María Zambrano
María Zambrano
Una cronología
El
presente texto busca aclarar distintos aspectos de la vida y de la obra de
María Zambrano. En este primer apartado, se abordan los de carácter
biográfico lo más detalladamente posible para dar a conocer elementos que
serán de vital importancia en su formación y que indudablemente redundarán
en su obra, tales como quiénes fueron sus maestros, sus lecturas, el
ambiente intelectual, social y político en el cual se desarrolló.
El segundo apartado, se entrelaza con éste al
efectuarse un paralelismo entre la vida y lo que escribe; esto se considera
de interés para adentrarse en las fechas de publicación de ensayos de una
diversidad de temas, que a lo largo de los años conformarán sus libros como
son los casos de El hombre y lo divino o El sueño creador, lo
cual da claves profundas de lectura para una obra que parece que se
desarrolla a manera de espiral o de círculos concéntricos.
1904.
Nace el 22 de abril en Vélez, Málaga, sus padres son Blas José Zambrano
García de Carabante pensador y pedagogo liberal tanto social como político;
y Araceli Alarcón Delgado también pedagoga. Sobre su padre dice:
Entró en la escuela graduada en Vélez, Málaga, donde se casó con
doña Araceli Alarcón, maestra a su vez, de arraigada estirpe
andaluza. Nació allí su primera hija (María) y años después, en
Segovia, la segunda y última (Araceli) [...] Ya en Segovia (1909, la
llegada; había nacido en 1874 y murió en Barcelona en octubre 1938)
pasó largos años sin más actividad que la de sus clases en la Normal
(Zambrano, "Blas J. Zambrano", 1987: 11-12).
Se confunde la fecha de nacimiento de María con el 25, ya que su padre tardó
tres días en registrarla en el juzgado porque parecía morir. Su padre:
“[...] siempre consideró muy grave el hecho de que, como forma de eximirle
el pago de una multa, se ocultara la fecha verdadera en dicho documento”
(Castillo, 1987: 74). Tanto su padre como su madre son maestros de la
Escuela Graduada de Vélez de la cual luego Blas J. Zambrano será regente,
éste anteriormente había creado y dirigido un periódico de inclinaciones
anarquistas que llevaba por nombre X. La casa se encuentra en la
calle Mendrugo y tiene un pequeño patio en el que había un pozo y un
limonero, mismos que recordará María a lo largo de los años. Cerca de la
casa se encontraba la plaza del Carmen, donde existía una iglesia, antes
convento carmelita fundado por san Juan de la Cruz y hacia el otro lado un
bar cantante de Chicano donde figuraba el cantaor Juan Breva cuyas
malagueñas serán sus nanas (Ortega Muñoz, 1992: 18).
1907-1908.
Durante una breve temporada en el cortijo de su abuelo materno, en la
provincia de Jaén, enferma de gravedad; convalece en Madrid donde se
encuentran ya sus padres en una casa ajardinada en la Ciudad Lineal en la
calle de Redondilla número 8. Su padre es profesor de Gramática Española, y
María después de un tiempo empieza a asistir a cursos en una escuela por la
Plaza Oriente.
1909.
Se trasladan a Segovia cuando su padre obtiene la cátedra de Gramática
Castellana de los Estudios de Magisterio del Instituto General y Técnico de
Segovia, posteriormente será, además, maestro regente de la Escuela Práctica
Graduada de Maestros.
En Segovia, ciudad castellana robusta y recoleta, María se encuentra
con una de las grandes pasiones de su vida, la figura y obra de San
Juan de la Cruz. La lleva al mausoleo del santo su criada Gregoria y
de mano de su padre descubre la poesía mística del poeta enamorado.
(Ortega Muñoz, 1992: 28)
María, desde esta edad, se sabe por vía paterna capaz de quemar las naves
para partir en busca de todo, sin embargo siente el desasosiego del
“desarraigo”, sensación proveniente de un extremo “arraigo” del andaluz a la
tierra y que nunca la abandonará al igual que su cariño por los cantaores:
los poetas andaluces.
1911.
En este año recibe “la alegría más grande de su vida”, según lo afirma en
varias ocasiones, al nacer su hermana Araceli. Suponemos que data de esta
época la referencia que da a conocer en el Dossier: A modo de
autobiografía, donde relata que lo primero que quiso ser fue una caja de
música, después un caballero templario, luego un centinela y hasta un
soldado:
[...] porque en Segovia, donde yo cumplí los seis años, [...]
estaban, como monumento nacional, los templarios. Yo le pregunté a
mi padre quiénes eran los templarios; mi padre me contestó algo, no
porque él no supiera sino porque tenía el sentido de la medida, y
entonces me contestó algo que yo podía entender; recuerdo que me
dijo que eran unos caballeros, y yo era mujer, y entonces pregunté,
no sé si a mi padre o a mi madre, si había que ser siempre lo que ya
se era, si siendo yo una niña no podría ser nunca un caballero, por
ser mujer. [...] Muchos años después, cuando ya no me apaciguaba
esta tremenda inquietud, me enteré de que en efecto algunas
muchachas, o alguna gente de la alta alcurnia, habían confiado la
educación de sus hijas a los templarios [...] quise ser un
centinela, porque cerca de mi casa de Madrid, se oía llamarse y
responderse a los centinelas “Centinela alerta”, “Alerta está”. Y
así yo no quería dormir porque quería ser un centinela de la noche,
y creo sea el origen de mi insomnio perpetuo de centinela. Pero
claro está que de hecho no lo podía ser, y entonces volvía a
preguntar a mi padre, creo, si las mujeres podían ser soldados
solamente para ser centinela. Y mi padre que no, me dijo que no
podía ser. (Zambrano. “A modo de autobiografía”. 1987: 70)
1914.
Estudia el bachillerato en el Instituto Nacional de Segovia, entre hombres y
una sola compañera. Durante esta época, al lado de su primo Miguel Pizarro,
se acerca a la literatura a través de la biblioteca paterna, sus ojos
recorren los autores de la generación del 98. Esta cercanía llevó al
inevitable enamoramiento (Moreno Sanz, 1994: 608). Cuando estalla la Primera
Guerra Mundial escribe bajo el fluir de la historia, el resultado es un
artículo sobre Europa que aparece en la revista de los Antiguos Alumnos del
Instituto de San Isidro y la oposición del padre: “Aquí no hay niños
prodigios” (Castillo, 1987: 74).
1916.
El padre entra a formar parte de la Agrupación Socialista Obrera de la que
más tarde será presidente.
1917.
Su padre crea la revista Castilla y el periódico Segovia.
1919.
Comienza la amistad entre su padre y Antonio Machado, de la cual Zambrano
señala: “La amistad con Machado fue cosa de un instante. Dijo al entrar en
la casa: “No tenemos necesidad de hablar para entendernos. Callaremos y
sonreiremos mucho juntos, a solas o entre los demás” (María Zambrano. “Blas
J. Zambrano”: 12). Junto con Machado y Mariano Quintanilla colabora en la
fundación de la Universidad Popular atrayendo figuras como las de León
Felipe y Unamuno, éste será una de las grandes influencias dentro de su
pensamiento ya que ve en él: “[…] el primer destello de luz en una España en
tinieblas. “Unamuno había sido uno de aquellos templarios que en las altas
horas cerradas de la noche había velado en el centro del laberinto español
las armas, el latir oscuro de la promesa del día que se incubaba” (Ortega
Muñoz, 1992: 32).
El paisaje segoviano, como se constata en su ensayo “Un lugar de la palabra:
Segovia”, será una impronta en su obra. Sea de este momento o de antes,
María asume su vocación, encuentra el pensamiento:
Mi padre me habló de la Academia Platónica, donde está inscrito
“Nadie entre aquí sin saber geometría”, y yo la geometría no la
dominaba y, de tanto en tanto, con mucha impaciencia, le preguntaba
a mi padre: “¿Pero cuándo me vas a enseñar geometría?” “¿Y para qué”
“Porque yo tengo que pensar.” Entonces, no tengo más remedio que
aceptar que mi verdadera condición, es decir, vocación, ha sido la
de ser, no la de ser algo, sino la de pensar, la de ver, la de
mirar, la de tener la paciencia sin límites que aún me dura para
vivir pensando, sabiendo que no puedo hacer otra cosa y que pensar
tampoco lo he hecho. (Zambrano, “A modo de autobiografía”, 1987: 70)
1921.
Realiza estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid
por curso libre debido a su poca salud. Conoce en Segovia a León Felipe y a
Federico García Lorca por su primo Miguel Pizarro, asimismo sabe de Rosa
Chacel, quien da una conferencia en el Ateneo de Madrid, cuyo tema versa
sobre Nietzsche.
1923.
En el verano, en las playas de Estoril, Portugal, el padre rechaza la
relación de María con Miguel, que resulta en el “exilio” de él y la
impotencia de ella.
1924.
La familia Zambrano regresa a Madrid, viven primero en la plaza de los
Carros (hasta 1929), luego en la plaza del Conde de Barajas (hasta 1936).
Termina sus estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central y
empieza a trabajar como profesora en el Instituto Escuela. Asiste a los
cursos de José Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, y Manuel García Morente. La
asistencia a clases implica un diálogo con los otros, y no como antes, el
espejearse de su propio pensamiento.
1927.
Completa la licenciatura, pero desiste de seguir estudiando el doctorado;
tras la lectura de Espinoza con Ética, y de Plotino la Tercera
Eneada, asienta su vocación. En los cursos se dará una relación muy
cercana con Ortega y Gasset; incluso llega a ser mediadora entre él y los
escritores de generaciones más jóvenes como es el caso de Sánchez Barbudo o
Maravall. Otros maestros con quienes estrechará los lazos serán: Zubiri que
la apoyará en estos inicios y cuya relación a lo largo de los años se
volverá difícil, Manuel García Morente (profesor de ética) y Julián Besteiro
(su maestro de lógica). En este año ingresa a la Federación Universitaria
Española, que la llevará a mediar dentro del ámbito político con
personalidades tales como Miguel Hernández, Camilo José Cela, Arturo Serrano
Plaja, entre otros. Zambrano forma parte del círculo de la Revista de
Occidente y reconoce en Ortega a un maestro:
[...] en el primero más poético, más bello de sus libros,
Meditaciones del Quijote, él habla de las circunstancias como
suplicantes que piden ser salvadas y habla de que también el
Manzanares, ese humilde río de Madrid, tiene su logos, tiene su
razón. Ortega no se conformó con los grandes sistemas de filosofía
que no llegaban a rescatar ni siquiera mirar el logos del
Manzanares, [...] y las circunstancias del pensamiento de Ortega y
Gasset han sido después interpretadas como el conocimiento de,
estratégico, para adaptarse a ellas. Es lo contrario, es un saber de
salvación, es un saber de transformación y, aunque solamente fuera
por eso, le seré fiel. (Zambrano, “A modo de autobiografía”: 73)
1928.
Como grupo, la Federación Universitaria Española se propone actuar en los
círculos intelectuales y políticos, por ello participa en la sección “Aire
libre” del periódico El Liberal de manera anónima; en “Vida joven”
del periódico La Libertad de Madrid; y Manantial de Segovia.
Este grupo era unido por la: “creencia de que la suerte de la cultura y del
pueblo era una y la misma” (Castillo, 1987: 74). Después del encuentro
suscitado entre esta Federación y los intelectuales de la generación “mayor”
(Marañón, Albornoz, Jiménez Asúa, Pérez Ayala, Azaña, Valle-Inclán,
Indalecio Prieto entre otros) se constituye la Liga de Educación Social,
figurando como presidente Pérez Ayala, como vicepresidente Luis Jiménez de
Asúa y María, vocal junto con Aurora Riaño, un comunista, dos socialistas y
el presidente y vicepresidente de las Juventudes Socialistas. Se realizan
varios actos en Las Cigarreras de Madrid, en el Ateneo de Valladolid; serán
finalmente dispersados en junio de 1929. Es durante 1928 que conoce al
doctor Carlos Diéz Fernández, quien se casará con Araceli y quien le dirá
que de no reposar en sanatorio le quedará poca vida, pues padece
tuberculosis:
[...] el veredicto era claro; más de un año de quietud, de “reposo”,
por lo demás nada o casi nada. “Tú tienes que elegir entre tres años
de reposo o tres meses de vida”, le había dicho ex-abrupto la voz ya
fraternal de un muchacho de su “generación”, Carlos, que así entró a
ser también su médico, el guardián inexorable, que se había
encontrado en la frontera. Entraba ahora con su sonrisa llena de
vida, animándola burlonamente. “Ahora ya no te nos vas, te han
cogido en la esquina, no vuelvas a escaparte más del “colegio”, mira
qué hermosa mañana, tienes toda la vida”, “Sí, toda la vida”. “Y
ahora sonríete, que viene tu hermana”. [...] Ahora tendría que
deslizarse en el silencio de días iguales a sí mismos. Tenía toda la
vida, pero no podía empezar a vivirla; estaba aquí, pero “aquí” era
un cuarto blanco y desnudo, sin un libro, espaciadas las visitas,
quieta mirando hacia arriba o hacia la ventana ladeando un poco la
cabeza.
(Zambrano, “Adsum”.1989: 26)
1929.
Del otoño a la primavera de este año, María se aísla en reposo estricto, lo
que no impide que discurra por los vericuetos de la Historia, planteándosela
como una continua metamorfosis poética, hecho que verificará ante la Guerra
Civil, donde la poesía es testimonio de vida. Este pensar la llevará a
escribir los primeros escritos de Delirio y destino: “Adsum” y “La
multiplicidad de los tiempos”, así como sus primeros ensayos que cuajarán en
Hacia un saber sobre el alma. El verano lo pasa en una casa de la
Ciudad Lineal. Al regresar a Madrid ve caer, junto con toda España, la
dictadura de Primo Rivera y el comienzo del final de la monarquía.
1930.
Aparece su libro Horizonte del liberalismo (Morata, Madrid)
posteriormente conocido como Nuevo liberalismo. En Nueva España
da a conocer cinco artículos. Zambrano dirige una carta a Ortega y Gasset
donde se declara firmemente por la República Española. Jesús Moreno Sanz,
comenta al respecto:
[...] una durísima carta suya de 11 de febrero a su maestro Ortega
—en la que se pronuncia con firmeza a favor de la República— incide
decisivamente en la toma de postura de éste frente a la monarquía,
que hallará su expresión más clara en su artículo “El error
Berenguer” (El Sol, 15 de noviembre) y su colofón, Delenda
est monarquía. (Moreno Sanz, 1994: 609)
A su vez Laureano Robles, refiere:
La primera exigencia ineludible en la dignificación y y
nacionalización española pasa por el advenimiento del régimen
republicano; y nadie hay tan ingenuo y poco exigente que lo espere
todo de él; pero la monarquía consumió y sacrificó a su
sostenimiento todo lo que podía haber sido savia, vida de la nación,
y además, la primera de las instituciones desnacionalizadas, aquí y
en todas partes, pues la realeza se añade a la nación, no emerge de
ella, y donde ésta es soberana queda cesante sin función, ni misión.(Robles Carcedo. “A propósito de 3 cartas de María
Zambrano a Ortega”, 1991: 235)
1931.
Se integra como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la
Universidad Central de Madrid, siendo el titular Zubiri; asimismo, en el
Instituto Escuela y en la Residencia para Señoritas. Inicia su tesis
doctoral La salvación del individuo en Espinoza; que se publicará en
1936, sin presentarse como tal. Es la época de vinculación con numerosos
escritores e intelectuales de su generación. Con motivo de las elecciones
municipales, participa en actividades de carácter político por parte de los
partidos republicanos yendo a diversos lugares de España: Manzanares,
Córdoba, Palencia, entre otros. Ante la proclamación de la Segunda República
Española, el 14 de abril se dirige a la Puerta del Sol acompañada de Ramón
Santeiro, Juan Panero, Serrano Plaza, Sánchez Barbudo y Enrique Ramos:
[...] todas las cabezas se alzaron hacia arriba, hacia el Ministerio de
Gobernación; se abrió el balcón, apareció un hombre, un hombre solo, alto,
vestido de oscuro traje ciudadano; sobrio, dueño de sí, izó la bandera de la
República que traía en sus brazos y se adelantó un instante para decir unas
pocas palabras, una sola frase que apenas rozó el aire, y levantando los
brazos con el mismo gesto sobrio, en una voz más sonora, como se cantan las
verdades, gritó: “¡Viva la República!” “¡Viva España!” [...] Alta, alta,
ondeaba la bandera republicana, ahora ya del todo desplegada. Y mirándola,
fijó los ojos en el reloj de la torre. Eran las seis y veinte. Las seis y
veinte de la tarde un martes 14 de abril de 1931. (Zambrano, Delirio y
destino, 1989: 231)
Jiménez de Asúa le ofrece presentar su candidatura para Las Cortes
Constituyentes bajo el Partido Socialista, ello marca una coyuntura en su
vida pues ha de elegir entre su vocación filosófica y su quehacer político,
porque quien se precie de ser intelectual debe recordar el quehacer que
implica la política, finalmente declina la oferta.
1932.
Se vuelve profesora de Metafísica en la Universidad Central al sustituir a
Xavier Zubiri —quien realiza cursos en el extranjero y cuyo ayudante, había
renunciado—. Es una de las figuras centrales y con más futuro intelectual
del grupo Revista de Occidente; es también la época donde asiste a la
tertulia del Pombo. En una carta a Ortega y Gasset del 28 de mayo de 1932 le
refiere su amor a la filosofía: “Llevo casi un mes en casa, enferma. Leo
Filosofía, única cosa que nunca me es extraña, con una inmensa alegría,
porque ella me da una salida luminosa al mundo, porque la amo como a aquella
que durante mucho tiempo nos ha esperado perdonándonos todas, las más
aparentes que efectivas, traiciones.” (Robles Carcedo: 248)
1933.
Publica en Los Cuatro Vientos (numero 2) el artículo “Nostalgia de la
tierra”. Colabora en las siguientes revistas: Cruz y Raya bajo la
dirección de José Bergamín, en cuyo número 5 aparece un artículo sobre la
obra de Ortega y Gasset; en Revista de Occidente con el ensayo “Por
qué se escribe”; también participa en Cuadernos de la Facultad de
Filosofía y Letras de Madrid y Azor; pero será el primer artículo
donde se detecte lo que será el nudo de su pensar: la pérdida de la
“tierra”, la influencia orteguiana en la razón vital y la deshumanización de
las artes, la sombra donde vive todo aquello que la conciencia ha dejado a
un lado, y su rescate; quedando como telón de fondo las lecturas
nietzscheanas. Trabaja para el Ministerio de Estado en las conocidas
“Misiones pedagógicas” por las cuales entabla gran amistad con R. Dieste y
entra en contacto con otros intelectuales de su generación como Rafael
Alberti, Luis Cernuda, Francisco Giner de los Ríos, Maravall, Ramón Gaya,
entre otros. Suele frecuentar el círculo poético de Luis Felipe Vivanco.
1934.
En la revista Diablo Mundo es responsable de la sección enfocada a la
mujer. Pasa el verano en Portugal, pero la Revolución de Asturias la
recordará hondamente en Los intelectuales en el drama de España. En
Revista de Occidente publica dos de los ensayos más representativos
de lo que será su pensamiento “Porqué se escribe” y posteriormente “Hacia un
saber del alma” (número 138, diciembre 1934), donde se verá la comprensión
de lecturas que van desde Ortega y Gasset hasta filosofías como Espinoza,
Leibniz, Bergson, Nietzsche y Scheller. “Zambrano hará su propuesta de
llevar la razón a la oscuridad del sentir, para darle forma y figura. El
segundo artículo produce en Ortega cierta perplejidad. Llamó a Zambrano a su
despacho, y muy en serio, parece ser, le dijo: “No ha llegado usted aquí (se
entiende, a él) y ya se quiere ir lejos.” Aquél fue el corte del cordón
umbilical filosófico”[2]
(Moreno Sanz: 611).
1935.
Ofrece tres conferencias en Gijón, actos que señalan ya un pensamiento con
voz propia. Es el momento de lectura intensa tanto literaria como
filosófica: Proust, Dostoievsky, Husserl, Descartes, Kant, Kafka; los
griegos: Platón, los pitagóricos, los órficos, Plotino, los gnósticos,
Séneca y los estoicos; los místicos como san Juan de la Cruz, santa Teresa,
san Agustín, Miguel de Molinos, Bergson, Heidegger, Jung (quien le ofreció
incorporarse a su equipo de trabajo), Marcel... (J. F. Ortega Muñoz.
Introducción al pensamiento de María Zambrano, 1994: 13-23.) El grupo de
amigos se conforma: Rafael Dieste, Jorge Guillén, Pedro Salinas, José
Bergamín, Ramón Gaya, Camilo José Cela, Luis Cernuda, Maruja Mallo, Miguel
Hernández quien le dedica el poema “La morada amarilla”:
¡Apunta Dios! la espiga en el sembrado florece Dios, la vid, la flor del vino. (Tiró por recoger multiplicado su fortuna de troj el campesino,
que, como pobre, en ambicioso pica.)
Muy pobremente rica,
muy tristemente bella, la tierra castellana ¿se dedica? a ser Castilla: ¿ella?
El desamparo cunde —¡qué copioso!—,
al amparo —¡qué inmenso!—, de la altura.
Inacabable mapa de reposo,
sacramental llanura: de más la soledad y la hermosura.
Pan y pan, vino y vino,
Dios y Dios, tierra y cielo… Enguizgando a las aves y al molino pasa el aire de vuelo.
Sube la tierra al cielo paso a paso,
bajo el cielo a la tierra de repente (un azul de llover cielo cencido/ bueno para marido): cereal y vinícola en el raso,
Dios, al fin accidente, hace en la viña y en las mieses nido.
¡Qué morada! es Castilla: ¡Qué morada! de Dios y ¡qué amarilla! ¡Qué solemne! morada/ de Dios la tierra arada, enamorada,
la uva morada y verde la semilla.
¡Qué cosechón! De páramo y llanura. ¡Qué lejos!, ¡ay!, de trigo. ¡Qué hidalga paz! ¡Qué mística verdura! y ¡qué viento! rodrigo.
Páramo mondo: mondas majestades: mondo cielo: luz monda: mondo olivo: monda paz: y silencio mondo y vivo: ¡soledad!: ¡soledad de soledades!,
con una claridad a la redonda viuda, sola y monda.
¡No hay luz! más aflictiva. ¡No hay altura! más honda. ¡No hay angustia! más viva.
La copa fugitiva del chopo, verde copo de cielo en cielo, cielo al cielo priva en un celeste anhelo: ¡chopo!: copo de cielo,
que es menos que ser cielo y más que chopo, chopo de cielo: ¡copo!
Por viento al horizonte va el molino: por gracia, luz, molienda y movimiento: y se queda parado en el camino,
pacífico un momento, gracia, molienda, luz, pero no viento.
¡Soledad trina y una! castellana: Dios: al viento, el molino y la besana. La luz es un ungüento que cura la mirda del espanto.
Se levanta el jilguero,
cereal ¡tanto y tanto! de trigo y voz provisto. (—No amedrentes al ave, meseguero,
que haces celeste el pan, un poco cristo.)
Se impacienta la espiga por la siega con la impaciencia de la brisa encima,
membruda enamorada de las hoces. …Esta Mancha manchega ¿por qué? se desarrima al cielo en este tiempo, y le da voces.
¡Tan bien! que está el cordero sobre la línea pura del otero paciendo sobre el cielo cabizbajo las cabizaltas flores.
¡Tan bien! que está, ya arriba, y aun abajo,
la soledad lanar de los pastores, proveyendo distancias de soledad, de amor, de vigilancias,
encima de la loma que lo deja en el cielo que lo toma. La espiga rabitiesa nutrida de altitudes…
¡Isidro!, ¡Juan!, ¡Teresa!,
¡Alonso!, ¡Ruy!… ¿qué fueron las virtudes.
La viña alborotada está la mies revuelta: ruedo es la era ya de polvo y nada: ¡tanto que fue! La era, por la trilla,
todo de Dios, en Dios siempre resuelta.
—De casa te vendrá lo de Castilla,
¡oh campal ricahembra! castellana, asunto, como Dios, de la semilla.
No esperes a mañana para volver al pan, a Dios y al vino: con ellos tu destino. Y has de ser resumible ¡siempre!, amiga,
en un racimo, un cáliz y una espiga.
(Hernández, “Poemas varios 1933-1934”.
Obra poética completa. 1984:
168)
La casa del Conde de Barajas se inunda de intelectuales los domingos en la
tarde. Cuenta Zambrano en entrevista con José Miguel-Ullán, sobre la amistad
que tuvo con Miguel Hernández:
Yo no iba tanto al Manzanares. Con quien fui sí, una vez más, quiero decir
un periodo de tiempo, fue con el poeta Miguel Hernández, que se sentía muy
desgraciado en Madrid, él lo ha dicho, desgraciadísimo. Le iba bien, pero
era muy desgraciado, y además no debía irle tan bien. Y yo estaba muy triste
por una pena de amor. Entonces él venía a buscarme a mi casa, yo vivía
entonces en la plaza del Conde de Barajas No. 3 y nos íbamos de paseo por la
calle Segovia abajo hasta el río, claro, en una piedra, no buscábamos un
banco, sino una piedra y sobre esa piedra llorábamos y apenas nos
hablábamos. (Ullán. “Conversación con María Zambrano”, 1987: 85-86.)
1936.
Publica un ensayo sobre su tesis doctoral: “La salvación del individuo en
Espinoza” (Cuadernos de la Facultad de Filosofía y Letras, #3,
febrero-marzo, 1936). El 31 de julio, firmaba junto con un grupo de
intelectuales su adhesión al gobierno republicano, ante la revuelta militar
encabezada por Franco, misma que fue publicada en la prensa de Madrid y
Barcelona. El 14 de septiembre contrae matrimonio con el historiador Alfonso
Rodríguez Aldave, nombrado secretario de la Embajada de la República
Española en Chile. Zambrano cesa en su puesto de auxiliar en la Cátedra de
Metafísica de la Universidad de Madrid. Parten por Cartagena, parando un día
en Lisboa, luego en la isla Azores y, posteriormente, en La Habana donde
conocerán a Lezama Lima:
La misma tarde que por primera vez puse el pie en La Habana, camino a
Santiago de Chile y tras un largo y accidentado periplo entre la vida y la
muerte, encontré a José Lezama Lima el año de 1936. [...] Fue en una cena de
acogida, más bien nacida que organizada, ofrecida por un grupo de
intelectuales solidarios de nuestra causa en la guerra civil española. Se
sentó a mi lado, a la derecha, un joven de grande aplomo y, ¿por qué no
decirlo?, de una contenida belleza [...]. Era José Lezama Lima. [...] Y a
través de tantos años sigue, no digo vivo sino viviente, dentro de mí, como
si yo hubiera sabido que aquel joven pertenecía a mi vida esencial, sobre la
cual pueden caer historias, y a veces, la Historia misma. (Zambrano “Breve
testimonio de un encuentro inacabable”, 1987: 42-43)
Impartirá en el Lyceum Club su primera conferencia sobre Ortega y
Gasset; de ahí tocan varios puntos: Panamá, Ecuador, Perú y Chile del cual
recordará especialmente el paisaje lunar de Antofagasta, y el inmenso campo
de cactus-candelabro en su trayecto en tren desde Valparaíso a Santiago de
Chile. (Julia Castillo: 76) Aparece su libro Los intelectuales en el
drama de España (Editorial Panorama, Santiago de Chile) y una pequeña
antología de Federico García Lorca. Al estallar la Guerra Civil regresan:
Meses después, cuando fue llamada a filas la quinta de mi compañero,
decidimos regresar a España, en el momento en que era más evidente que nunca
la derrota de la causa en la que creíamos. ¿Y por qué vuelven ustedes a
España si saben muy bien que su causa está perdida? Pues por esto, por esto
mismo. (Zambrano, Poesía y filosofía, 1987: 9)
Se recoge en una carta dirigida a Rosa Chacel las siguientes palabras:
¡Yo me quedo aquí! Alfonso hecho una maravilla de Comisario Político en el
frente del Levante, donde quedó cuando cortaron; ha estado en Vinaroz,
Alcalá de Chivert, Torreblanca, ahora creo, Burriana —¿sabes tú estos
nombres?— y antes en Morelia, Alcañiz... luchando por la “sagrada
independencia de la Patria”, como dice él. Como digo yo, como dice nuestro
Presidente Negrín, como es. (Cartas a Rosa Chacel, 1992:
37-38)
Otro testimonio de esta decisión lo da en entrevista con Adolfo Castañón
años después:
¿La guerra? —empezó a decir con voz distraída. La guerra civil no la
perdimos una vez sola; la perdimos para siempre. Cuando me di cuenta de ese
hecho decidí volver a mi país. Si no hubiese sido así, si no hubiésemos
perdido la guerra de ese modo seguramente no habría vuelto de América. Le
contaré un secreto. Europa se suicidó. Los pocos que se han dado cuenta
prefieren no hablar de ello. (Castañón. “María Zambrano: sueño o verdad”,
1994: 205.)
1937.
A mediados del año, al caer Bilbao, ponen pie en tierra española para
participar activamente en la defensa de la República Española. En el viaje
de regreso, la pensadora recordará vivamente a los 23 españoles que fueron
apresados y condenados a trabajos forzados en Villa Cisneros y que logran
escapar regresando a la España republicana en el mismo barco.[3]
(María Zambrao. “Testimonios: Españoles fuera de España”, 1937.) Él entrará
al ejército y ella escribirá para la revista Madrid sustituyendo a
Enrique Díez Canedo en la realización de la publicación y donde entra en
contacto con Joaquín Xirau, Ignacio Bolívar, Carlos Riba, Tomás Navarro
Tomás, Enrique Rioja, entre otros (María Zambrano. “Notas sobre Madrid
Cuaderno de la Casa de la Cultura”, 1938.) Se incorporará a la “Casa de
Cultura” fundada por el Ministro de Instrucción Pública, Jesús Hernández,
estando al frente del Consejo Consultivo Antonio Machado y al grupo que
fundará la revista Hora de España en Valencia, donde da a conocer su
artículo “La guerra, de Antonio Machado” en el que concibe a la razón
poética como “[...] razón de amor reintegradora de la rica sustancia del
mundo” (Zambrano, “La guerra de Antonio Machado”, 1937: 73):
Hora de España
(1937-1938) constituye, sin duda, una de las más serias revistas de todo el
siglo XX español; en sus páginas figuraban escritos de Antonio Machado, León
Felipe, José Moreno Villa, Ángel Ferrant, José Bergamín, Tomás Navarro
Tomás, Dámaso Alonso, Joaquín Xirau, Germán Bleiberg, José F. Montesinos,
Pedro Bosch Gimpera, Benjamín Jarnés, Rodolfo Halffter, José Gaos, Enrique
Díez Canedo, Emilio Prados, Luis Cernuda, Corpus Barga, Carlos Riba, Juan
José Domenchina... Y en su consejo de redacción Manuel Altolaguirre, Rafael
Dieste, Antonio Sánchez Barbudo, Juan Gil-Albert, Juan Antonio Gaya Nuño,
María Zambrano, Arturo Serrano Plaja, Ángel Gaos... Característica de la Hora de España son su falta de retórica, su contenido crítico e
intelectual, y sobre todo su deseo explícito de evitar la demagogia.
[4]
Durante los años de guerra será miembro del Consejo de Propaganda y del
Consejo Nacional de la Infancia Evacuada. La hoja Mono Azul,
publicada por la Alianza de Escritores Antifascistas, será recuerdo
significativo de estos años, como lo será su amistad con Emilio Prados, y el
vínculo con Rafael Alberti, Rafael Dieste, Gil-Albert, Sánchez Barbudo,
Vicente Salas Viu y José María Quiroga, incluso conoce a Guillén, Marinello[5]
(Zambrano. “Dos conferencias en la casa de la cultura”, 1937) y a Simone
Weil en Valencia. Entra en contacto con las publicaciones de El ejército
del Este dirigidas por Manuel Altolaguirre que da a conocer entre otros
poemarios España en el corazón de Pablo Neruda y Cancionero menor
de Emilio Prados. El último número de Hora de España estará a su
cargo y verá la luz 35 años después, en el prólogo a esta edición, Zambrano
dice:
Nació
Hora de España en Valencia al medio año de “aquello” que
irrumpió en España el dieciocho de julio de 1936, y que no tan de inmediato
se nos dio a conocer como Guerra Civil. No lo sabíamos. El inicial acto de
ley y de entrega sin reservas había tenido ya lugar, y había atravesado la
primera y decisiva prueba. Y sólo entonces, tras de haber atravesado lo
imposible, podía surgir en los escritores más jóvenes, más no propiamente
noveles, la idea que fue seguida de inmediata realización.
Las palabras preliminares del primer número de
Hora de España
constituyen su acta de nacimiento. Hay que dar la palabra adecuada a la
hora, el grito no basta. La palabra que nace en la libertad, en serenidad de
una fe sometida a la prueba de atravesar algo imposible, al pie de la
montaña que al fin se mueve. Había que pasar del grito a la palabra para
hacerse entender por aquellos que desde afuera nos miraban. (Zambrano, “Hora
de España XXIII”, 1987: 131)
1938.
El traslado del gobierno republicano a Barcelona lleva a María Zambrano por
esos lugares, da un curso en la Universidad de Barcelona en el periodo de
otoño. En dicho curso ahonda en el debate entre el estoicismo y el
cristianismo, retoma el logos pitagórico para hablar de una razón mediadora
entre la razón discursiva y el pensar poético: “Un segundo punto es la
singular síntesis que Zambrano está realizando ahora entre lo que ella llama
“la religión de la luz” de algunos pensadores griegos, del gnosticismo
cristiano, de Plotino, y el racionalismo de Espinoza, Leibniz y algunos
románticos alemanes. Y [...] la confrontación que haciendo de Heidegger a
través, precisamente de dos hitos españoles, Unamuno y Machado” (Moreno
Sanz: 613). Escribe y publica “Un camino español: Séneca o la resignación” y
“Misericordia”; asimismo participa en la Revista de las Españas
fundada a través de la Unión Iberoamericana, juntas abrirán el “Premio de
España”. Emiliano Barral, escultor, reproduce las cabezas de Blas
José Zambrano y Antonio Machado. El 29 de octubre muere su padre del que
Antonio Machado escribe:
Era don Blas Zambrano, cuando lo conocía en Segovia, hombre maduro, frisando
en los cincuenta, figura varonil, aunque nada imponente, la cabeza entre
romano y florentina, muy noble. Algunos pensábamos al verle en el Niccolo
Uzzano de Donatello. Emiliano Barral lo esculpió en piedra durísima y le
llamaba
¾a
don Blas y a su busto de piedra— el arquitecto del Acueducto. Y así
acabamos llamándole todos, con expresión familiar, no exenta de ironía por
lo desmesurado del anacronismo, pero que no excluía el respeto ni, mucho
menos, la estimación. [...] Vi a don Blas por última vez en Barcelona,
acompañado de su hija —esta María Zambrano que tanto y tan justamente
admiramos todos—. (Castillo: 77)
Este fragmento aunado a otros de Mairena póstumo fueron destinados a
su publicación en el número 23 de la revista Hora de España[6]
que se editó en enero de 1939, por lo que no se distribuyó, cuenta Zambrano
en la revista Índice (1 de junio de 1969) lo sucedido en relación con
las pruebas de imprenta, y su búsqueda por treinta años. En A modo de
autobiografía, dice sobre su padre:
[...] he dicho que fue mi perenne maestro, esto era más directo porque yo
veía que él así lo hacía, que siempre extraía de lo oscuro lo claro, y amaba
la claridad haciéndola, no dándola ya por sabida; que su muerte a la que
asistí, no puedo hablar de ella, porque fue como una revelación de la
claridad en la muerte, de la belleza, de la compostura, de la armonía, de
vivir, toda una revelación. (Zambrano, “A modo de autobiografía”: 73)
1939.
El 28 de enero inicia su largo exilio en compañía de su madre, su hermana y
su marido, el trayecto se recorre en coche. “[...] salvo un trecho en el que
María Zambrano, ante la negativa de Antonio Machado a subir al auto, camina
a pie con él, que va sostenido por su madre.” (Jesús Moreno Sanz.
“Cronología”: 613.) Otro testimonio de esos momentos:
Atravesó don Antonio la frontera de Francia el día 28 de enero.
Desgraciadamente no tengo a la mano una carta preciosa, por tanto motivos,
de Joaquín Xirau, el filósofo y escritor catalán que peregrinó en su
compañía y en la que me relataba sobria e intensamente los últimos momentos
en tierra de España de Machado y de él mismo. Recuerdo que me decía que se
volvieron para mirar la tierra y la luz de España, al pisar la raya de
Francia. Igual que el mismo día, por diversa frontera alguien hacía: un
instante, todo un instante. (Zambrano, “Pérdida y aparición del último
escrito de ‘Juan de Mairena’ por Antonio Machado”, 1969: s/p)
En compañía de su esposo, sigue un largo viaje cuyo destino es la Casa de
España en México: París, Nueva York, La Habana donde ofrece una segunda
conferencia en el Lyceum Club sobre Ortega y Gasset; después llega a
México para ser profesora de filosofía en la Universidad San Nicolás de
Hidalgo de Morelia, Michoacán de la que dice: “Morelia cuyo camino no
busqué, sino que él mismo me llevó hacia ella, igual que a tantos otros
españoles, recién llegados del destierro.” (Guarner. “María Zambrano,
1904-1991). Morir al alba, con esa luz que siempre precede al sol en su
silencio”, 17 de febrero de 1991: s/p.) Se encuentra con León Felipe a quien
conocía de sus años de vida en Segovia; data también de esta época su
relación con Alfonso Reyes, Luis Cardoza y Aragón, Daniel Cosío Villegas,
Juan Soriano y Diego Mesa entre otros. Sobre esta etapa mexicana retomamos
un fragmento de Francisco Giner de los Ríos (“Recuerdos de María Zambrano y
su destierro en México”, 1991: 147-148), y otro, de una entrevista que le
realizan al regresar Zambrano a España:
El encuentro en la oficina de La Casa de España cuando ella se presentó al
presidente Alfonso Reyes, y a Daniel Cosío Villegas, Director del Fondo de
Cultura Económica y Secretario de La Casa. [...] Aquella fría, por oficinesca, oficina del banco Hipotecario en que se alojaba la cálida
Casa de España, se llenó de gracia de María y de su voz. Todos —y Alfonso
Reyes el que más— quedamos fascinados. Como estuvimos fascinados unos días
después en el Palacio de Bellas Artes, cuando María Zambrano dio sus
memorables tres conferencias antes de marcharse para Michoacán. [...] El
texto de aquellas conferencias [...] se recogió en su primer libro mexicano:
Pensamiento y poesía en la vida española. [...] Ese libro fue
inolvidable para mí en la amistad con María Zambrano, porque fue uno de mis
primeros ejercicios de corrector de pruebas y editor de poesía y tantas
otras cosas. (Todas las erratas de aquella edición son de Diego Mesa y mías,
que lo corregimos al alimón [...].
Yo cuando salí de España me prohibí la nostalgia. El exilio no lo elegí. Lo
acepté. No me gusta la nostalgia, a no ser que sea la nostalgia de un
futuro. Y sin embargo, recuerdo... Veo en el recuerdo a esos inditos de
Morelia que me enseñaron a decir Por favor, a hablar quedito, a
quitarme el lenguaje mandón que tenemos los españoles. (Peralta. “Entrevista
con la galardonada del Cervantes 1988. Como un sueño México está en mi
horizonte”, 1989: s/p.)
Publica dos obras: Pensamiento y poesía en la vida española y
Filosofía y poesía, así como el ensayo san Juan de la Cruz de la
“noche oscura” a la más clara mística en la revista Sur de Buenos
Aires. Araceli y su marido permanecen en Le Perthus, Francia; y en el sur de
Francia, su madre en compañía de sus dos primos: Pepe y Rafael Tomero.
1940. El 1 de enero llega a La Habana, Cuba invitada por la Universidad y el
Instituto de Altos Estudios e Investigaciones Científicas de la Universidad
de La Habana para dar dos conferencias sobre Ortega y Gasset en el
Ateneo. También invitada por Concha Meléndez impartirá otra sobre el
tema en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto
Rico. Se integra al grupo de escritores que llevan a cabo la revista
Espuela de plata y finalmente al grupo encabezado por José Lezama Lima
con Orígenes:
Los diez poetas del grupo
Orígenes de Lezama y su revista, en cuya
fundación yo tuve parte anónima y decisiva, me fueron presentados. Me
pidieron ayuda para que su labor tuviera el reconocimiento que merecía. Les
prometí que así lo haría en mis colaboraciones en revistas de prestigio de
América y de Europa. Uno de los diez, Cintio Vitier, me respondió “No,
María, nosotros somos de aquí, queremos ser reconocidos aquí”. Le di
entonces mi primer artículo para Orígenes. (Zambrano, “Breve
testimonio de un encuentro inacabable”: 43)
Entabla estrecha amistad con el doctor Gustavo Pittaluga, a quien conoció en
Madrid a través de Ortega y Gasset, y que en palabras de la autora será su
“guía intelectual en el exilio” (Castillo: 78). Colabora con diversas
revistas hispanoamericanas Taller, Luminar, El Hijo Pródigo
de México; Sur Buenos Aires, Argentina; Asomante y La Torre,
Puerto Rico, así como revistas del exilio español como Romance,
Nuestra España, Las Españas, entre otras. Se traslada
constantemente a Puerto Rico para dar conferencias, cursos y seminarios en
el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de San Juan y en la
Asociación de Mujeres Graduadas.
Zambrano parte del análisis de España para llegar a la dolencia de Europa y
publica “La agonía de Europa” en la revista argentina Sur, que
posteriormente será editado como libro, dedicándolo a: “A mi madre, en el
corazón de Europa”. Son momentos difíciles por la ocupación nazi, la
persecución de su cuñado Manuel Muñoz, quien había sido director de
Seguridad con la Guerra Civil, y miembro del gobierno de Azaña, es
inevitable. Se sabe que es apresado por la Gestapo, torturado e interrogado
antes de ser devuelto a España para ser fusilado. (Valente, “La doble muerte
de María Zambrano”, 9 de febrero de 1991)
1941.
Analizando los hechos que padece Europa, llegando a su punto más oscuro,
Zambrano observa que toda destrucción o agonía ha de conllevar alguna
esperanza, y para llegar a ella el paso intermedio es la confesión, así
publica en la revista mexicana Luminar “La confesión como género
literario y como método”, seguida por un artículo “La esperanza europea”
donde profundiza en lo ya planteado en “El freudismo, testimonio del hombre
actual”: la liberación de la multiplicidad de los tiempos y el ahondar en la
esperanza.
1942.
Participa en la Conferencia sobre Cooperación Intelectual en La Habana.
Imparte una conferencia sobre la filosofía ortegueana en el Departamento de
Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. El pensamiento
zambraniano adquiere riqueza al aborda en las relaciones entre filosofía y
poesía, adentrándose en la revalorización de la palabra.
1943.
Es profesora en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de
Río Piedras de San Juan de Puerto Rico e imparte cursos en la Asociación de
Mujeres Graduadas; aquí vuelve a ver a Pedro Salinas. Dicta una conferencia
en la Asamblea de Profesores de Universidad en el Exilio. Se observa que en
esta etapa Zambrano estudia las conexiones entre la violencia y las formas
del pensamiento; las divisiones que se dan entre el “sistema” y el “poema” y
las ideas de libertad que han ido surgiendo en esta relación desde el
idealismo alemán del siglo XVIII.
Estos polos posiblemente sean el germen de la razón mediadora, donde se
patentiza el estoicismo, el pitagorismo y el neoplatonismo
(Moreno Sanz: 615).
Asimismo se adentra en las lecturas
sobre “personalismo” y confronta las ideas de los existencialistas.
1944.
Publica El pensamiento vivo de Séneca en la editorial argentina
Losada, selección de textos y prólogo de Zambrano. Imparte un curso en La
Habana sobre el tema del “Nacimiento y desarrollo de la idea de la
libertad”; y en la revista Luminar se conoce su ensayo “Nacimiento y
desarrollo de la idea de libertad de Descartes a Hegel”. Es invitada por el
rector de la Universidad de Puerto Rico, Jaime Benítez, a ofrecer una serie
de conferencias a manera de curso que se tituló “Introducción al pensamiento
español”. Se estrecha su amistad con García Bacca y Ferrater Mora. En carta
a Rafael Dieste explaya su nítida visión de lo que ha de ser la razón
poética:
Hace ya años, en la guerra, sentí que no eran “nuevos principios” ni una
“Reforma de la Razón” como Ortega había postulado en sus últimos cursos, lo
que ha de salvarnos, sino algo que sea razón, pero más ancho, algo que se
deslice por los interiores, como una gota de aceite que apacigua y suaviza,
una gota de felicidad. Razón poética... es lo que vengo buscando. Y ella no
es como la otra, tiene, ha de tener muchas formas, será la misma en géneros
diferentes. [...] por la alegría inmensa, por la beatitud que da el sacarse
algo de dentro, de muy adentro, el volver a ser niño escribiendo.
(Moreno Sanz: 615).
1945.
Da a conocer La agonía de Europa a través de la editorial
Sudamericana, Buenos Aires.
1946-1948.
Viaja a París con motivo del fallecimiento de su madre, vivirá ahí hasta
1949. Al llegar el 6 de septiembre su madre ha sido enterrada y Araceli se
encuentra desecha por las torturas nazis, el encarcelamiento, extradición y
fusilamiento de su marido. María nunca más se separará de ella hasta su
muerte. En estos años de posguerra entra en contacto con el matrimonio
Zervos que las protegió y apoyó económicamente, Picasso, J. Charles Fal,
Octavio Paz, Malraux, Sartre, Simone de Beauvoir, pero sobre todo tuvo
amistad con Ángel Alonso, Juan Soriano, José Bergamín, Jorge Guillén, Luis
Fernández, Renè Char y Camus, quien el día que muere en accidente
automovilístico llevaba la traducción al francés de El hombre y lo divino
para Gallimard. Se sabe que Timothy Osborne, pintor inglés, también las
apoyó económicamente. Sobre el encuentro con Ciorán, Fernando Savater
menciona: “Y es que María, mujer de voz seductora, había estado hablando con
Ciorán, única ocasión en que se vieron, terminando éste cautivado: Ciorán un
personaje no tan fácil de arrobar”.[8]
1948.
Se separa de su marido. Se edita en la revista Orígenes el artículo:
“La Cuba secreta” que hace una revisión de la generación de Lezama Lima, a
raíz de la antología realizada por Cintio Vitier Diez poetas cubanos;
también publica el texto “Delirio de Antígona”. En la revista francesa La
Licorne se da a conocer su ensayo “Le regard de Cervantes”.
1949.
Sale de París en compañía de su hermana Araceli hacia Nueva York, regresando
a México por tren, donde permanece por seis meses estableciendo contacto con
José Gaos y Emilio Prados. Publica “Ortega y Gasset, filósofo español” en
Asomante. La Universidad de México le ofrece la Cátedra de
Metafísica antes ocupada por García Bacca, pero regresa a La Habana a dictar
una serie de conferencias sobre Ortega y Gasset. Durante su estancia hasta
1953 viaja constantemente a Puerto Rico.
1950-1953.
Da a conocer su obra Hacia un saber sobre el alma en la editorial
argentina Losada, que compila artículos escritos de 1933 a 1944. En
Orígenes aparece el artículo “Lydia Cabrera, poeta de la metamorfosis”
así como “El misterio de la pintura española en Luis Fernández” y “Amor y
muerte en Pablo Picasso”. Gana la mención del Premio Literario Instituto
Europeo Universitario de la Cultura por su obra Delirio y destino de
rasgos eminentemente autobiográficos y escrito en La Habana entre agosto y
septiembre de 1952. Se sabe que entre el jurado se encontraba Gabriel Marcel
quien pugnó por el premio, y finalmente se recomendó su edición en Guide du
Livre, cosa que Zambrano no aceptó, pues quería publicarlo al volver a
España.
1953.
Radica en Roma con su hermana Araceli en la Piazza del Popolo. Al final del
año realizará su último viaje a Cuba. Seguirá colaborando en Orígenes
y comenzará a publicar en la revista Boteghe Oscure de Marguerite
Caetani. Viaja por Italia y Suiza y entabla amistad con Elena Croce, Elemire
Zola y Victoria Guerrini que usa el seudónimo de Cristina Campo, Ramón Gaya,
Diego de Mesa, Enrique de Rivas, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Sergio
Fernández, Sergio Pitol y otros serán conocidos a través de los lugares que
frecuentaba: el café Rosatti, el café Greco, Piazza de España, la Trattoria
di Pietro... los gatos son su gran pasión:
Con cautela, con tiento, me anunciaron que la familia se alargaba a los
gatos, a los que cuidan (me chismearon Clara y Andrea en el café) con
devoción, con ascetismo. Los ensayos de María, altos, penetrantes, se
escriben entre maullidos, la fetidez de los orines, y los pleitos de amor.
La Duse es peligrosa. A Araceli la mordió; ¿no te has dado cuenta de que
tiene vendada la mano diestra? [...] E orrible: ¿come te lo posso
spiegare? Sono ventiquatro, caro, amen de los que alimentan en la calle.
(Fernández, “Las Meninas”, 1994: 306)
A través de una carta fechada el 31 de agosto de este año a Rosa Chacel, se
sabe que María lleva cinco años separada de Alfonso: “Ahora Alfonso se
divorcia de mí, hace cinco años que estamos separados, según él para ganar
dinero y atender a mi vida y la suya y que yo escriba... pero ahora que se
ha hecho mexicano, hombre de negocios que va “a reussier”, quiere
divorciarse y claro está, le he dicho que sí” (Cartas a Rosa Chacel:
44).
1954.
Publica en Orígenes “Tres delirios”, que forman parte de la novela
Delirio y destino. A raíz del libro de Fernand Lequenne, Le drama
cathare ou l’heresie nécessaire, Zambrano escribe un ensayo que es
conocido en Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura,
(París) “La honda angustia que el drama cátaro despierta”.
1955.
Muere Ortega y Gasset y Zambrano escribe su necrología “Don José” en la
revista Ínsula. Entabla amistad con Alfredo Castellón, Tomás Segovia,
Carlos Barral, Alfonso Costafreda, Jaime Gil de Biedma,[9] Agustín
Andreu y Alfonso Roig. Publica El hombre y lo divino en la editorial
mexicana Fondo de Cultura Económica; el ensayo “La multiplicidad de los
tiempos” en Boteghe Oscure;[10]
(Moreno Sanz, “Cronología”: 618) en La Licorne textos autobiográficos
pertenecientes a la novela Delirio y destino, y que serán publicados
como Dos fragmentos autobiográficos (El nacimiento). En la revista
La Torre de la Universidad de Puerto Rico, (número12) se edita el ensayo
“Sobre el problema del hombre”; en Ínsula “Lo que sucedió a
Cervantes” y en los Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura
“Una visita al Museo del Prado”. Los temas zambranianos se concentran en dos
líneas de investigación: filosofía y religión, de ello resultará El
hombre y lo divino; y el sueño, el tiempo y el pensar, que derivarán en
diversas versiones para distintas ediciones que de momento publica como
El sueño creador.
1956.
En La Torre (número doble 15-16) aparece “Apuntes sobre la acción de
la filosofía” y en Sur (número 241) “Unidad y sistema en la filosofía
de Ortega y Gasset”. Alain Guy, (hispanista francés) da a conocer su libro
Les philosophes spagnoles d’hier et d’au jourd’hui (Editions Privat.
Toulouse, Francia) donde ofrece un acercamiento a la obra de Zambrano y
resalta su importancia en el marco de desarrollo de las distintas tendencias
filosóficas del siglo XX.
1957.
Araceli comienza a padecer una tromboflebitis, la situación económica se
resquebraja, los amigos tanto de Italia como de fuera, apoyan a veces, y
otras no, se sabe de las “famosas” recolectas entre los asistentes al café
para pagar la renta, o de los constantes apuros, pero a todo se le da
capote, entre el sol y la abundante correspondencia con los amigos.
1958.
En Diógenes revista argentina (número 19) se conoce “Los sueños y el
tiempo”, ensayo fundamental para la obra El sueño creador e
investigación que se dará a conocer en sus Obras reunidas (Aguilar,
España, 1971).
1959.
Publica Persona y democracia (Ministerio de Instrucción Pública,
Puerto Rico) y en la revista Ínsula “Nina o la misericordia”.
1960.
Se edita La España de Galdós (Editorial Taurus, Madrid, España). Data
de su estancia en Roma la meditación en torno a la palabra que resultará en
la “Aurora de la palabra”.
1961.
En Cuadernos del Congreso por la libertad de la Cultura (número 49)
aparece “Carta sobre el exilio”. De su estancia en Roma se pueden recoger
múltiples anécdotas, pero quizá una de las más singulares es la referente a
la iglesia de San Giovanni Dicollato, donde se encuentran los restos de
aquellos muertos por el Santo Oficio.
Un día se acercó a los frailes que guardan el recinto mortuorio
—franciscanos mallorquines, según cree recordar— y les preguntó si se podía
ofrecer una misa por alguno de los ejecutados enterrados en el anonimato del
osario común. “Por supuesto”, le contestaron. “Pues quiero ofrecer una misa
por Giordano Bruno”, dijo María. El fraile se escandalizó un tanto y repuso,
con imprevisto acceso de erudición: “Pero creo que ése murió recalcitrante”. “Pues precisamente por eso”, insistió ella; y la misa se
dijo. (Savater. “En presencia de la voz de María Zambrano”, 1989: 18).
Durante este año, tanto María como Araceli tratan de gestionar un pasaporte
italiano, cosa que es imposible por su calidad de refugiadas, así como lo es
el pasaporte español, con el fin de arreglar algunas cosas —se sabe que
relacionados con el divorcio de María—, interviene en este asunto Octavio
Paz, para que Diego de Mesa o Juan Soriano que radicaban en México las
apoyasen. El viaje lo realizó Araceli sin resolver gran cosa.
1962.
Muere Emilio Prados el 24 de abril, la primera parte de su libro Signos
del ser
[11] (Castillo: 79), está dedicada a María.
Participa en el Coloquio de Royaumont cuyo tema es Los sueños en las
sociedades humanas con un ensayo que será importante para su
investigación sobre el sueño creador.
1963.
En Cuadernos Americanos se divulga un ensayo que más tarde será
incluido en su obra España sueño y verdad: “Emilio Prados” o “El
poeta y la muerte. Emilio Prados”. En dos revistas de Puerto Rico se
difunden otros dos artículos: “El tiempo y la verdad” (La Torre) y
“La escisión de la vida” (Asomante); y en Papeles de Son Armadans
“Los sueños en la creación literaria: la Celestina”.
1964.
Se dice que de Roma fueron echadas por la cantidad de gatos que tenían,
reciben una orden de salida por parte de la policía para irse en 12 horas
del país, también dicen que Elena Croce llega hasta el Presidente de la
República para que cancele tal orden y se dice que en septiembre las dos
hermanas se van en compañía de su primo Rafael Tomero y seguidas por sus
gatos a La Pièce
[12]
(Moreno Sanz: 620),
en el Jura francés, próximo de Ginebra,
cerca del Lago Leman y junto a un bosque, paisaje que será vital en la
concepción de su libro Los claros del bosque. En la Revista de
Metafísica y de Moral, (París) publica “De los dioses griegos”, que más
tarde conformará el segundo capítulo de El hombre y lo divino.
Es clara la línea de investigación que enriquece sus temas
filosóficos-poéticos, el problema de Dios, haciendo la distinción entre lo
sagrado y lo divino, la desacralización del mundo, la propuesta de los
ídolos, la nada como el rostro más aterrador de lo sagrado; y paralelamente
la búsqueda del sueño y la multiplicidad de los tiempos, eslabones de una
larga cadena donde subyace la razón poética.
1965.
En este nuevo exilio Rafael y Mariano Tomero, José Ángel Valente y Aquilino
Duque cuidarán de las Zambrano. Su estancia en La Pièce será una de las más
fecundas. Se conocen sus obras España, sueño y verdad (Editorial
Edhasa, Barcelona) y El sueño creador, (Universidad de Veracruz,
Xalapa, México); obtiene una beca de la Fundación Fina Gómez, de Venezuela;
uno de los artículos más importantes de esta época es “Francisco de
Zurbarán” en Educación.
1966.
El pensamiento de Zambrano comienza a ser revalorizado en España a través de
dos artículos: J. L. Aranguren, “Los sueños de María Zambrano” (Revista
de Occidente, febrero) y José Ángel Valente “María Zambrano y el sueño
creador” (Ínsula, septiembre, número 238).
1967-1969.
J. L. Abellán escribe un texto, analizando la obra de Zambrano, mismo que
será parte de su libro Filosofía española en América (1936-1966). En
México se edita La tumba de Antígona (Siglo XXI) y un fragmento es
publicado en la Revista de Occidente (Año V, número 54, septiembre de
1967); además escribe un ensayo que se difunde en Asomante
(octubre-diciembre): “La palabra y el silencio”, antecedente de la obra
Claros del bosque.
1969.
La revista Papeles de Son Armadans (Palma de Mallorca, número 165)
edita otro ensayo que será el último capítulo de El hombre y lo divino:
“El libro de Job y el pájaro”. Es en este año que Índice (número 248)
da a conocer el Mairena póstumo de Antonio Machado con el pasaje
sobre Blas Zambrano y para el cual María escribe una nota.
1971.
Se edita el primer volumen de sus Obras reunidas (Editorial Aguilar)
que comprende: El sueño creador, Filosofía y poesía,
Apuntes sobre el lenguaje sagrado y las artes, Poema y sistema,
Pensamiento y poesía en la vida española y Una forma de
pensamiento: la “Guía”. De estos años en La Pièce, se sabe que Zambrano
ha escrito ensayos que derivarán en otros libros posteriores como son De
la aurora, Notas de un método, Los sueños y el tiempo y
Los bienaventurados (Moreno Sanz: 620).
1972.
En febrero muere su hermana: “María se resiste a internar a Araceli en una
clínica, y sólo cuando es eminente el final la lleva de Belair; poco antes
de morir le dice: “María, desenróscate, que te prendes a mí como una
serpiente. ¡Déjame morir!” Araceli muere de una tromboflebitis aguda el 20
de febrero” (Moreno Sanz: 620-621). A raíz de la muerte de Araceli, María
rechaza ir a vivir a la Villa Leopardi en Torre del Greco, llamada La
Ginestra porque Leopardi escribió ahí este poema, propiedad de la
Universidad de Nápoles misma que es ofrecida a través de Elena Croce, por el
Comité para la Conservación de Monumentos Históricos y Artísticos y
Naturales, con el fin de que apoyara su restauración. A principios de año
viaja a Grecia donde conoce Atenas, Delfos, Eleusis y Sounio en compañía de
Timothy Osborne y su esposa.
1973.
Vive entre Roma y su casa en el Jura. De esta época datan artículos como “La
máscara de Agamenón” o “El vaso de Atenas”. Se hace una segunda edición de
El hombre y lo divino donde explica:
Y así el contenido de
El hombre y lo divino, en sus dos primeras
impresiones, viene a adquirir se me figura, un carácter introductivo en la
mayor parte de sus argumentos. Un carácter de introducción a lo que ahora
parece y quizá mayormente todavía, a todo lo que conservado en carpetas
aguarda el momento propicio de ser entregado a la atención del posible
lector, por muy alejado y extraño que pudiera parecer. Y a todo también lo
que se presenta indefinidamente en mi pensamiento. (Zambrano. “Prólogo a la
segunda edición”, El hombre y lo divino, 1991: 11)
1974.
Vive definitivamente en La Pièce acompañada de sus primos Mariano y Rafael
Tomero. José Ángel Valente ayuda a la integración de la obra que más tarde
se publicará bajo el título de Claros del bosque. Después de 35 años
sale una edición facsimilar de Hora de España número 23, el cual
nunca se distribuyó porque coincidió con el final de la guerra, con un
prólogo de Zambrano.
1975.
De este año, datan artículos de importancia, uno publicado en Ínsula
(Madrid), “Miguel de Molinos, reaparecido”; con motivo al homenaje a Antonio
Machado en la revista Cuadernos para el Diálogo (Madrid), “Un
pensador”; en Río de Piedras (Revista de la Facultad de Humanidades
de San Juan de Puerto Rico) “El camino recibido”; “El horizonte y la
destrucción” en Diálogos (México), entre otros.
1976.
Debido al homenaje a Federico García Lorca en la revista Trece de Nieve
(Madrid, España), Zambrano escribe “El viaje: infancia y muerte”. Muere José
Lezama Lima.
1977.
Se conoce Claros del bosque (Editorial Seix Barral, Barcelona) y
Los intelectuales en el drama de España, edición que considera sus
artículos de Hora de España. Estas dos obras tienen gran eco en la
crítica. De la primera comenta Jesús Moreno: “No creo pueda comprenderse
Claros del bosque sin tener en cuenta la conversión que en este libro se
hace del “horizonte filosófico” (regido por la metáfora de la pura
“visibilidad”) en el “centro” de una razón poética (regida ya por una luz
que es la sonorización de Apolo)” (Moreno Sanz: 621).
En la
publicación del libro póstumo de José Lezama Lima Fragmentos a su imán
aparece un poema titulado “María Zambrano” (Lezama Lima.1987:
166-167):
María se nos ha hecho tan transparente que la vemos al mismo tiempo en Suiza, en Roma o La Habana. Acompañada de Araceli no le teme al fuego ni al hielo. Tiene los gatos frígidos y los gatos térmicos, aquellos fantasmas elásticos de Baudelaire la miran tan despaciosamente que María temerosa comienza a escribir. La he oído conversar desde Platón hasta Husserl en días alternos y opuestos por el vértice, y terminar cantando un corrido mexicano. Las olitas jónicas del Mediterráneo, los gatos que utilizaban la palabra
como, que según los egipcios unía todas las cosas como una metáfora inmutable, le hablaban al oído mientras Araceli trazaba un círculo mágico con doce gatos zodiacales, y cada uno esperaba su momento para salmodiar El Libro de los Muertos. María es ya para mí como una sibila a la cual tenuemente nos acercamos, creyendo oír el centro de la tierra y el cielo de empíreo, que está más allá del cielo visible. Vivirla, sentirla llegar como una nube, es como tomar una copa de vino y hundirnos en su légamo. Ella todavía puede despedirse abrazada con Araceli, pero siempre retorna como una luz temblorosa.
Asimismo publica en el diario El País (27 de noviembre) un artículo
sobre el poeta: “Hombre verdadero: José Lezama Lima”. Muere otro amigo
entrañable, José Herrera Petere, procediendo a dar lectura de algunos
pensamientos el día de su entierro. En Ínsula (julio-agosto), aparece
el artículo “Acerca de la generación del 27” y en Revista de Occidente
“Pensamiento y poesía en Emilio Prados”, posteriormente el prólogo al
poemario Circuncisión del sueño del citado autor.
1978.
Cambia su lugar de residencia a Ferney-Voltaire, Suiza, población vecina de
Ginebra. La pérdida de la vista le dificulta leer y escribir, aún así
trabaja en su obra De la aurora y en Notas de un método. Su
primo Mariano debe ser internado en Ginebra por perforación estomacal.
En El País (9 de julio) se difunde su artículo “Presencia de
Miguel Hernández”. La crítica responde a Claros del bosque a través
de varias reseñas.
1979.
Se divulgan tres fragmentos que conformarán parte de su libro De la
aurora en la revista Poesía (Ministerio de la Cultura, Madrid,
número 4): “La palabra perdida”, “La palabra inicial” y “El germen”. Otro
texto de la época es: “Antes de la ocultación de los mares” (revista
Altaforte, París, número 1); así como un ensayo sobre José Bergamín en
Camp de l’Arpa (número doble 67-68). José Ángel Valente saca un nuevo
libro Material memoria dedicándole un poema “Palabra” y en Cartas
de José Lezama Lima (1936-1976), se encuentran varias dirigidas a María
Zambrano. Ante la definitiva pérdida de salud, Zambrano continúa sus
“epistolarios” con diversos amigos: Cintio Vitier, Carlos Franqui, Edison
Simons, Enrique de Rivas, entre otros; llama la atención que se enfatice la
relación con la esposa de Lezama Lima, a quien nunca conoce personalmente.
Se celebran las I Jornadas Andaluzas de Filosofía, que se clausuran
con una conferencia de Juan Fernando Ortega Muñoz sobre la obra de María
Zambrano (Ortega Muñoz, Introducción al pensamiento de María Zambrano:
22).
1980.
Cambia de residencia a Ginebra, rodeada de amigos y sus primos parece que su
subsistir diario será más sobre llevadero. En Escandalar (Nueva York,
número 4) se editan “Fragmentos” que serán parte de la obra De la aurora;
en este año escribe además dos artículos que mostrarán el espíritu de
Zambrano: “No la llaméis, no la llaméis que no viene”, “La noche del sentido
—la aurora de la palabra es la noche del sentido”; “La mirada originaria en
la obra de José Ángel Valente” y “En la distancia” (sobre José Herrera).
Obtiene, a través de la colonia asturiana de Ginebra, el nombramiento de
“Hija adoptiva del Principado de Asturias”, primer reconocimiento con
carácter oficial de España (Moreno Sanz: 623).
1981.
Este año será de vital importancia en la difusión de su pensamiento en
España, diversos artículos suyos y sobre ella se publican en diferentes
revistas: Ínsula (números 416-417) “Poeta, profeta Juan Ramón
Jiménez”; Dos escritos autobiográficos (El nacimiento); se le dedica
un suplemento cultural “Sábado Literario” del periódico Pueblo, al
igual los Cuadernos del Norte número 8, donde aparece el testimonio
E. M. Ciorán, entre otros. Además de ello, el 13 de junio se retransmite una
conferencia por Radio Nacional que concede la autora a José Miguel Ullán en
Ginebra. En Caracas, Venezuela, el II Congreso de Escritores
considera la recuperación del pensamiento y la figura zambraniana a partir
de la conferencia dada por Dámaso Santos Amestoy. José Ángel Valente, al
ofrecer una conferencia en el Colegio Mayor San Juan Evangelista, da a
conocer una grabación hecha especialmente para la ocasión donde Zambrano
habla de “Algunos lugares de la palabra en Claros del bosque”
(Castillo: 80).
Es galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y
Humanidades. Es designada hija predilecta por el Ayuntamiento de Vélez,
Málaga llamando con su nombre a una de las calles de su pueblo natal. La
invitan a clausurar las II Jornadas Andaluzas de Filosofía, pero su
mala salud se lo impide; aun así “se aprobó por unanimidad solicitar el
nombramiento de María Zambrano como catedrático extraordinario de la
Universidad y promover su vuelta a España” (Ortega Muñoz. Introducción al
pensamiento de María Zambrano: 22).
Se inicia así el camino para una serie de homenajes, conferencias,
reconocimientos, publicaciones... que durarán hasta el final de su vida.
1982.
Se edita el libro Dos fragmentos sobre el amor (Ediciones Begar,
Andalucía, España), mismo que es presentado por Fernando Savater en la
Biblioteca Nacional. Publica un artículo sobre Octavio Paz que ganó el
Premio Cervantes en 1981 en el periódico El País (23 de abril),
titulado “Saludo a Octavio Paz”; un fragmento del ensayo “La llama” en la
revista Número (mayo-junio), anteriormente dado a conocer en su
totalidad en la revista Conoscenza Religiosa, dirigida por Elemire
Zola. Sale una nueva edición de su obra España, sueño y verdad con
tres ensayos nuevos de pintura sobre Picasso, Ramón Gaya y Luis Fernández;
al igual, La España de Galdós conoce una segunda edición. Se publica
también un ensayo por parte de la Universidad de Málaga María Zambrano o
la metafísica recuperada serie de ensayos sobre su pensamiento de Alain
Guy, Aranguren, Valente, etcétera, coordinado por Juan Fernando Ortega
Muñoz.
Un Instituto de bachillerato en Leganes lleva el nombre de María Zambrano
desde el principio de curso. Durante este año se le realiza un Homenaje en
Sevilla en el Aula de Filosofía de la Caja de Ahorros San Fernando del 15 al
19 de febrero con el tema “Imaginación y pensamiento crítico”; una serie de
conferencias del 4 al 7 de mayo en el Colegio Mayor de San Juan Evangelista
que versa sobre su obra. Se da a conocer una grabación en voz de la autora
con textos seleccionados por Jesús Moreno (edita Servicio de Publicaciones
del Ministerio de Educación y Ciencia). Se le otorga el Premio “Pablo
Iglesias”.
1983.
Recibe el “doctorado honoris causa” por la Universidad de Málaga. Litoral
dedica a Zambrano sus números 121-123, y 124-126, reeditando La tumba de
Antígona y sacando a la luz el texto Diótima. En junio-julio, en
Almagro, se organiza con la intervención de diversas instituciones un
Seminario sobre su obra, mismo que se publica como Papeles de Almagro. El
pensamiento de María Zambrano. Recibe el premio extraordinario Pablo
Iglesias.[13]
(Sin autor. “El Premio Miguel de Cervantes ‘88 para la española María
Zambrano. En Málaga se constituyó una Fundación en su nombre”, 26 de
noviembre 1988: s/p.) Decide regresar a España, al convento de las Madres
Agustinas de Valdepeñas, pero la enfermedad la consume siendo internada en
una clínica en Ginebra.
1984.
Zambrano se recupera de la artrosis y anemia, y es operada de cataratas. A
raíz del II Encuentro de Literatura Universitaria de Andalucía se
nombra una nueva asociación como Aula de Literatura “María Zambrano”, nombre
que modificó la pensadora por Aula de Poesía y Pensamiento “María Zambrano”.
En Segovia el 5 de mayo, se le rinde un homenaje denominado “Segovia: un
lugar en la palabra de María Zambrano”. Se publica Andalucía sueño y
verdad (Editorial E.A.U.S.A. Granada, España) y Cuadernos
Hispanoamericanos, edita un número con importantes colaboraciones. Con
el apoyo de Jesús Moreno prepara la edición De la aurora y con
Fernando Ortega Muñoz hace una revisión de El sueño creador. El 20 de
noviembre regresa a España después de 45 años de exilio, radicando en
Madrid. El reencuentro con amigos de antes y nuevos, las gestiones desde
Vélez, Málaga, tratan de hacerla sentir en casa.
1985.
En febrero es nombrada hija predilecta de Andalucía, y se organiza un
homenaje en Vélez, Málaga del 21 al 24 de abril. El Aula de Poesía y
Pensamiento “María Zambrano”, saca el primer número de la revista Claros
del bosque. Revista de Poesía y Pensamiento. Asimismo participa en un
Homenaje a Alfonso Reyes en el Ateneo de Madrid. Sus salidas siempre se
dirigen a ciertos lugares: “El Retiro”, “Academia de San Fernando”, “Plaza
del Conde Barajas”, los barrios viejos de Madrid... y su pasión por los
gatos continúa.
1986.
La revista Cambio 16 le otorga el premio “Los 16 del año 85” bajo el
rubro de Pensamiento. Se da a conocer Senderos (Editorial
Anthropos, Colección “Memoria rota. Exilios y Heterodoxias”, Barcelona,
España). En octubre el Centro “María Zambrano” de la Universidad Anthropos
comienza con el seminario de “Análisis de la Producción Social de los
Pueblos Hispanos” siendo el tema de inicio “Pensamiento, obra y experiencia
de María Zambrano en los contextos históricos de la cultura”. Se publica
De la aurora, se reedita El sueño creador.
1987.
La revista Anthropos. Revista de documentación científica de la cultura
le dedica los números 70/71; se crea en su ciudad natal la Fundación María
Zambrano; recibe la Medalla de Honor de la Comunidad de Madrid; se editan
por segunda vez Pensamiento y poesía en la vida española (Editorial
Endymion, Madrid, España), Hacia un saber sobre el alma (Editorial
Alianza, Madrid, España), La confesión, género literario (Editorial
Mondadori, Madrid, España), María Zambrano. Antología, selección de
textos (Anthropos, Suplemento número 2). En este año vuelve
Mariano a su lado, así como su primo Rafael Tomero y su esposa Iovanna,
quienes cuidarán de ella. Por la entrevista de José Miguel Ullán sabemos por
qué no quería volver a visitar el Museo del Prado:
Pero el Museo del Prado es... ¿Sabes a lo que le tengo miedo? A que sea
demasiado visible, a que me lo hayan cambiado, a que yo no encuentre
aquellas penumbras, aquellos rincones, aquellas luces, aquellos personajes
de ciertos cuadros especialmente señalados, como Las Meninas: que
vayan a dejarse ver demasiado; de que el espejo acuoso del fondo de Las
Meninas, que tan revelador es, vaya a estar demasiado claro. (Ullán,
“Conversación con María Zambrano”: 85)
1988.
Carlos Fuentes es el vocero que le anuncia a Zambrano ser la primera mujer
que gana el Premio Cervantes, otorgado por la Asociación de Academias de la
Lengua Española. Se sabe que como finalistas se encuentran el paraguayo Roa
Bastos, los chilenos José Donoso y Nicanor Farre, los españoles Camilo José
Cela, Francisco Ayala y Rosa Chacel, el uruguayo Mario Benedetti, entre
otros. Concluye Notas de un método. Su casa es como dice ella: “El
arca de Noé” (Jesús Moreno Sanz, “Cronología”: 627), vienen a visitarla
múltiples personas. En entrevista con Adolfo Castañón comenta sobre México:
“Alguna vez alguien me preguntó si yo odiaba a México. La pregunta tal vez
nacía a causa de mi visible perplejidad cuando yo llegué a ese país. Estaba
confusa. Nunca he sentido tantos dioses como en México. Es algo a lo cual no
estamos acostumbrados y que ni siquiera podemos imaginar” (Castañón, “María
Zambrano: sueño o verdad”: 207).
1989.
El 10 de abril se le rinde un homenaje por parte del Instituto de la Mujer,
se traslada su biblioteca a la Fundación. El 24 de abril en la Universidad
de Alcalá de Henares recibe su primo Rafael Tomero el Premio de Literatura
en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 1988. Se publican sus obras
Notas de un método (Mondadori, Madrid); Para una historia de la
piedad (Editorial Torre de las Palomas, Málaga); Delirio y destino
(Mondadori, Madrid); Algunos lugares de la pintura (Espasa-Calpe,
Madrid); y Federico García Lorca. Antología (Fundación María
Zambrano, Vélez, Málaga). “En octubre, y en casa de Antonio Maura, el rector
de la Universidad Complutense de Madrid, Gustavo Villapalos, le entregó el
original de su título académico en la Universidad Complutense” (Moreno Sanz:
628).
1990.
La Fundación María Zambrano organiza el Primer Congreso Internacional
sobre la Vida y obra de María Zambrano, en el Palacio de Beniel,
Vélez, Málaga, del 23 al 26 de abril. A pesar de su precaria salud se
publica Los bienaventurados (Siruela, Madrid) y deja copia para la
edición de Los sueños y el tiempo. Asimismo escribe diversos
artículos o reescribe otros: “El cine como sueño”, “Jaime en Roma”, “Una
parábola árabe”, “La recreación”, “Una injusticia” e “Impávido entre ruinas”
(Moreno Sanz: 628). Es propuesta como candidata para el Premio Nobel. Recibe
a pocas personas; comenta Carlos Fuentes sobre la última vez que vio a la
escritora: “Tan frágil de cuerpo, tan fuerte de espíritu, recuerdo que me
tomó de las manos y me pidió que cantásemos algunos corridos de mi tierra.
Finalmente apunta que cuando recuerda el brillo de los ojos de María
Zambrano, el ardiente marfil de sus manos, la pasión y la compasión de su
voz, la sitúo otra vez, como, quizás, a ella le gustaba ser situada: en el
tiempo, siempre en el tiempo, porque sin el tiempo, el corrido, el
recorrido, no podemos nunca transformar lo que vivimos en lo que sabemos.”[14]
(Sin autor. “Nos reconocemos en su estirpe: Fuentes. Falleció la escritora
María Zambrano”, 7 de febrero 1991: s/p)
1991.
Muere el 6 de febrero en el Hospital de la Princesa, aquejada por una
infección respiratoria, y acompañada por varios amigos: Esther Blázquez,
Fernando Muñoz, Rogelio Blanco, Jesús Moreno Sánz, Teresa García y Antonio
Castellón. Yace en Vélez, Málaga entre un limonero y un naranjo, en la
inscripción de la lápida por su deseo se lee del Cantar de los cantares:
Surge amica mea et veni. Cuentan quienes han visitado su tumba que
los gatos no la abandonan.
Bibliografía de obras citadas
-
Cartas a Rosa Chacel.
Edición, introducción y notas de Ana Rodríguez-Fischer. España:
Editorial Versal, Colección Travesías, 1992.
-
Castañón, Adolfo. “María Zambrano: sueño o verdad”.
La gruta tiene dos
entradas. México: Editorial Vuelta, 1994.
-
Castillo, Julia. “Cronología de Zambrano”.
María Zambrano. Pensadora de
la Aurora, en Anthropos. Revista de Documentación Científica de la
Cultura. 70/71 (marzo-abril (1987):
74.
-
Fernández, Sergio. “Las Meninas”.
Más allá de Litoral. Editores
Enrique Hülsz Piccone y Manuel Ulacia. Facultad de Filosofía y Letras.
México: UNAM. Col. Cátedras, 1994.
-
Giner de los Ríos, Francisco. “Recuerdos de María Zambrano y su destierro en
México”. Número Monográfico dedicado a María Zambrano, en Philosophica Malacitana. Departamento de Filosofía, Facultad de
Filosofía y Letras, y Universidad de Málaga.
No. IV (1991): 147-148.
-
Guarner, Vicente. “María Zambrano (1904-1991). Morir al alba, con esa
luz que siempre precede al sol en su silencio”. Excélsior. México.
Sección Cultural El Búho. 17 de febrero de 1991, s/p. Archivo
Hemerográfico del Centro Nacional de Información y Promoción de la
Literatura del INBA.
-
Hernández, Miguel. “La Morada Amarilla”. “Poemas varios 1933-1934”.
Obra
poética completa. Madrid: Alianza Tres Editorial, 1984.
-
Lezama Lima, José.
Fragmentos a su imán. Barcelona:
Lumen, 1987.
-
Moreno Sanz, Jesún. “Cronología”.
La razón en la sombra. Antología del
pensamiento de María Zambrano.
Ed. Siruela. Col. Libros del Tiempo # 59. Madrid, España, 1994.
-
Ortega Muñoz, J. F.
María Zambrano. Su vida y su obra. Cuadernos de
Puerta Nueva. Serie Arte y Pensamiento. Editado por la Junta de Andalucía,
Conserjería de Educación y Ciencia, Conserjería de Cultura y Medio Ambiente
y Delegación Provincial de Málaga, España, 1992.
-
______.
Introducción al pensamiento de María Zambrano. Sección de
Obras de Filosofía. México: FCE, 1994.
-
Peralta, Braulio. “Entrevista con la galardonada del Cervantes 1988. Como un
sueño México está en mi horizonte”. La Jornada. México. 25 de abril
de 1989. s/p. Archivo Hemerográfico del Centro Nacional de Información y
Promoción de la Literatura del INBA.
-
Robles, Robles. “A propósito de 3 cartas de María Zambrano a Ortega”.
Philosophica Malacitana (Número Monográfico dedicado a María Zambrano).
Departamento de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, y Universidad de
Málaga.
Vol. IV. Málaga, España,
1991.
-
Savater, Fernando. “En presencia de la voz de María Zambrano”.
María Zambrano. Premio Miguel Cervantes [1988].
Editado por el Ministerio de Cultura, Dirección General del Libro y
Bibliotecas y Dirección del Centro de las Letras Españolas, 1989.
-
Ullán, José Miguel. “Conversación con María Zambrano”. Espacio Escrito.
Revista Literaria. No.1, otoño. Badajoz, España, 1987.
-
Valente, José Angel. “La doble muerte de María Zambrano”.
ABC.
Madrid, España. 9 de febrero de 1991. s/p.
-
Zambrano, María. “La guerra de Antonio Machado”.
Hora de España. Revista
Mensual. Tomo III, Nos. XI-XV (noviembre-diciembre 1937).
-
______. “Notas sobre Madrid Cuaderno de la Casa de la Cultura”.
Hora de
España. Revista Mensual. Tomo V, Nos. XX-XXII (agosto-octubre 1938).
-
______. “Pérdida y aparición del último escrito de ‘Juan de Mairena’ por
Antonio Machado”. Índice No. 248 (1969): s/p.
-
______.
Poesía y filosofía. Colección Sombra del Origen. México: FCE,
1987.
-
______. “Blas J. Zambrano”.
María Zambrano. Antología, selección de
textos, en Anthropos. Revista de Documentación Científica de
la Cultura. Suplemento #2. 70/71 (marzo-abril
1987): 11-12.
-
______. “Breve testimonio de un encuentro inacabable”.
María Zambrano
Antología, selección de textos, en Anthropos. Revista de
Documentación Científica de la Cultura. Suplementos #2, No. 70/71
(marzo-abril
1987): 42-43.
-
______. “A modo de autobiografía”.
María Zambrano. Pensadora de la Aurora,
en Anthropos. Revista de Documentación Científica de la Cultura. No.
70/71 (marzo-abril
1987): 70.
-
______. “Hora de España XXIII”.
María Zambrano. Antología, selección de
textos. Anthropos. Revista de Documentación Científica de la Cultura.
Suplemento. No. 70/71 (marzo-abril
1987).
-
______. “Adsum”.
Delirio y destino. Los veinte años de una española.
Ed. Mondadori. Col. Narrativa. Madrid, España, 1989.
-
______. “Prólogo a la segunda edición”.
El hombre y lo divino.
Madrid: Editorial Siruela. Col. Libros del Tiempo #28, 1991.
Notas
María Zambrano. “Adsum”. Delirio y destino. Los veinte años de
una española. Ed. Mondadori. Col. Narrativa. Madrid, España,
1989. p.26. Se hace referencia a través de una conferencia de
Fernando Savater en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y
cuya nota apareció en El Nacional, México, 13 de febrero de
1991, con el título “Sobre la responsabilidad de los intelectuales:
razón, pasión y poder”, que es miembro de la generación del ‘27.
Jesús Moreno Sanz. “Cronología”. Op.Cit. p. 611. Dicho
comentario es extraído de la entrevista que le hace Antonio Colinas.
“Sobre la iniciación (Conversación con María Zambrano)”, en El
sentido primero de la palabra poética. México-Madrid-Buenos
Aires: FCE, 1993. p. 282.
De ello da cuenta en el artículo “Testimonios: Españoles fuera de
España”, en Hora de España. Revista Mensual. Tomo II,
No. VII, junio-octubre. Valencia, España, 1937.
En ella publica “El español y su tradición”, “Españoles fuera de
España”, “La guerra, de Antonio Machado” y “La reforma del
entendimiento español”. Blanco Aguinaga, Rodríguez Puertolas y M.
Zavala. Historia social de la literatura española (en lengua
castellana) Tomo III. Madrid: Editorial Castalia, 1984. pp.
17-18.
María Zambrano. “Dos conferencias en la casa de la cultura”, en
Hora de España. Revista Mensual. Tomo II, Nos. VI-X,
junio-octubre. Valencia, España, 1937. A través de la reseña sobre
las conferencias dictadas en La Casa de la Cultura se sabe que entra
en contacto con los poetas cubanos Marinello y Guillén.
Durante 1938 en Hora de España da a conocer varios artículos:
“Un camino español: Séneca o la resignación”, “Poesía y revolución”,
“Misericordia: sobre la novela de Galdós”, “Pablo Neruda o el amor a
la materia”.
El autor señala que en esta concepción se hallan Empédocles,
Plotino, Espinoza y Nietzsche.
Fernando Savater en la conferencia presentada en la Facultad de
Filosofía y Letras y reseñada en El Nacional. México. 13 de
febrero de 1991.
Le dedica un poema en su libro Compañeros de viaje “Piazza
del Popolo”.
Dirige la sección de literatura española, véase Jesús Moreno Sanz.
“Cronología”. Op.Cit. p. 618.
Es curioso el caso, ya que Emilio Prados muere el mismo día que el
libro se termina de imprimir por la Editorial de Papeles de Son
Armadans, Palma de Mallorca, España, e intuyendo su muerte cercana,
cambia en último momento la dedicatoria del “Libro I”, para mayor
información ver Julia Castillo. “Cronología de Zambrano”, 79.
Tal historia está referida verbalmente por Enrique de Rivas, Rafael
Tomero y confirmada en Jesús Moreno Sanz. “Cronología”, 620.
Sin autor. “El Premio Miguel de Cervantes ‘88 para la española María
Zambrano. En Málaga se constituyó una Fundación en su nombre”, en
El Nacional. 26 de noviembre. México, 1988, s/p. Archivo
Hemerográfico del Centro Nacional de Información y Promoción de la
Literatura del INBA.
Sin autor. “Nos reconocemos en su estirpe: Fuentes. Falleció la
escritora María Zambrano”, en Excélsior. México, 7 de febrero
1991. s/p, en Archivo Hemerográfico del Centro Nacional de
Información y Promoción de la Literatura del INBA.
Mariana Bernárdez
www.marianabernardez.com
Actualizado, Octubre 2004
© José Luis Gómez-Martínez
Nota: Esta versión electrónica se provee únicamente con fines educativos. Cualquier
reproducción destinada a otros fines, deberá obtener los permisos que en cada caso
correspondan.
|