José Revueltas |
José Revueltas o la utopía contrariada*
América Luna Martínez La alternativa Conocí a José Revueltas una mañana esplendorosa de domingo en la Casa del Lago de Chapultepec. Desde muy temprano el lugar estaba abarrotado seguramente por todos aquellos que lo seguíamos a cuanto lugar se presentaba luego de su excarcelación. El maestro sostuvo una conversación ágil con José Agustín hablando de diversos temas, de sus vivencias en Lecumberri, de su opinión y balance del movimiento estudiantil, de cómo Revueltas proponía analizar la situación de la Unión Soviética a partir del carácter burocrático de su régimen, y también nos compartió algunos de sus proyectos. En otras ocasiones en que lo volví a escuchar teorizando sobre la cárcel o el teatro, hasta que un día por un azar afortunado un grupo de amigos editores de la Revista Idea, me invitaron a su casa. Allí nos recibió cálida y afectuosamente, nos enseñó su espacio de trabajo, las fotos blanco y negro que adornaban las paredes de su modesto pero acogedor estudio. Hablamos de lo difícil que resultaba conseguir su obra política y se alegró mucho cuando saque de mi morral una edición rústica de Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, la cual me firmó mientras platicábamos del accionar de las izquierdas y tomábamos una copita. Antes de despedirnos, reiteró que su casa siempre estaba abierta a los jóvenes inquietos como nosotros. ¿Por qué José Revueltas, se convirtió en el guía político y espiritual del movimiento estudiantil y sus alrededores? En más de un sentido era la encarnación de la rebeldía, de una voluntad férrea en perseguir la utopía socialista, de la coherencia de toda una vida de predicar con el ejemplo. "Se escribe a partir de lo que se ha conseguido ser", nos propone Simone de Beauvoir, y en el caso de José Revueltas esto es algo totalmente cierto. Nacido en 1914 en Santiago Papasquiaro, un pueblito del estado de Durango, perteneció a una familia de talentos extraordinarios, Silvestre músico, Fermín y Consuelo pintores, Rosaura actriz, los nombres de estos personajes son indispensables en la historia de la cultura nacional del siglo XX. Socialismo y escritura Su infancia transcurrió en la ciudad de México, donde debido a las limitaciones económicas de su familia y porque José no soportó las crueles burlas de sus compañeritos por sus botas "picudas norteñas", el niño desertó del Colegio Alemán. Pero el alejamiento de la escuela no significó que el precoz José se alejará de los libros, por el contrario el muchacho prefirió pasar su tiempo en la biblioteca mejor que en las aulas. En alguna de las muchas entrevistas que concedió a lo largo de su vida comenta que sus dudas en cuanto a Dios y a la religión lo llevaron a estudiar filosofía e historia de la filosofía, de esta manera llegó a conocer a los marxistas italianos como Labriola, pero el hallazgo bibliográfico más revelador para el muy joven Revueltas, fueron Los manuscritos económico-filosóficos donde Marx propone su teoría de la enajenación. Su sensibilidad ante la pobreza aunada a sus lecturas, y el contacto con "el Trostky", un compañero de trabajo y activista político, hicieron que José Revueltas pensara en la importancia lanzarse a transformar el mundo, y decidió unirse a las filas del Partido Comunista Mexicano. Su primera experiencia política es verdaderamente accidentada pues la represión del callismo recae sobre todos aquellos que puedan representar una amenaza para el caudillo, pero especialmente contra los comunistas. Un día mientras los izquierdistas se congregaban en un mitin en la Plaza de Santo Domingo en el centro de la ciudad de México, la policía disuelve la reunión con gran violencia y el joven militante es llevado a la correccional. En el reclusorio juvenil José cumple quince años, ahí también comienza su peregrinar por las cárceles mexicanas hasta los últimos años de su vida.. Esa temprana experiencia carcelaria será recreada años más tarde en el cuento El quebranto y marcará para siempre su escritura desgarradora y catártica cuando años más tarde amparado en el realismo dialéctico emprenda la redacción de sus cuentos y novelas. O con agudeza recorre la historia nacional para desmitificarla junto con sus fallidos redentores, en sus numerosos escritos periodísticos y documentos de discusión política. Hay en la vida y obra de José Revueltas, una voluntad inquebrantable por conocer, describir y transformar el mundo, siempre en actitud desafiante y crítica. Lector voraz, escritor prolífico, Revueltas encuentra en la literatura, la posibilidad liberadora que proporciona un arte que se precie de serlo, en un momento en que los militantes comunistas estaban presionados por las políticas culturales del estalinismo que satanizaba cualquier producción artística que se alejará de los cánones del realismo socialista. Baste recordar que en 1934, el Primer Congreso de Escritores Soviéticos proclama en nombre del arte proletario al realismo socialista como doctrina estética oficial. Y aunque es en los años treinta cuando nuestro autor profesa una fe ciega en la Unión Soviética y sus dirigentes, su inquietud creadora lo lleva a formular su teoría del realismo dialéctico (Revueltas. 1967a) donde propone que el creador, si bien debe estar atento a la realidad circundante y a su momento histórico, el escritor puede y debe buscar todos los recursos que le permitan manifestar la totalidad de la compleja experiencia humana. Es precisamente con base en esa propuesta que Revueltas escribe varias de sus obras más importantes y polémicas: a pesar de su intención estético-política, su primera novela, Los muros de agua publicada en 1940, no traspasa las desgarradoras experiencias de los presos comunes y perseguidos políticos con quienes vivió José Revueltas en el penal de las Islas Marías en el año de 1933. Su vocación experimental lleva a este intelectual a publicar en 1943 El luto humano, donde logra importantes aciertos literarios pues además de aplicar de manera ágil los postulados de su realismo dialéctico juega con la estructura narrativa planteando dos historias y dos planos temporales diversos, es en esta novela donde se plasman con claridad los temas revueltianos: la muerte, la desesperanza, el caos, y como el carácter redentor, abnegado de algunos militantes comunistas como Natividad (alter ego de José Revueltas), no pueden sobrevivir a la fuerza incontenible de la naturaleza y el destino. En esa “visión moridora” hay una doble intención interpretativa: rescatar la cosmovisión de los mexicanos acerca de la muerte desde tiempos prehispánicos, y realizar una crítica a los resultados de la revolución mexicana después de la experiencia cardenista, donde debido a sus continuos virajes no les había ido muy bien ni a los comunistas, ni a la izquierda lombardista. Con esta novela Revueltas obtuvo el Premio Nacional de Literatura y despertó tal interés que se tradujo a varios idiomas. Este importante logro personal le permitió a Revueltas sobrellevar el duelo ocasionado por la muerte de su amado hermano Silvestre, con quien compartía una afición incontrolable hacia el alcohol. Poco después, el fallecimiento de su madre lo marcará profundamente. Por fortuna, sus incursiones en el periodismo le llevaron a nuevos horizontes geográficos y de importantes vínculos personales, en un viaje a Sudamérica conoció a Fernando Benítez y a Luis Spota. Lo que no le alejó de sus continuas pugnas con el Partido Comunista Mexicano. Cine y literatura La década de los años cuarenta es para José Revueltas un período muy importante, tanto en el ámbito creativo literario, como en el político. En 1944 aparece su volumen de cuentos Dios en la Tierra, y en 1949 termina de escribir otra de sus novelas importantes Los días terrenales. En ella hace una disección de los conflictos político-existenciales de algunos integrantes del PCM. A través de personajes como Fidel, José Revueltas muestra el dogmatismo que caracterizó a los seguidores de Moscú, y da cuenta de la persecución de que fueron víctima otros comunistas como Gregorio. También describe las purgas y procesos que impidieron la realización de la utopía socialista. Varios años antes de la publicación de La región más transparente de Carlos Fuentes, en Los días terrenales, aparece el México urbano, lejos de las ilusiones desarrollistas. Esta novela retrata el mundo sórdido del lumpen urbano, así como sus interacciones con los obreros y los campesinos, en suma un fresco interesante del México de mediados del siglo XX. De 1948 a 1955 José Revueltas milita en las filas del Partido Popular, fundado por Vicente Lombardo Toledano, no obstante lo cual, la publicación de Los días terrenales desata la furia de los estalinistas mexicanos, ya agrupados en el PCM, ya afiliados al Partido Popular. Ante las críticas de la inquisición pseudocomunista el escritor decide retirar del mercado la novela.1 Sin embargo, a decir de la crítica especializada, la aportación de nuestro autor para la literatura mexicana es fundamental, ya que rompe con la estructura narrativa de la novela tradicional, a saber: planteamiento, nudo, desenlace. Revueltas opta por jugar con estructuras circulares, incluye el monólogo interior (a veces de manera abusiva), o bien utiliza recursos cinematográficos como el flash back, sin dejar de mencionar la complejidad psicológica de muchos de sus personajes que en varias docenas de páginas nos comparten sus dudas, sus pasiones, sus miserias en clara reminiscencia con Dostoyevesky. Esta concepción dinámica de las estructuras narrativas lo llevó a incursionar de manera fructífera en el cine. Al igual que otros escritores como Mauricio Magdaleno, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, José Revueltas, realizó algunos de guiones de películas clásicas de la llamada época de oro del cine mexicano del siglo XX. Especialmente algunas2 realizadas por Roberto Gavaldón con quien José Revueltas estableció una relación creativa para el séptimo arte. Pero la permanencia de José Revueltas en el cine fue breve, ya que la organización de la industria cinematográfica, los temas y estereotipos de las películas alejaron a José Revueltas de la actividad fílmica, quien optó por dedicarse exclusivamente a las actividades políticas y a la literatura. Afortunadamente muchas de sus experiencias y propuestas en cuanto al cine quedaron plasmadas en su libro El conocimiento cinematográfico y sus problemas. Lucha, lucha, no dejes de luchar... En su búsqueda de soluciones efectivas para la transformación política de un país que pese a sus intenciones desarrollistas, no lograba resolver los problemas del campo y de la ciudad, José Revueltas rompe con el PCM, y busca renovar sus esperanzas socialistas en las filas del lombardista Partido Popular. Pero, el encanto sólo dura siete años (1948-1955), al cabo de los cuales Revueltas se plantea regresar al PCM. En esta etapa, Revueltas vive esperanzado la huelga ferrocarrilera de 1958, pero la represión contra el movimiento, y la consecuente derrota, hacen que Revueltas discuta críticamente la política de los comunistas en la movilización obrera, tras lo cual nuevamente rompe con el PCM y escribe Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, que junto con La democracia bárbara, constituyen de sus textos políticos más importantes. José Revueltas, lector atento de los pensadores marxistas, inspirado en la obra y legado de Rosa Luxemburgo, emprende junto con otros intelectuales como Enrique González Rojo la fundación de la Liga Leninista Espartaco, en la primera mitad de los años 60, con cierta transcendencia en el ámbito político de la izquierda mexicana. La publicación de Los errores, en 1963, inserta a nuestro autor en un nuevo escándalo. A la vieja guardia estaliniana, le parece una provocación el libro. Desde la dedicatoria a Imre Nagy, el héroe de la revolución húngara, José Revueltas nos alerta mordaz sobre los excesos de la burocracia soviética. Los errores rememora el arbitrario y misterioso encarcelamiento padecido por el militante mexicano Evelio Vadillo, veinte años atrás cuando viajó a la URSS para asistir a un Congreso y fue detenido. En esta novela José Revueltas también da cuenta de las purgas y golpes bajos al interior del PCM que nuestro autor conocía también por haberlos padecido en carne propia, y al mismo tiempo desarrolla una trama acerca de los barrios pobres poblados de asesinos a sueldo y prostitutas. Aunque la novela no tuvo el éxito de sus obras anteriores, es ciertamente valiosa como retrato de la izquierda mexicana y la vida en la ciudad de México de los años sesenta. La irrupción del movimiento estudiantil en 1968 en la escena política nacional, le permiten a este hombre atormentado y rebelde la posibilidad de actualizar su utopía, su fe en el porvenir. Desde los primeros días del movimiento José Revueltas se traslada a vivir a Ciudad Universitaria, se deja llevar por el entusiasmo de los muchachos, y junto con otros teóricos de la revuelta juvenil estudiantil, tales como Marcuse, Andre Gorz o Ernest Mandel, también Revueltas se replantea la discusión del papel de la clase obrera y de los estudiantes en los procesos revolucionarios. Por unos meses la algarabía callejera le hace a Revueltas olvidar el lado moridor que por tanto tiempo lo había acompañado. La frescura de la revuelta juvenil, inspiró a José Revueltas para decir que el movimiento estudiantil “posibilitó la aparición de un mexicano nuevo en oposición al feo. Este mexicano nuevo es libre, fraternal, entusiasta, sin hipocresías, en una palabra exótico. Por eso la burguesía nos odia tanto: porque pertenecemos al movimiento antichichimeca enderezado contra el mexicano doble, traicionero y mentiroso” (García, 2001: 69). José Revueltas contribuyó de manera fundamental a la interpretación de ese capítulo tan importante de la historia nacional con sus escritos, donde discutió el carácter revolucionario de la participación estudiantil y propuso una reflexión política sobre las formas de autogestión universitaria y su consecuente transformación académica. Al igual que muchos otros dirigentes y participantes del movimiento más tarde sufrió nuevamente la cárcel, por dos años esta vez. Desde Lecumberri además de organizar sus textos sobre el movimiento, José Revueltas escribió uno de los relatos más impactantes de la literatura carcelaria: El apando, que después fue llevada a la pantalla. Revueltas murió en la primavera de 1976, ya no vio la caída del muro, ni la disolución de la URSS, en el fin del convulsivo siglo XX, donde tantas utopías fueron contrariadas. Pero aun cuando hoy padecemos el mundo unipolar, el tiempo de canallas, José Revueltas con lucidez y garra, nos sigue dando la pauta para apostar en un porvenir bello para la humanidad, cuando dice:
Bibliografía Directa
Indirecta
*La versión impresa apareció en el libro: Alberto Saladino García (compilador), Humanismo mexicano del siglo XX, Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México, 2004, Tomo I, págs. 411-420.
Notas 1 El caso de Revueltas no fue el único. La censura mexicana desató su furia moralista contra Luis Buñuel por atreverse a mostrar la vida de los niños de la calle en el film clásico Los olvidados, 1950. De igual manera, luego de su publicación, Los hijos de Sánchez de Oscar Lewis recibió ásperas criticas de los defensores de la cultura oficial. 2 De la mancuerna Gavaldón-Revueltas, destacan las películas La diosa arrodillada protagonizada por María Félix y Arturo de Córdoba. Y, En la palma de tu mano, en cuyos estelares participaron Leticia Palma, Carmen Montejo y Arturo de Córdoba. América Luna
Martínez |
© 2003 Coordinador General para México,
Alberto Saladino García. El pensamiento latinoamericano del siglo XX
ante la condición humana. Versión digital, iniciada en junio de
2004, a cargo de José Luis Gómez-Martínez. Nota: Esta versión digital se provee únicamente con fines educativos. Cualquier reproducción destinada a otros fines, deberá obtener los permisos que en cada caso correspondan. |