España en el corazón de Pablo Neruda y Cancionero menor de Emilio Prados. El último número de Hora de España estará a su cargo y verá la luz 35 años después, en el prólogo a esta edición, Zambrano dice:

Nació Hora de España en Valencia al medio año de “aquello” que irrumpió en España el dieciocho de julio de 1936, y que no tan de inmediato se nos dio a conocer como Guerra Civil. No lo sabíamos. El inicial acto de ley y de entrega sin reservas había tenido ya lugar, y había atravesado la primera y decisiva prueba. Y sólo entonces, tras de haber atravesado lo imposible, podía surgir en los escritores más jóvenes, más no propiamente noveles, la idea que fue seguida de inmediata realización.

Las palabras preliminares del primer número de Hora de España constituyen su acta de nacimiento. Hay que dar la palabra adecuada a la hora, el grito no basta. La palabra que nace en la libertad, en serenidad de una fe sometida a la prueba de atravesar algo imposible, al pie de la montaña que al fin se mueve. Había que pasar del grito a la palabra para hacerse entender por aquellos que desde afuera nos miraban. (Zambrano, “Hora de España XXIII”, 1987: 131)

1938. El traslado del gobierno republicano a Barcelona lleva a María Zambrano por esos lugares, da un curso en la Universidad de Barcelona en el periodo de otoño. En dicho curso ahonda en el debate entre el estoicismo y el cristianismo, retoma el logos pitagórico para hablar de una razón mediadora entre la razón discursiva y el pensar poético: “Un segundo punto es la singular síntesis que Zambrano está realizando ahora entre lo que ella llama “la religión de la luz” de algunos pensadores griegos, del gnosticismo cristiano, de Plotino, y el racionalismo de Espinoza, Leibniz y algunos románticos alemanes. Y [...] la confrontación que haciendo de Heidegger a través, precisamente de dos hitos españoles, Unamuno y Machado” (Moreno Sanz: 613). Escribe y publica “Un camino español: Séneca o la resignación” y “Misericordia”; asimismo participa en la Revista de las Españas fundada a través de la Unión Iberoamericana, juntas abrirán el “Premio de España”. Emiliano Barral, escultor, reproduce las cabezas de Blas José Zambrano y Antonio Machado. El 29 de octubre muere su padre del que Antonio Machado escribe:

Era don Blas Zambrano, cuando lo conocía en Segovia, hombre maduro, frisando en los cincuenta, figura varonil, aunque nada imponente, la cabeza entre romano y florentina, muy noble. Algunos pensábamos al verle en el Niccolo Uzzano de Donatello. Emiliano Barral lo esculpió en piedra durísima y le llamaba ¾a don Blas y a su busto de piedra— el arquitecto del Acueducto. Y así acabamos llamándole todos, con expresión familiar, no exenta de ironía por lo desmesurado del anacronismo, pero que no excluía el respeto ni, mucho menos, la estimación. [...] Vi a don Blas por última vez en Barcelona, acompañado de su hija —esta María Zambrano que tanto y tan justamente admiramos todos—. (Castillo: 77)

Este fragmento aunado a otros de Mairena póstumo fueron destinados a su publicación en el número 23 de la revista Hora de España[6] que se editó en enero de 1939, por lo que no se distribuyó, cuenta Zambrano en la revista Índice (1 de junio de 1969) lo sucedido en relación con las pruebas de imprenta, y su búsqueda por treinta años. En A modo de autobiografía, dice sobre su padre:

[...] he dicho que fue mi perenne maestro, esto era más directo porque yo veía que él así lo hacía, que siempre extraía de lo oscuro lo claro, y amaba la claridad haciéndola, no dándola ya por sabida; que su muerte a la que asistí, no puedo hablar de ella, porque fue como una revelación de la claridad en la muerte, de la belleza, de la compostura, de la armonía, de vivir, toda una revelación. (Zambrano, “A modo de autobiografía”: 73)

1939. El 28 de enero inicia su largo exilio en compañía de su madre, su hermana y su marido, el trayecto se recorre en coche. “[...] salvo un trecho en el que María Zambrano, ante la negativa de Antonio Machado a subir al auto, camina a pie con él, que va sostenido por su madre.” (Jesús Moreno Sanz. “Cronología”: 613.) Otro testimonio de esos momentos:

Atravesó don Antonio la frontera de Francia el día 28 de enero. Desgraciadamente no tengo a la mano una carta preciosa, por tanto motivos, de Joaquín Xirau, el filósofo y escritor catalán que peregrinó en su compañía y en la que me relataba sobria e intensamente los últimos momentos en tierra de España de Machado y de él mismo. Recuerdo que me decía que se volvieron para mirar la tierra y la luz de España, al pisar la raya de Francia. Igual que el mismo día, por diversa frontera alguien hacía: un instante, todo un instante. (Zambrano, “Pérdida y aparición del último escrito de ‘Juan de Mairena’ por Antonio Machado”, 1969: s/p)

En compañía de su esposo, sigue un largo viaje cuyo destino es la Casa de España en México: París, Nueva York, La Habana donde ofrece una segunda conferencia en el Lyceum Club sobre Ortega y Gasset; después llega a México para ser profesora de filosofía en la Universidad San Nicolás de Hidalgo de Morelia, Michoacán de la que dice: “Morelia cuyo camino no busqué, sino que él mismo me llevó hacia ella, igual que a tantos otros españoles, recién llegados del destierro.” (Guarner.María Zambrano, 1904-1991). Morir al alba, con esa luz que siempre precede al sol en su silencio”, 17 de febrero de 1991: s/p.) Se encuentra con León Felipe a quien conocía de sus años de vida en Segovia; data también de esta época su relación con Alfonso Reyes, Luis Cardoza y Aragón, Daniel Cosío Villegas, Juan Soriano y Diego Mesa entre otros. Sobre esta etapa mexicana retomamos un fragmento de Francisco Giner de los Ríos (“Recuerdos de María Zambrano y su destierro en México”, 1991: 147-148), y otro, de una entrevista que le realizan al regresar Zambrano a España:

El encuentro en la oficina de La Casa de España cuando ella se presentó al presidente Alfonso Reyes, y a Daniel Cosío Villegas, Director del Fondo de Cultura Económica y Secretario de La Casa. [...] Aquella fría, por oficinesca, oficina del banco Hipotecario en que se alojaba la cálida Casa de España, se llenó de gracia de María y de su voz. Todos —y Alfonso Reyes el que más— quedamos fascinados. Como estuvimos fascinados unos días después en el Palacio de Bellas Artes, cuando María Zambrano dio sus memorables tres conferencias antes de marcharse para Michoacán. [...] El texto de aquellas conferencias [...] se recogió en su primer libro mexicano: Pensamiento y poesía en la vida española. [...] Ese libro fue inolvidable para mí en la amistad con María Zambrano, porque fue uno de mis primeros ejercicios de corrector de pruebas y editor de poesía y tantas otras cosas. (Todas las erratas de aquella edición son de Diego Mesa y mías, que lo corregimos al alimón [...].

Yo cuando salí de España me prohibí la nostalgia. El exilio no lo elegí. Lo acepté. No me gusta la nostalgia, a no ser que sea la nostalgia de un futuro. Y sin embargo, recuerdo... Veo en el recuerdo a esos inditos de Morelia que me enseñaron a decir Por favor, a hablar quedito, a quitarme el lenguaje mandón que tenemos los españoles. (Peralta. “Entrevista con la galardonada del Cervantes 1988. Como un sueño México está en mi horizonte”, 1989: s/p.)

Publica dos obras: Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y poesía, así como el ensayo san Juan de la Cruz de la “noche oscura” a la más clara mística en la revista Sur de Buenos Aires. Araceli y su marido permanecen en Le Perthus, Francia; y en el sur de Francia, su madre en compañía de sus dos primos: Pepe y Rafael Tomero.

1940. El 1 de enero llega a La Habana, Cuba invitada por la Universidad y el Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas de la Universidad de La Habana para dar dos conferencias sobre Ortega y Gasset en el Ateneo. También invitada por Concha Meléndez impartirá otra sobre el tema en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. Se integra al grupo de escritores que llevan a cabo la revista Espuela de plata y finalmente al grupo encabezado por José Lezama Lima con Orígenes:

Los diez poetas del grupo Orígenes de Lezama y su revista, en cuya fundación yo tuve parte anónima y decisiva, me fueron presentados. Me pidieron ayuda para que su labor tuviera el reconocimiento que merecía. Les prometí que así lo haría en mis colaboraciones en revistas de prestigio de América y de Europa. Uno de los diez, Cintio Vitier, me respondió “No, María, nosotros somos de aquí, queremos ser reconocidos aquí”. Le di entonces mi primer artículo para Orígenes. (Zambrano, “Breve testimonio de un encuentro inacabable”: 43)

Entabla estrecha amistad con el doctor Gustavo Pittaluga, a quien conoció en Madrid a través de Ortega y Gasset, y que en palabras de la autora será su “guía intelectual en el exilio” (Castillo: 78). Colabora con diversas revistas hispanoamericanas Taller, Luminar, El Hijo Pródigo de México; Sur Buenos Aires, Argentina; Asomante y La Torre, Puerto Rico, así como revistas del exilio español como Romance, Nuestra España, Las Españas, entre otras. Se traslada constantemente a Puerto Rico para dar conferencias, cursos y seminarios en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de San Juan y en la Asociación de Mujeres Graduadas.

Zambrano parte del análisis de España para llegar a la dolencia de Europa y publica “La agonía de Europa” en la revista argentina Sur, que posteriormente será editado como libro, dedicándolo a: “A mi madre, en el corazón de Europa”. Son momentos difíciles por la ocupación nazi, la persecución de su cuñado Manuel Muñoz, quien había sido director de Seguridad con la Guerra Civil, y miembro del gobierno de Azaña, es inevitable. Se sabe que es apresado por la Gestapo, torturado e interrogado antes de ser devuelto a España para ser fusilado. (Valente, “La doble muerte de María Zambrano”, 9 de febrero de 1991)

1941. Analizando los hechos que padece Europa, llegando a su punto más oscuro, Zambrano observa que toda destrucción o agonía ha de conllevar alguna esperanza, y para llegar a ella el paso intermedio es la confesión, así publica en la revista mexicana Luminar “La confesión como género literario y como método”, seguida por un artículo “La esperanza europea” donde profundiza en lo ya planteado en “El freudismo, testimonio del hombre actual”: la liberación de la multiplicidad de los tiempos y el ahondar en la esperanza.

1942. Participa en la Conferencia sobre Cooperación Intelectual en La Habana. Imparte una conferencia sobre la filosofía ortegueana en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. El pensamiento zambraniano adquiere riqueza al aborda en las relaciones entre filosofía y poesía, adentrándose en la revalorización de la palabra.

1943. Es profesora en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Río Piedras de San Juan de Puerto Rico e imparte cursos en la Asociación de Mujeres Graduadas; aquí vuelve a ver a Pedro Salinas. Dicta una conferencia en la Asamblea de Profesores de Universidad en el Exilio. Se observa que en esta etapa Zambrano estudia las conexiones entre la violencia y las formas del pensamiento; las divisiones que se dan entre el “sistema” y el “poema” y las ideas de libertad que han ido surgiendo en esta relación desde el idealismo alemán del siglo XVIII. Estos polos posiblemente sean el germen de la razón mediadora, donde se patentiza el estoicismo, el pitagorismo y el neoplatonismo (Moreno Sanz: 615). Asimismo se adentra en las lecturas sobre “personalismo” y confronta las ideas de los existencialistas.

1944. Publica El pensamiento vivo de Séneca en la editorial argentina Losada, selección de textos y prólogo de Zambrano. Imparte un curso en La Habana sobre el tema del “Nacimiento y desarrollo de la idea de la libertad”; y en la revista Luminar se conoce su ensayo “Nacimiento y desarrollo de la idea de libertad de Descartes a Hegel”. Es invitada por el rector de la Universidad de Puerto Rico, Jaime Benítez, a ofrecer una serie de conferencias a manera de curso que se tituló “Introducción al pensamiento español”. Se estrecha su amistad con García Bacca y Ferrater Mora. En carta a Rafael Dieste explaya su nítida visión de lo que ha de ser la razón poética:

Hace ya años, en la guerra, sentí que no eran “nuevos principios” ni una “Reforma de la Razón” como Ortega había postulado en sus últimos cursos, lo que ha de salvarnos, sino algo que sea razón, pero más ancho, algo que se deslice por los interiores, como una gota de aceite que apacigua y suaviza, una gota de felicidad. Razón poética... es lo que vengo buscando. Y ella no es como la otra, tiene, ha de tener muchas formas, será la misma en géneros diferentes. [...] por la alegría inmensa, por la beatitud que da el sacarse algo de dentro, de muy adentro, el volver a ser niño escribiendo.[7] (Moreno Sanz: 615).

1945. Da a conocer La agonía de Europa a través de la editorial Sudamericana, Buenos Aires.

1946-1948. Viaja a París con motivo del fallecimiento de su madre, vivirá ahí hasta 1949. Al llegar el 6 de septiembre su madre ha sido enterrada y Araceli se encuentra desecha por las torturas nazis, el encarcelamiento, extradición y fusilamiento de su marido. María nunca más se separará de ella hasta su muerte. En estos años de posguerra entra en contacto con el matrimonio Zervos que las protegió y apoyó económicamente, Picasso, J. Charles Fal, Octavio Paz, Malraux, Sartre, Simone de Beauvoir, pero sobre todo tuvo amistad con Ángel Alonso, Juan Soriano, José Bergamín, Jorge Guillén, Luis Fernández, Renè Char y Camus, quien el día que muere en accidente automovilístico llevaba la traducción al francés de El hombre y lo divino para Gallimard. Se sabe que Timothy Osborne, pintor inglés, también las apoyó económicamente. Sobre el encuentro con Ciorán, Fernando Savater menciona: “Y es que María, mujer de voz seductora, había estado hablando con Ciorán, única ocasión en que se vieron, terminando éste cautivado: Ciorán un personaje no tan fácil de arrobar”.[8]

1948. Se separa de su marido. Se edita en la revista Orígenes el artículo: “La Cuba secreta” que hace una revisión de la generación de Lezama Lima, a raíz de la antología realizada por Cintio Vitier Diez poetas cubanos; también publica el texto “Delirio de Antígona”. En la revista francesa La Licorne se da a conocer su ensayo “Le regard de Cervantes”.

1949. Sale de París en compañía de su hermana Araceli hacia Nueva York, regresando a México por tren, donde permanece por seis meses estableciendo contacto con José Gaos y Emilio Prados. Publica “Ortega y Gasset, filósofo español” en Asomante. La Universidad de México le ofrece la Cátedra de Metafísica antes ocupada por García Bacca, pero regresa a La Habana a dictar una serie de conferencias sobre Ortega y Gasset. Durante su estancia hasta 1953 viaja constantemente a Puerto Rico.

1950-1953. Da a conocer su obra Hacia un saber sobre el alma en la editorial argentina Losada, que compila artículos escritos de 1933 a 1944. En Orígenes aparece el artículo “Lydia Cabrera, poeta de la metamorfosis” así como “El misterio de la pintura española en Luis Fernández” y “Amor y muerte en Pablo Picasso”. Gana la mención del Premio Literario Instituto Europeo Universitario de la Cultura por su obra Delirio y destino de rasgos eminentemente autobiográficos y escrito en La Habana entre agosto y septiembre de 1952. Se sabe que entre el jurado se encontraba Gabriel Marcel quien pugnó por el premio, y finalmente se recomendó su edición en Guide du Livre, cosa que Zambrano no aceptó, pues quería publicarlo al volver a España.

1953. Radica en Roma con su hermana Araceli en la Piazza del Popolo. Al final del año realizará su último viaje a Cuba. Seguirá colaborando en Orígenes y comenzará a publicar en la revista Boteghe Oscure de Marguerite Caetani. Viaja por Italia y Suiza y entabla amistad con Elena Croce, Elemire Zola y Victoria Guerrini que usa el seudónimo de Cristina Campo, Ramón Gaya, Diego de Mesa, Enrique de Rivas, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Sergio Fernández, Sergio Pitol y otros serán conocidos a través de los lugares que frecuentaba: el café Rosatti, el café Greco, Piazza de España, la Trattoria di Pietro... los gatos son su gran pasión:

Con cautela, con tiento, me anunciaron que la familia se alargaba a los gatos, a los que cuidan (me chismearon Clara y Andrea en el café) con devoción, con ascetismo. Los ensayos de María, altos, penetrantes, se escriben entre maullidos, la fetidez de los orines, y los pleitos de amor. La Duse es peligrosa. A Araceli la mordió; ¿no te has dado cuenta de que tiene vendada la mano diestra? [...] E orrible: ¿come te lo posso spiegare? Sono ventiquatro, caro, amen de los que alimentan en la calle. (Fernández, “Las Meninas”, 1994: 306)

A través de una carta fechada el 31 de agosto de este año a Rosa Chacel, se sabe que María lleva cinco años separada de Alfonso: “Ahora Alfonso se divorcia de mí, hace cinco años que estamos separados, según él para ganar dinero y atender a mi vida y la suya y que yo escriba... pero ahora que se ha hecho mexicano, hombre de negocios que va “a reussier”, quiere divorciarse y claro está, le he dicho que sí” (Cartas a Rosa Chacel: 44).

1954. Publica en Orígenes “Tres delirios”, que forman parte de la novela Delirio y destino. A raíz del libro de Fernand Lequenne, Le drama cathare ou l’heresie nécessaire, Zambrano escribe un ensayo que es conocido en Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, (París) “La honda angustia que el drama cátaro despierta”.

1955. Muere Ortega y Gasset y Zambrano escribe su necrología “Don José” en la revista Ínsula. Entabla amistad con Alfredo Castellón, Tomás Segovia, Carlos Barral, Alfonso Costafreda, Jaime Gil de Biedma,[9] Agustín Andreu y Alfonso Roig. Publica El hombre y lo divino en la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica; el ensayo “La multiplicidad de los tiempos” en Boteghe Oscure;[10] (Moreno Sanz, “Cronología”: 618) en La Licorne textos autobiográficos pertenecientes a la novela Delirio y destino, y que serán publicados como Dos fragmentos autobiográficos (El nacimiento). En la revista La Torre de la Universidad de Puerto Rico, (número12) se edita el ensayo “Sobre el problema del hombre”; en Ínsula “Lo que sucedió a Cervantes” y en los Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura “Una visita al Museo del Prado”. Los temas zambranianos se concentran en dos líneas de investigación: filosofía y religión, de ello resultará El hombre y lo divino; y el sueño, el tiempo y el pensar, que derivarán en diversas versiones para distintas ediciones que de momento publica como El sueño creador.

1956. En La Torre (número doble 15-16) aparece “Apuntes sobre la acción de la filosofía” y en Sur (número 241) “Unidad y sistema en la filosofía de Ortega y Gasset”. Alain Guy, (hispanista francés) da a conocer su libro Les philosophes spagnoles d’hier et d’au jourd’hui (Editions Privat. Toulouse, Francia) donde ofrece un acercamiento a la obra de Zambrano y resalta su importancia en el marco de desarrollo de las distintas tendencias filosóficas del siglo XX.

1957. Araceli comienza a padecer una tromboflebitis, la situación económica se resquebraja, los amigos tanto de Italia como de fuera, apoyan a veces, y otras no, se sabe de las “famosas” recolectas entre los asistentes al café para pagar la renta, o de los constantes apuros, pero a todo se le da capote, entre el sol y la abundante correspondencia con los amigos.

1958. En Diógenes revista argentina (número 19) se conoce “Los sueños y el tiempo”, ensayo fundamental para la obra El sueño creador e investigación que se dará a conocer en sus Obras reunidas (Aguilar, España, 1971).

1959. Publica Persona y democracia (Ministerio de Instrucción Pública, Puerto Rico) y en la revista Ínsula “Nina o la misericordia”.

1960. Se edita La España de Galdós (Editorial Taurus, Madrid, España). Data de su estancia en Roma la meditación en torno a la palabra que resultará en la “Aurora de la palabra”.

1961. En Cuadernos del Congreso por la libertad de la Cultura (número 49) aparece “Carta sobre el exilio”. De su estancia en Roma se pueden recoger múltiples anécdotas, pero quizá una de las más singulares es la referente a la iglesia de San Giovanni Dicollato, donde se encuentran los restos de aquellos muertos por el Santo Oficio.

Un día se acercó a los frailes que guardan el recinto mortuorio —franciscanos mallorquines, según cree recordar— y les preguntó si se podía ofrecer una misa por alguno de los ejecutados enterrados en el anonimato del osario común. “Por supuesto”, le contestaron. “Pues quiero ofrecer una misa por Giordano Bruno”, dijo María. El fraile se escandalizó un tanto y repuso, con imprevisto acceso de erudición: “Pero creo que ése murió recalcitrante”. “Pues precisamente por eso”, insistió ella; y la misa se dijo. (Savater. “En presencia de la voz de María Zambrano”, 1989: 18).

Durante este año, tanto María como Araceli tratan de gestionar un pasaporte italiano, cosa que es imposible por su calidad de refugiadas, así como lo es el pasaporte español, con el fin de arreglar algunas cosas —se sabe que relacionados con el divorcio de María—, interviene en este asunto Octavio Paz, para que Diego de Mesa o Juan Soriano que radicaban en México las apoyasen. El viaje lo realizó Araceli sin resolver gran cosa.

1962. Muere Emilio Prados el 24 de abril, la primera parte de su libro Signos del ser [11] (Castillo: 79), está dedicada a María. Participa en el Coloquio de Royaumont cuyo tema es Los sueños en las sociedades humanas con un ensayo que será importante para su investigación sobre el sueño creador.

1963. En Cuadernos Americanos se divulga un ensayo que más tarde será incluido en su obra España sueño y verdad: “Emilio Prados” o “El poeta y la muerte. Emilio Prados”. En dos revistas de Puerto Rico se difunden otros dos artículos: “El tiempo y la verdad” (La Torre) y “La escisión de la vida” (Asomante); y en Papeles de Son Armadans “Los sueños en la creación literaria: la Celestina”.

1964. Se dice que de Roma fueron echadas por la cantidad de gatos que tenían, reciben una orden de salida por parte de la policía para irse en 12 horas del país, también dicen que Elena Croce llega hasta el Presidente de la República para que cancele tal orden y se dice que en septiembre las dos hermanas se van en compañía de su primo Rafael Tomero y seguidas por sus gatos a La Pièce [12] (Moreno Sanz: 620), en el Jura francés, próximo de Ginebra, cerca del Lago Leman y junto a un bosque, paisaje que será vital en la concepción de su libro Los claros del bosque. En la Revista de Metafísica y de Moral, (París) publica “De los dioses griegos”, que más tarde conformará el segundo capítulo de El hombre y lo divino.

Es clara la línea de investigación que enriquece sus temas filosóficos-poéticos, el problema de Dios, haciendo la distinción entre lo sagrado y lo divino, la desacralización del mundo, la propuesta de los ídolos, la nada como el rostro más aterrador de lo sagrado; y paralelamente la búsqueda del sueño y la multiplicidad de los tiempos, eslabones de una larga cadena donde subyace la razón poética.

1965. En este nuevo exilio Rafael y Mariano Tomero, José Ángel Valente y Aquilino Duque cuidarán de las Zambrano. Su estancia en La Pièce será una de las más fecundas. Se conocen sus obras España, sueño y verdad (Editorial Edhasa, Barcelona) y El sueño creador, (Universidad de Veracruz, Xalapa, México); obtiene una beca de la Fundación Fina Gómez, de Venezuela; uno de los artículos más importantes de esta época es “Francisco de Zurbarán” en Educación.

1966. El pensamiento de Zambrano comienza a ser revalorizado en España a través de dos artículos: J. L. Aranguren, “Los sueños de María Zambrano” (Revista de Occidente, febrero) y José Ángel Valente “María Zambrano y el sueño creador” (Ínsula, septiembre, número 238).

1967-1969. J. L. Abellán escribe un texto, analizando la obra de Zambrano, mismo que será parte de su libro Filosofía española en América (1936-1966). En México se edita La tumba de Antígona (Siglo XXI) y un fragmento es publicado en la Revista de Occidente (Año V, número 54, septiembre de 1967); además escribe un ensayo que se difunde en Asomante (octubre-diciembre): “La palabra y el silencio”, antecedente de la obra Claros del bosque.

1969. La revista Papeles de Son Armadans (Palma de Mallorca, número 165) edita otro ensayo que será el último capítulo de El hombre y lo divino: “El libro de Job y el pájaro”. Es en este año que Índice (número 248) da a conocer el Mairena póstumo de Antonio Machado con el pasaje sobre Blas Zambrano y para el cual María escribe una nota.

1971. Se edita el primer volumen de sus Obras reunidas (Editorial Aguilar) que comprende: El sueño creador, Filosofía y poesía, Apuntes sobre el lenguaje sagrado y las artes, Poema y sistema, Pensamiento y poesía en la vida española y Una forma de pensamiento: la “Guía”. De estos años en La Pièce, se sabe que Zambrano ha escrito ensayos que derivarán en otros libros posteriores como son De la aurora, Notas de un método, Los sueños y el tiempo y Los bienaventurados (Moreno Sanz: 620).

1972. En febrero muere su hermana: “María se resiste a internar a Araceli en una clínica, y sólo cuando es eminente el final la lleva de Belair; poco antes de morir le dice: “María, desenróscate, que te prendes a mí como una serpiente. ¡Déjame morir!” Araceli muere de una tromboflebitis aguda el 20 de febrero” (Moreno Sanz: 620-621). A raíz de la muerte de Araceli, María rechaza ir a vivir a la Villa Leopardi en Torre del Greco, llamada La Ginestra porque Leopardi escribió ahí este poema, propiedad de la Universidad de Nápoles misma que es ofrecida a través de Elena Croce, por el Comité para la Conservación de Monumentos Históricos y Artísticos y Naturales, con el fin de que apoyara su restauración. A principios de año viaja a Grecia donde conoce Atenas, Delfos, Eleusis y Sounio en compañía de Timothy Osborne y su esposa.

1973. Vive entre Roma y su casa en el Jura. De esta época datan artículos como “La máscara de Agamenón” o “El vaso de Atenas”. Se hace una segunda edición de El hombre y lo divino donde explica:

Y así el contenido de El hombre y lo divino, en sus dos primeras impresiones, viene a adquirir se me figura, un carácter introductivo en la mayor parte de sus argumentos. Un carácter de introducción a lo que ahora parece y quizá mayormente todavía, a todo lo que conservado en carpetas aguarda el momento propicio de ser entregado a la atención del posible lector, por muy alejado y extraño que pudiera parecer. Y a todo también lo que se presenta indefinidamente en mi pensamiento. (Zambrano. “Prólogo a la segunda edición”, El hombre y lo divino, 1991: 11)

1974. Vive definitivamente en La Pièce acompañada de sus primos Mariano y Rafael Tomero. José Ángel Valente ayuda a la integración de la obra que más tarde se publicará bajo el título de Claros del bosque. Después de 35 años sale una edición facsimilar de Hora de España número 23, el cual nunca se distribuyó porque coincidió con el final de la guerra, con un prólogo de Zambrano.

1975. De este año, datan artículos de importancia, uno publicado en Ínsula (Madrid), “Miguel de Molinos, reaparecido”; con motivo al homenaje a Antonio Machado en la revista Cuadernos para el Diálogo (Madrid), “Un pensador”; en Río de Piedras (Revista de la Facultad de Humanidades de San Juan de Puerto Rico) “El camino recibido”; “El horizonte y la destrucción” en Diálogos (México), entre otros.

1976. Debido al homenaje a Federico García Lorca en la revista Trece de Nieve (Madrid, España), Zambrano escribe “El viaje: infancia y muerte”. Muere José Lezama Lima.

1977. Se conoce Claros del bosque (Editorial Seix Barral, Barcelona) y Los intelectuales en el drama de España, edición que considera sus artículos de Hora de España. Estas dos obras tienen gran eco en la crítica. De la primera comenta Jesús Moreno: “No creo pueda comprenderse Claros del bosque sin tener en cuenta la conversión que en este libro se hace del “horizonte filosófico” (regido por la metáfora de la pura “visibilidad”) en el “centro” de una razón poética (regida ya por una luz que es la sonorización de Apolo)” (Moreno Sanz: 621). En la publicación del libro póstumo de José Lezama Lima Fragmentos a su imán aparece un poema titulado “María Zambrano” (Lezama Lima.1987: 166-167):

María se nos ha hecho tan transparente
que la vemos al mismo tiempo
en Suiza, en Roma o La Habana.
Acompañada de Araceli
no le teme al fuego ni al hielo.
Tiene los gatos frígidos
y los gatos térmicos,
aquellos fantasmas elásticos de Baudelaire
la miran tan despaciosamente
que María temerosa comienza a escribir.
La he oído conversar desde Platón hasta Husserl
en días alternos y opuestos por el vértice,
y terminar cantando un corrido mexicano.
Las olitas jónicas del Mediterráneo,
los gatos que utilizaban la palabra como,
que según los egipcios unía todas las cosas
como una metáfora inmutable,
le hablaban al oído
mientras Araceli trazaba un círculo mágico
con doce gatos zodiacales,
y cada uno esperaba su momento
para salmodiar El Libro de los Muertos.
María es ya para mí
como una sibila
a la cual tenuemente nos acercamos,
creyendo oír el centro de la tierra
y el cielo de empíreo,
que está más allá del cielo visible.
Vivirla, sentirla llegar como una nube,
es como tomar una copa de vino
y hundirnos en su légamo.
Ella todavía puede despedirse
abrazada con Araceli,
pero siempre retorna como una luz temblorosa.

Asimismo publica en el diario El País (27 de noviembre) un artículo sobre el poeta: “Hombre verdadero: José Lezama Lima”. Muere otro amigo entrañable, José Herrera Petere, procediendo a dar lectura de algunos pensamientos el día de su entierro. En Ínsula (julio-agosto), aparece el artículo “Acerca de la generación del 27” y en Revista de Occidente “Pensamiento y poesía en Emilio Prados”, posteriormente el prólogo al poemario Circuncisión del sueño del citado autor.

1978. Cambia su lugar de residencia a Ferney-Voltaire, Suiza, población vecina de Ginebra. La pérdida de la vista le dificulta leer y escribir, aún así trabaja en su obra De la aurora y en Notas de un método. Su primo Mariano debe ser internado en Ginebra por perforación estomacal. En El País (9 de julio) se difunde su artículo “Presencia de Miguel Hernández”. La crítica responde a Claros del bosque a través de varias reseñas.

1979. Se divulgan tres fragmentos que conformarán parte de su libro De la aurora en la revista Poesía (Ministerio de la Cultura, Madrid, número 4): “La palabra perdida”, “La palabra inicial” y “El germen”. Otro texto de la época es: “Antes de la ocultación de los mares” (revista Altaforte, París, número 1); así como un ensayo sobre José Bergamín en Camp de l’Arpa (número doble 67-68). José Ángel Valente saca un nuevo libro Material memoria dedicándole un poema “Palabra” y en Cartas de José Lezama Lima (1936-1976), se encuentran varias dirigidas a María Zambrano. Ante la definitiva pérdida de salud, Zambrano continúa sus “epistolarios” con diversos amigos: Cintio Vitier, Carlos Franqui, Edison Simons, Enrique de Rivas, entre otros; llama la atención que se enfatice la relación con la esposa de Lezama Lima, a quien nunca conoce personalmente. Se celebran las I Jornadas Andaluzas de Filosofía, que se clausuran con una conferencia de Juan Fernando Ortega Muñoz sobre la obra de María Zambrano (Ortega Muñoz, Introducción al pensamiento de María Zambrano: 22).

1980. Cambia de residencia a Ginebra, rodeada de amigos y sus primos parece que su subsistir diario será más sobre llevadero. En Escandalar (Nueva York, número 4) se editan “Fragmentos” que serán parte de la obra De la aurora; en este año escribe además dos artículos que mostrarán el espíritu de Zambrano: “No la llaméis, no la llaméis que no viene”, “La noche del sentido —la aurora de la palabra es la noche del sentido”; “La mirada originaria en la obra de José Ángel Valente” y “En la distancia” (sobre José Herrera). Obtiene, a través de la colonia asturiana de Ginebra, el nombramiento de “Hija adoptiva del Principado de Asturias”, primer reconocimiento con carácter oficial de España (Moreno Sanz: 623).

1981. Este año será de vital importancia en la difusión de su pensamiento en España, diversos artículos suyos y sobre ella se publican en diferentes revistas: Ínsula (números 416-417) “Poeta, profeta Juan Ramón Jiménez”; Dos escritos autobiográficos (El nacimiento); se le dedica un suplemento cultural “Sábado Literario” del periódico Pueblo, al igual los Cuadernos del Norte número 8, donde aparece el testimonio E. M. Ciorán, entre otros. Además de ello, el 13 de junio se retransmite una conferencia por Radio Nacional que concede la autora a José Miguel Ullán en Ginebra. En Caracas, Venezuela, el II Congreso de Escritores considera la recuperación del pensamiento y la figura zambraniana a partir de la conferencia dada por Dámaso Santos Amestoy. José Ángel Valente, al ofrecer una conferencia en el Colegio Mayor San Juan Evangelista, da a conocer una grabación hecha especialmente para la ocasión donde Zambrano habla de “Algunos lugares de la palabra en Claros del bosque” (Castillo: 80).

Es galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Es designada hija predilecta por el Ayuntamiento de Vélez, Málaga llamando con su nombre a una de las calles de su pueblo natal. La invitan a clausurar las II Jornadas Andaluzas de Filosofía, pero su mala salud se lo impide; aun así “se aprobó por unanimidad solicitar el nombramiento de María Zambrano como catedrático extraordinario de la Universidad y promover su vuelta a España” (Ortega Muñoz. Introducción al pensamiento de María Zambrano: 22). Se inicia así el camino para una serie de homenajes, conferencias, reconocimientos, publicaciones... que durarán hasta el final de su vida.

1982. Se edita el libro Dos fragmentos sobre el amor (Ediciones Begar, Andalucía, España), mismo que es presentado por Fernando Savater en la Biblioteca Nacional. Publica un artículo sobre Octavio Paz que ganó el Premio Cervantes en 1981 en el periódico El País (23 de abril), titulado “Saludo a Octavio Paz”; un fragmento del ensayo “La llama” en la revista Número (mayo-junio), anteriormente dado a conocer en su totalidad en la revista Conoscenza Religiosa, dirigida por Elemire Zola. Sale una nueva edición de su obra España, sueño y verdad con tres ensayos nuevos de pintura sobre Picasso, Ramón Gaya y Luis Fernández; al igual, La España de Galdós conoce una segunda edición. Se publica también un ensayo por parte de la Universidad de Málaga María Zambrano o la metafísica recuperada serie de ensayos sobre su pensamiento de Alain Guy, Aranguren, Valente, etcétera, coordinado por Juan Fernando Ortega Muñoz.

Un Instituto de bachillerato en Leganes lleva el nombre de María Zambrano desde el principio de curso. Durante este año se le realiza un Homenaje en Sevilla en el Aula de Filosofía de la Caja de Ahorros San Fernando del 15 al 19 de febrero con el tema “Imaginación y pensamiento crítico”; una serie de conferencias del 4 al 7 de mayo en el Colegio Mayor de San Juan Evangelista que versa sobre su obra. Se da a conocer una grabación en voz de la autora con textos seleccionados por Jesús Moreno (edita Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia). Se le otorga el Premio “Pablo Iglesias”.

1983. Recibe el “doctorado honoris causa” por la Universidad de Málaga. Litoral dedica a Zambrano sus números 121-123, y 124-126, reeditando La tumba de Antígona y sacando a la luz el texto Diótima. En junio-julio, en Almagro, se organiza con la intervención de diversas instituciones un Seminario sobre su obra, mismo que se publica como Papeles de Almagro. El pensamiento de María Zambrano. Recibe el premio extraordinario Pablo Iglesias.[13] (Sin autor. “El Premio Miguel de Cervantes ‘88 para la española María Zambrano. En Málaga se constituyó una Fundación en su nombre”, 26 de noviembre 1988: s/p.) Decide regresar a España, al convento de las Madres Agustinas de Valdepeñas, pero la enfermedad la consume siendo internada en una clínica en Ginebra.

1984. Zambrano se recupera de la artrosis y anemia, y es operada de cataratas. A raíz del II Encuentro de Literatura Universitaria de Andalucía se nombra una nueva asociación como Aula de Literatura “María Zambrano”, nombre que modificó la pensadora por Aula de Poesía y Pensamiento “María Zambrano”. En Segovia el 5 de mayo, se le rinde un homenaje denominado “Segovia: un lugar en la palabra de María Zambrano”. Se publica Andalucía sueño y verdad (Editorial E.A.U.S.A. Granada, España) y Cuadernos Hispanoamericanos, edita un número con importantes colaboraciones. Con el apoyo de Jesús Moreno prepara la edición De la aurora y con Fernando Ortega Muñoz hace una revisión de El sueño creador. El 20 de noviembre regresa a España después de 45 años de exilio, radicando en Madrid. El reencuentro con amigos de antes y nuevos, las gestiones desde Vélez, Málaga, tratan de hacerla sentir en casa.

1985. En febrero es nombrada hija predilecta de Andalucía, y se organiza un homenaje en Vélez, Málaga del 21 al 24 de abril. El Aula de Poesía y Pensamiento “María Zambrano”, saca el primer número de la revista Claros del bosque. Revista de Poesía y Pensamiento. Asimismo participa en un Homenaje a Alfonso Reyes en el Ateneo de Madrid. Sus salidas siempre se dirigen a ciertos lugares: “El Retiro”, “Academia de San Fernando”, “Plaza del Conde Barajas”, los barrios viejos de Madrid... y su pasión por los gatos continúa.

1986. La revista Cambio 16 le otorga el premio “Los 16 del año 85” bajo el rubro de Pensamiento. Se da a conocer Senderos (Editorial Anthropos, Colección “Memoria rota. Exilios y Heterodoxias”, Barcelona, España). En octubre el Centro “María Zambrano” de la Universidad Anthropos comienza con el seminario de “Análisis de la Producción Social de los Pueblos Hispanos” siendo el tema de inicio “Pensamiento, obra y experiencia de María Zambrano en los contextos históricos de la cultura”. Se publica De la aurora, se reedita El sueño creador.

1987. La revista Anthropos. Revista de documentación científica de la cultura le dedica los números 70/71; se crea en su ciudad natal la Fundación María Zambrano; recibe la Medalla de Honor de la Comunidad de Madrid; se editan por segunda vez Pensamiento y poesía en la vida española (Editorial Endymion, Madrid, España), Hacia un saber sobre el alma (Editorial Alianza, Madrid, España), La confesión, género literario (Editorial Mondadori, Madrid, España), María Zambrano. Antología, selección de textos (Anthropos, Suplemento número 2). En este año vuelve Mariano a su lado, así como su primo Rafael Tomero y su esposa Iovanna, quienes cuidarán de ella. Por la entrevista de José Miguel Ullán sabemos por qué no quería volver a visitar el Museo del Prado:

Pero el Museo del Prado es... ¿Sabes a lo que le tengo miedo? A que sea demasiado visible, a que me lo hayan cambiado, a que yo no encuentre aquellas penumbras, aquellos rincones, aquellas luces, aquellos personajes de ciertos cuadros especialmente señalados, como Las Meninas: que vayan a dejarse ver demasiado; de que el espejo acuoso del fondo de Las Meninas, que tan revelador es, vaya a estar demasiado claro. (Ullán, “Conversación con María Zambrano”: 85)

1988. Carlos Fuentes es el vocero que le anuncia a Zambrano ser la primera mujer que gana el Premio Cervantes, otorgado por la Asociación de Academias de la Lengua Española. Se sabe que como finalistas se encuentran el paraguayo Roa Bastos, los chilenos José Donoso y Nicanor Farre, los españoles Camilo José Cela, Francisco Ayala y Rosa Chacel, el uruguayo Mario Benedetti, entre otros. Concluye Notas de un método. Su casa es como dice ella: “El arca de Noé” (Jesús Moreno Sanz, “Cronología”: 627), vienen a visitarla múltiples personas. En entrevista con Adolfo Castañón comenta sobre México: “Alguna vez alguien me preguntó si yo odiaba a México. La pregunta tal vez nacía a causa de mi visible perplejidad cuando yo llegué a ese país. Estaba confusa. Nunca he sentido tantos dioses como en México. Es algo a lo cual no estamos acostumbrados y que ni siquiera podemos imaginar” (Castañón, “María Zambrano: sueño o verdad”: 207).

1989. El 10 de abril se le rinde un homenaje por parte del Instituto de la Mujer, se traslada su biblioteca a la Fundación. El 24 de abril en la Universidad de Alcalá de Henares recibe su primo Rafael Tomero el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 1988. Se publican sus obras Notas de un método (Mondadori, Madrid); Para una historia de la piedad (Editorial Torre de las Palomas, Málaga); Delirio y destino (Mondadori, Madrid); Algunos lugares de la pintura (Espasa-Calpe, Madrid); y Federico García Lorca. Antología (Fundación María Zambrano, Vélez, Málaga). “En octubre, y en casa de Antonio Maura, el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Gustavo Villapalos, le entregó el original de su título académico en la Universidad Complutense” (Moreno Sanz: 628).

1990. La Fundación María Zambrano organiza el Primer Congreso Internacional sobre la Vida y obra de María Zambrano, en el Palacio de Beniel, Vélez, Málaga, del 23 al 26 de abril. A pesar de su precaria salud se publica Los bienaventurados (Siruela, Madrid) y deja copia para la edición de Los sueños y el tiempo. Asimismo escribe diversos artículos o reescribe otros: “El cine como sueño”, “Jaime en Roma”, “Una parábola árabe”, “La recreación”, “Una injusticia” e “Impávido entre ruinas” (Moreno Sanz: 628). Es propuesta como candidata para el Premio Nobel. Recibe a pocas personas; comenta Carlos Fuentes sobre la última vez que vio a la escritora: “Tan frágil de cuerpo, tan fuerte de espíritu, recuerdo que me tomó de las manos y me pidió que cantásemos algunos corridos de mi tierra. Finalmente apunta que cuando recuerda el brillo de los ojos de María Zambrano, el ardiente marfil de sus manos, la pasión y la compasión de su voz, la sitúo otra vez, como, quizás, a ella le gustaba ser situada: en el tiempo, siempre en el tiempo, porque sin el tiempo, el corrido, el recorrido, no podemos nunca transformar lo que vivimos en lo que sabemos.”[14] (Sin autor. “Nos reconocemos en su estirpe: Fuentes. Falleció la escritora María Zambrano”, 7 de febrero 1991: s/p)

1991. Muere el 6 de febrero en el Hospital de la Princesa, aquejada por una infección respiratoria, y acompañada por varios amigos: Esther Blázquez, Fernando Muñoz, Rogelio Blanco, Jesús Moreno Sánz, Teresa García y Antonio Castellón. Yace en Vélez, Málaga entre un limonero y un naranjo, en la inscripción de la lápida por su deseo se lee del Cantar de los cantares: Surge amica mea et veni. Cuentan quienes han visitado su tumba que los gatos no la abandonan.

 

Bibliografía de obras citadas

  • Cartas a Rosa Chacel. Edición, introducción y notas de Ana Rodríguez-Fischer. España: Editorial Versal, Colección Travesías, 1992.

  • Castañón, Adolfo. “María Zambrano: sueño o verdad”. La gruta tiene dos entradas. México: Editorial Vuelta, 1994.

  • Castillo, Julia. “Cronología de Zambrano”. María Zambrano. Pensadora de la Aurora, en Anthropos. Revista de Documentación Científica de la Cultura. 70/71 (marzo-abril (1987): 74.

  • Fernández, Sergio. “Las Meninas”. Más allá de Litoral. Editores Enrique Hülsz Piccone y Manuel Ulacia. Facultad de Filosofía y Letras. México: UNAM. Col. Cátedras, 1994.

  • Giner de los Ríos, Francisco. “Recuerdos de María Zambrano y su destierro en México”. Número Monográfico dedicado a María Zambrano, en Philosophica Malacitana. Departamento de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, y Universidad de Málaga. No. IV (1991): 147-148.

  • Guarner, Vicente.María Zambrano (1904-1991). Morir al alba, con esa luz que siempre precede al sol en su silencio”. Excélsior. México. Sección Cultural El Búho. 17 de febrero de 1991, s/p. Archivo Hemerográfico del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA.

  • Hernández, Miguel. “La Morada Amarilla”. “Poemas varios 1933-1934”. Obra poética completa. Madrid: Alianza Tres Editorial, 1984.

  • Lezama Lima, José. Fragmentos a su imán. Barcelona: Lumen, 1987.

  • Moreno Sanz, Jesún. “Cronología”. La razón en la sombra. Antología del pensamiento de María Zambrano. Ed. Siruela. Col. Libros del Tiempo # 59. Madrid, España, 1994.

  • Ortega Muñoz, J. F. María Zambrano. Su vida y su obra. Cuadernos de Puerta Nueva. Serie Arte y Pensamiento. Editado por la Junta de Andalucía, Conserjería de Educación y Ciencia, Conserjería de Cultura y Medio Ambiente y Delegación Provincial de Málaga, España, 1992.

  • ______. Introducción al pensamiento de María Zambrano. Sección de Obras de Filosofía. México: FCE, 1994.

  • Peralta, Braulio. “Entrevista con la galardonada del Cervantes 1988. Como un sueño México está en mi horizonte”. La Jornada. México. 25 de abril de 1989. s/p. Archivo Hemerográfico del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA.

  • Robles, Robles. “A propósito de 3 cartas de María Zambrano a Ortega”. Philosophica Malacitana (Número Monográfico dedicado a María Zambrano). Departamento de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, y Universidad de Málaga. Vol. IV. Málaga, España, 1991.

  • Savater, Fernando. “En presencia de la voz de María Zambrano”. María Zambrano. Premio Miguel Cervantes [1988]. Editado por el Ministerio de Cultura, Dirección General del Libro y Bibliotecas y Dirección del Centro de las Letras Españolas, 1989.

  • Ullán, José Miguel. “Conversación con María Zambrano”. Espacio Escrito. Revista Literaria. No.1, otoño. Badajoz, España, 1987.

  • Valente, José Angel. “La doble muerte de María Zambrano”. ABC. Madrid, España. 9 de febrero de 1991. s/p.

  • Zambrano, María. “La guerra de Antonio Machado”. Hora de España. Revista Mensual. Tomo III, Nos. XI-XV (noviembre-diciembre 1937).

  • ______. “Notas sobre Madrid Cuaderno de la Casa de la Cultura”. Hora de España. Revista Mensual. Tomo V, Nos. XX-XXII (agosto-octubre 1938).

  • ______. “Pérdida y aparición del último escrito de ‘Juan de Mairena’ por Antonio Machado”. Índice No. 248 (1969): s/p.

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  • ______. “Blas J. Zambrano”. María Zambrano. Antología, selección de textos, en Anthropos. Revista de Documentación Científica de la Cultura. Suplemento #2. 70/71 (marzo-abril 1987): 11-12.

  • ______. “Breve testimonio de un encuentro inacabable”. María Zambrano Antología, selección de textos, en Anthropos. Revista de Documentación Científica de la Cultura. Suplementos #2, No. 70/71 (marzo-abril 1987): 42-43.

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  • ______. “Adsum”. Delirio y destino. Los veinte años de una española. Ed. Mondadori. Col. Narrativa. Madrid, España, 1989.

  • ______. “Prólogo a la segunda edición”. El hombre y lo divino. Madrid: Editorial Siruela. Col. Libros del Tiempo #28, 1991.

 

Notas

[1] María Zambrano. “Adsum”. Delirio y destino. Los veinte años de una española. Ed. Mondadori. Col. Narrativa. Madrid, España, 1989. p.26. Se hace referencia a través de una conferencia de Fernando Savater en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y cuya nota apareció en El Nacional, México, 13 de febrero de 1991, con el título “Sobre la responsabilidad de los intelectuales: razón, pasión y poder”, que es miembro de la generación del ‘27.

[2] Jesús Moreno Sanz. “Cronología”. Op.Cit. p. 611. Dicho comentario es extraído de la entrevista que le hace Antonio Colinas. “Sobre la iniciación (Conversación con María Zambrano)”, en El sentido primero de la palabra poética. México-Madrid-Buenos Aires: FCE, 1993. p. 282.

[3] De ello da cuenta en el artículo “Testimonios: Españoles fuera de España”, en Hora de España. Revista Mensual. Tomo II, No. VII, junio-octubre. Valencia, España, 1937.

[4] En ella publica “El español y su tradición”, “Españoles fuera de España”, “La guerra, de Antonio Machado” y “La reforma del entendimiento español”. Blanco Aguinaga, Rodríguez Puertolas y M. Zavala. Historia social de la literatura española (en lengua castellana) Tomo III. Madrid: Editorial Castalia, 1984. pp. 17-18.

[5] María Zambrano. “Dos conferencias en la casa de la cultura”, en Hora de España. Revista Mensual. Tomo II, Nos. VI-X, junio-octubre. Valencia, España, 1937. A través de la reseña sobre las conferencias dictadas en La Casa de la Cultura se sabe que entra en contacto con los poetas cubanos Marinello y Guillén.

[6] Durante 1938 en Hora de España da a conocer varios artículos: “Un camino español: Séneca o la resignación”, “Poesía y revolución”, “Misericordia: sobre la novela de Galdós”, “Pablo Neruda o el amor a la materia”.

[7] El autor señala que en esta concepción se hallan Empédocles, Plotino, Espinoza y Nietzsche.

[8] Fernando Savater en la conferencia presentada en la Facultad de Filosofía y Letras y reseñada en El Nacional. México. 13 de febrero de 1991.

[9] Le dedica un poema en su libro Compañeros de viaje “Piazza del Popolo”.

[10] Dirige la sección de literatura española, véase Jesús Moreno Sanz. “Cronología”. Op.Cit. p. 618.

[11] Es curioso el caso, ya que Emilio Prados muere el mismo día que el libro se termina de imprimir por la Editorial de Papeles de Son Armadans, Palma de Mallorca, España, e intuyendo su muerte cercana, cambia en último momento la dedicatoria del “Libro I”, para mayor información ver Julia Castillo. “Cronología de Zambrano”, 79.

[12] Tal historia está referida verbalmente por Enrique de Rivas, Rafael Tomero y confirmada en Jesús Moreno Sanz. “Cronología”, 620.

[13] Sin autor. “El Premio Miguel de Cervantes ‘88 para la española María Zambrano. En Málaga se constituyó una Fundación en su nombre”, en El Nacional. 26 de noviembre. México, 1988, s/p. Archivo Hemerográfico del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA.

[14] Sin autor. “Nos reconocemos en su estirpe: Fuentes. Falleció la escritora María Zambrano”, en Excélsior. México, 7 de febrero 1991. s/p, en Archivo Hemerográfico del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA.

Mariana Bernárdez
www.marianabernardez.com
Actualizado, Octubre 2004

 

© José Luis Gómez-Martínez
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