José Hernández |
Cronología en el contexto cultural argentino |
Las referencias a José Hernández han estado siempre vinculadas al protagonista de su máxima obra poética. Tanto es así que al informar sobre su fallecimiento un diario de La Plata titulaba: "Ha muerto el senador Martín Fierro". Esto es así debido a que "ha sido el más grande cultor de la poesía gauchesca, y su Martín Fierro está considerado por muchos críticos como la obra maestra de la literatura argentina" (Loprete 418). Hernández resume, en efecto, enseñanzas, saberes, reflexiones, vivencias, sentimientos, emociones, razonamientos, deducciones y conclusiones del pensamiento del hombre común de su época y lugar, al punto que constituye para algunos un compendio de características cuasi filosóficas. En este sentido Hernández no solamente a sido un pensador social y político, sino también un hábil recopilador de la sabiduría popular. Pero Hernández no limitó su actividad a las letras, ni restringió su pluma a la poesía. Se forjó en las faenas camperas, tomó las armas, fue oficial de la contaduría de la Confederación, taquígrafo del Senado en Paraná, secretario privado del general Pedernera durante su vicepresidencia, ministro del gobernador correntino Evaristo López, librero, impresor, legislador bonaerense en ambas Cámaras y fecundo periodista. Martínez Estrada sintetiza su personalidad señalando que "Hernández es cuatro
cosas, por la naturaleza de su ser, de su carácter: militar, periodista, político y
poeta. Las cuatro manifestaciones activas de su psique corresponden a un mismo tipo
extravertido, y tres, militar, periodista y político por igual al
combatiente" (48). |
1834 | José Rafael Hernández, tal su nombre
completo, nació en la chacra de Pueyrredón (antiguo caserío de Pedriel), propiedad de
su tía materna Victoria Pueyrredón en el actual partido bonaerense de San Martín, el 10
de noviembre de 1834. Fueron sus padres don Rafael Hernández y doña Isabel Pueyrredón. Recibió el bautismo en la parroquia de la Catedral del Norte, hoy Basílica de la Merced, en la ciudad de Buenos Aires, el 27 de julio de 1835. Desde entonces su vida apareció marcada por el entorno político de la época. Fermín Chávez resume la situación del siguiente modo: "La madre pertenecía a una familia de filiación unitaria y era prima hermana de Juan Martín de Pueyrredón, por lo cual José resulta primo segundo del pintor Prilidiano Pueyrredón. El padre, en cambio, militaba en el partido federal, al igual que sus hermanos Eugenio y Juan José Hernández, este último muerto durante la batalla de Caseros" (9). Tempranamente quedó al cuidado de su tía Victoria, llamada "mamá Totó", mientras sus padres solían pasar largas temporadas en estancias del sur de la Provincia. Pero sus tías debieron emigrar por razones políticas y José fue dejado al cuidado de su abuelo paterno, José Gregorio Hernández Plata, que vivía en una quinta de Barracas sobre el Riachuelo. |
1841 | A los seis años José Hernández comenzó sus estudios en el Liceo Argentino de San Telmo, dirigido por Pedro Sánchez. Desde 1841 hasta 1845 se formaría conforme a los hábitos y reglamentos de la época, en lectura y escritura, doctrina cristiana, historia antigua, romana y de España, aritmética, dibujo y gramática castellana. Amén de ello, Chávez señala: "Por un aviso de "La Gaceta Mercantil", publicado el 27 de agosto de 1845 y en ediciones posteriores, tenemos conocimiento de que ese año José Hernández cursaba todavía en las aulas del Liceo de Pedro Sánchez y que las clases habituales habían sido aumentadas con otras de francés, geometría y geografía, a las que concurrían "gratis y en premio los alumnos que por su capacidad y ejemplar conducta se han hecho acreedores a tal distinción". Los alumnos beneficiados así por el maestro Sánchez -que acababa de trasladar su escuela a Reconquista 221- sumaban veintidós y entre ellos figuraban Francisco y Juan José Urquiza, José Mariño, Teófilo Ezeiza, Manuel Badía, Nicolás Rivero y José Hernández" (Chávez 10). |
1843 | Falleció la madre de José Hernández |
1846 | José Hernández se siente afectado por una
dolencia física, al parecer del pecho, por la que le fue prescripto un cambio de clima,
debió abandonar las aulas hacia 1846 y fue llevado por su padre, que trabajaba como
mayordomo en establecimientos ganaderos de Rosas, a la pampa bonaerense donde se
recuperó. Chávez (ibid., p. 11) refiere del siguiente modo aquellos días: "Es así
como, a los doce años de edad, Hernández entra en contacto directo con el gaucho y con
sus tareas de todos los días, en una época caracterizada par la intensa actividad de los
saladeros. Su hermano Rafael lo dice en una de sus clásicas páginas sobre la juventud de
aquél: "Allá en Camarones y en Laguna de Los Padres se hizo gaucho, aprendió a
jinetear, tomó parte en varios entreveros y presenció aquellos grandes trabajos que su
padre ejecutaba y de que hoy no se tiene idea. Esta es la base de los profundos
conocimientos de la vida gaucha y amor al paisano que desplegó en todos sus actos"
(Chávez 11). Así recogió una visión acabada y de primera mano de la realidad del hombre de la campaña, donde fue uno más y pudo "captar el sistema de valores, lealtades y habilidades que cohesionaban a la sociedad rural" (Gramuglio, 2). |
1853 | A los 19 años de edad, en 1853, ingresó en las filas del ejército e intervino en la represión del levantamiento del coronel Hilario Lagos contra el gobierno de Valentín Alsina, estando bajo las órdenes de los coroneles Pedro Rosas y Belgrano y Faustino Velazco y resultó vencido en San Gregorio, el 22 de enero de ese año. Al año siguiente actuó nuevamente, esta vez como teniente, contra las fuerzas de Lagos en la batalla de El Tala, donde su bando resultó victorioso. |
1856 | En efecto, en 1856 Hernández había optado
por alinearse al Partido Federal Reformista, que propiciaba la incorporación de Buenos
Aires a la Confederación presidida por Urquiza con sede en Entre Ríos. En coincidencia con su pensamiento político inició ese mismo año sus lides periodísticas. "Su vinculación al periódico La Reforma Pacífica, dirigido por Nicolás Calvo, cuando éste sólo contaba 22 años, señala el despertar de su pasión por los problemas espirituales y sociales que agitaban al país". (Pagés Larraya 51). La Reforma Pacífica (Buenos Aires) era el medio del nuevo partido a cuyos integrantes el oficialismo porteño denominaba despectivamente "chupandinos" por su supuesta afición a la bebida. A su vez los separatistas, partidarios de Valentín Alsina y Bartolomé Mitre, recibían de sus adversarios el mote de "pandilleros" porque, a decir de éstos, se manejaban siempre en grupos o pandillas. Auza señala que: "La Reforma Pacífica no nacía como un diario favorable a la tendencia urquicista en Buenos Aires, ni mucho menos con la misión de sostener las ideas de algunos federales de las provincias sobre la cuestión de la separación de la ciudad portuaria. El diario representaba los intereses de un grupo porteño cuyos miembros, siendo ante todo porteños, querían y aspiraban a la nacionalidad, pero no del modo, ni con los procedimientos o el programa que se auspiciaba desde Paraná y, mucho menos, en el que se propiciaba desde San José" (Auza 159). |
1858 | Después de haberse batido a duelo con otro
oficial, por razones políticas, abandonó las filas de la milicia y emigró a Entre Ríos
en 1858. Se radicó en Paraná, Entre Ríos, en donde trabajó como empleado de comercio y
ocupó un cargo en la Administración Nacional. "Testigos de la época lo describen sencillo y conservador, hablando con voz estentórea, arrebatado por los avatares de la política pero con tiempo para detenerse en el mercado, donde se pasaba escuchando los dichos y chistes gauchescos de los carniceros, que entonces eran todos criollos de pura cepa y de indumentaria campera" (Gramuglio 2). Sedano Acosta lo refiere a su vez asegurando que: "Era un bello tipo de criollo: corpulento, vigoroso, atezado, de pelo lacio, de voz potente, probada en las faenas del campo y en las de la ciudad, ágil de cuerpo y de ingenio" (192). |
1859 | Participó en la batalla de Cepeda con el
grado de capitán, bajo las órdenes del coronel Eusebio Palma en las huestes de la
Confederación, que resultan triunfadoras sobre las fuerzas de Buenos Aires. A su regreso a Paraná, ese mismo año, se desempeñó como taquígrafo del Congreso y remitió desde aquella ciudad, por entonces capital de la Confederación, sus colaboraciones para "La Reforma Pacífica". Posteriormente José Hernández publicó artículos en El Nacional Argentino de Paraná (Entre Ríos). |
1860 | Aún como federal urquicista, Hernández se
adhería a la posición integracionista del presidente Derqui con la esperanza de un
futuro de pacificación y progreso y aseguraba en 1860 en un artículo: "Porque los viejos partidos han muerto ya y los partidos nuevos que se levantan a impulsos de necesidades nuevas y de una vida comercial y civilizada, no les prestarán su apoyo. En nuestra época, las necesidades de la sociedad son otras y otros los fines a que se dirige. Las causas son nuevas, las ideas son nuevas, los propósitos lo son también y no es posible armonizarla con las causas, ideas y propósitos viejos; ni es posible ni cuerdo olvidar lo que corresponde a la sociedad de hoy, para sostener lo que pertenece a una sociedad que pasó"(Auza, 122). En una de sus últimas notas, el 11 de octubre de 1860, Hernández defendía su independencia periodística y política señalando: "Escribimos en este diario como lo haríamos en otro cualquiera para manifestar y sostener nuestras ideas y nuestras creencias políticas, que nunca hemos sometido ni someteremos jamás a ideas o creencias extrañas. Escribimos porque nuestra calidad de argentino nos da derecho pleno y hasta cierto punto nos impone el deber de tomar ingerencia legítima en la política de nuestro país. Escribimos en este diario porque podemos hacerlo con libertad, con una independencia que cuadra a nuestro carácter..." (Auza, 123). |
1861 | El 17 de setiembre de 1861 Los ejércitos
de la Confederación y del estado de Buenos Aires se enfrentaban en la batalla de Pavón.
Hernández, con el grado de capitán, actuó en el bando confederado al mando de Urquiza y
resultó vencido, más que por la capacidad bélica de su adversario (Mitre) por la falta
de convicción puesta en la acción ordenada desde Paraná por el presidente Derqui.
Sería esa actitud de Urquiza la que le significaría el desprecio de muchos comandantes
del interior del país, entre ellos el coronel López Jordán a quien se atribuye la
responsabilidad ideológica de su asesinato. En noviembre del mismo año José y Rafael Hernández (su hermano) participaban en la batalla de Cañada de Gómez, donde también resultaban vencidos por las tropas mitristas. Mientras se organizaban focos de resistencia federal en el interior del país, bajo la conducción del general Angel Vicente Peñaloza, el coronel Felipe Varela, el general Ricardo López Jordán y otros, Derqui presentaba su renuncia y emigraba a Montevideo, Pedernera declaraba acéfalo el gobierno nacional y Mitre era designado presidente provisional. En mayo de 1862 fue electo definitivamente presidente par el Congreso que a su vez elegía a Marcos Paz como vicepresidente. |
1863 | El 8 de junio de 1863 José Hernández se
casó, en la catedral de Paraná, con Carolina González del Solar. Desde el 12 de octubre
del año anterior el general Bartolomé presidía la República. Meses después Hernández funda y redacta El Argentino, periódico que sumaría su esfuerzo a El Litoral, redactado por Evaristo Carriego, en la defensa del ideal federal provinciano. El 12 de noviembre del mismo año el general Ángel Vicente Peñaloza, que se había rendido a una partida del comandante Ricardo Vera, es asesinado y decapitado y su cabeza es exhibida ante el pueblo en una pica, en una plaza de Olta, La Rioja. La noticia de esta muerte conmueve Las fibras más íntimas de Hernández quien desde El Argentino hace la apología del "Chacho" (apodo con el que era conocido Peñaloza) al tiempo que anatematiza a sus enemigos políticos: "ASESINATO ATROZ.
El general de la Nación Don. Ángel Vicente Peñaloza ha sido cosido a puñaladas en su
lecho, degollado y llevada su cabeza de regalo al asesino de Benavídez, de los Virasoro,
Ayes, Rolta, Giménez y demás mártires, en Olta, la noche del 12 del actual. |
1867 | En 1867 se traslada a Corrientes y colabora
con el gobierno de Evaristo López. Chávez señala que: "Poco después de su arribo
a Corrientes, Hernández es designado (el 7 de marzo de 1867) Fiscal Interino del Estado,
en sustitución del doctor Tomás J. Luque, que había renunciado. El correspondiente
decreto del gobernador López expresa que aquél ocupará el cargo con goce de
sueldo y prerrogativas que le acuerda la ley" (Chávez, 39). Allí escribe José Hernández en El Eco de Corrientes. Chavez asevera que "Desde las columnas del El Eco de Corrientes, cuya redacción pasa a integrar, el poeta debe sostener ardorosa polémica con el diario opositor La Esperanza, que aprovecha para atacarlo en su condición de funcionario oficial" (39). Entre tanto en Buenos Aires la cuestión de la capital hacía perder a Mitre popularidad y daba origen a la división de su partido en dos fracciones: Los que seguían sus principios convertir a Buenos Aires en capital de la República se denominaban "nacionalistas" y sus opositores, encabezados par Adolfo Alsina, fueron llamados "autonomistas", porque defendían el localismo porteño y la autonomía de la provincia de Buenos Aires. En el lenguaje político los últimos fueron apodados "crudos" y los nacionalistas "cocidos", o bien alsinistas y mitristas respectivamente. Antes de que Mitre terminara su mandato, el pueblo se agitaba con los preparativos de la próxima elección presidencial. El partido nacionalista sostenía la candidatura del ministro de Relaciones Exteriores, Rufino de Elizalde y el autonomista propiciaba a su jefe, el doctor Adolfo Alsina. Como una transacción entre las tendencias opositoras surgió la candidatura de Domingo Faustino Sarmiento (Ibáñez, 204-211). |
1868 | Hernández publicó varias editoriales en El
Eco de Corrientes con las iniciales J. H. o con su nombre completo. Así lo hizo el 31
de marzo de 1868 con el título "¿Hasta cuándo?": "¿A dónde va ese
círculo exaltado de Buenos Aires que ha logrado hacer, aunque pocos, calurosos
prosélitos en todos los ámbitos de la República, a dónde va en su afán de dotar al
país con un presidente cuyos antecedentes políticos y cuyo carácter personal son una
amenaza viva para la paz y la quietud de sus habitantes? ¿Ha escrito acaso en su bandera
la palabra de muerte para toda la Nación e intenta convertirla en un vasto cementerio? Hacen sesenta años no interrumpidos que los hijos de esta tierra, nacen al estruendo de los cañones, se forman en medio del bullicio de las batallas, encallecen sus manos empuñando la lanza y el sable y sienten encanecer sus cabellos entre el humo de los combates. Las legiones argentinas han recorrido el suelo americano en todas direcciones dejando tras de sí regueros de su sangre generosa, apilados los cadáveres de sus hijos y marchando siempre adelante, con el arma al brazo y atento el oído a la voz de los clarines. ¿A dónde van esas masas armadas a prisa, dirigidas por generales más o menos hábiles, vencidos hoy, vencedores mañana, pero sin conquistar jamás para sí un día de reposo? Cada vara de nuestro suelo recuerda un episodio sangriento, se liga a la historia trágica de un combate, cada vara de tierra es una tumba. ¡Hemos de marchar siempre chapaleando sangre separando solícitos los cadáveres de nuestros hermanos que obstruyen nuestro paso y caminando a la ventura en medio de las tinieblas de la anarquía y sin más luz que el resplandor rojizo de los cañones! Los pueblos tienen derecho a la paz, al reposo, al sosiego, después de sesenta años de vida en los campamentos, en que han devorado sinsabores, apurando todas las amarguras que brinda la desgracia. ¿No se sienten conmovidos los autores de la anarquía en presencia de estas multitudes sacrificadas bárbaramente en holocausto de sus ambiciones bastardas, a la vista de esas hermosas campiñas donde blanquean los huesos de tantos millares de hijos de esta desgraciada República, al contemplar esos pueblos empobrecidos, aniquilados por la guerra civil y sentadas sobres sus escombros las viudas, las madres, los huérfanos como la imagen de la desolación? Aunque tienen serenidad para buscar un rincón donde reunirse tranquilos y tratar de que la destrucción se complete y de que las matanzas sigan. Quince años de lucha sin tregua, fueron necesarios para conquistar un dogma: LA LIBERTAD. Veinticinco de combates fueron precisos para fundar un principio: LA LEY. Qué se busca ahora? Fundar un Gobierno que haga de la libertad una mentira y de la ley una farsa. Remover esas dos grandes conquistas, que son el fruto de una batalla de medio siglo, para sentar en su lugar, el imperio de un círculo, para sustituir a la ley de voluntad de unos cuantos y para hacer que empecemos de nuevo el tan trillado camino de las luchas fratricidas. Pero debemos tener fé en que esas tentativas no han de alcanzar su éxito. El país ha de saber oponerse a esos manejos de los anarquistas y su voluntad ha de ser una valla que ha de contener el ímpetu de sus pasiones tantas veces funestas. Si la anarquía, que intenta levantar de nuevo su cabeza, es vencida en la próxima lucha electoral, desaparecerá de entre nosotros, dando lagar al imperio del orden, de las instituciones y dejando abierto y franco el camino del porvenir. ¡Dios proteja la causa de los Pueblos! J. Hernández" (El Eco de Corrientes N° 166). De El Eco de Corrientes se editaron 186 ejemplares y cesó el 26 de mayo de 1868 porque el día 27 estalló un movimiento sedicioso mitrista que derrocó a Evaristo López. El gobernador fue arrestado y sus ministros perseguidos. "Hernández debió
abandonar también un cargo menor pero altamente significativo: El de maestro de
gramática en la Escuela de San Agustín" (Chávez, 42). Agrega Chávez que:
"Después de su salida de Corrientes, el periodista y maestro se radica por algunas
semanas en Rosario, donde tenía algunos familiares y bienes. En esa oportunidad, su amigo
Ovidio Lagos lo invita a colaborar en su diario La Capital, que todavía no tiene
un año de existencia" (42). El 21 de julio se publicaba un artículo en el que Hernández desarrollaba un ataque el
programa de Sarmiento (Domingo Faustino) de introducir métodos y maestros
norteamericanos, de acuerdo con su concepto de civilización y a riesgo de modificar las
tradiciones pedagógicas nacionales. Decía: El 12 de octubre de 1868 asume la presidencia de la Nación Domingo Faustino Sarmiento al tiempo que hace lo propio como vicepresidente Adolfo Alsina. A mediados de noviembre de 1869 José Hernández se establece en Buenos Aires. El 6 de agosto aparece el primer número de El Río de la Plata, diario que enarbola fundamentalmente banderas de autonomía municipal, abolición de contingentes de fronteras y elección popular de jueces de paz, comandantes militares y consejeros escolares. Pagés Larraya (ibid., p. 55) describe al medio y su actitud política: " Diario de combate en hora de bullentes pasiones políticas, El Río de la Plata se caracterizó por su tono equilibrado y por la ausencia de ataques personales, recurso que por entonces era tan habitual en la prensa y bordeaba casi siempre lo calumnioso. Salta a luz El Río de la Plata a menos de un año de la asunción del mando presidencial por parte de Sarmiento y combatía su gobierno con serenidad, a la par que atacaba con más violencia al partido liberal de Mitre, entonces en la oposición. Pero más que la crítica de lo contingente el periódico de Hernández procuró afrontar los problemas fundamentales y no resueltos de la nacionalidad" (Pagés 55). Hernández se ocupará en El Río de la Plata del tema social que luego desarrollaría en abundancia en su poema: el gaucho. Beatríz Sarlo desglosa esa problemática del siguiente modo: "Allí (en El Río de la Plata) publicó una serie de artículos que constituyen algo así como el cañamazo de ideas que el Martín Fierro elaborará literariamente: el problema de las fronteras con el indio y su defensa, la iniquidad de que ésta repose exclusivamente sobre el habitante pobre de la campaña que es arrancado de su hogar para ser arrojado al fortín, convertido en una suerte de prisionero, desecho por la indigencia y mortificado por la arbitrariedad de las autoridades militares y civiles". Es el gobierno, afirma Hernández, el que convierte al gaucho en matrero, en delincuente, en asesino" (Sarlo 3). El vocablo gaucho era justamente, para los sectores intelectuales y la élite
gobernante, sinónimo de delincuente. Pérez Amuchástegui afirma: "La conciencia
antigaucha de los intelectuales se universalizó después de Caseros; Urquiza perdió el
apoyo de la élite en tanto adoptó actitudes gauchescas. Después de Pavón, cuando se
inicia la estructura nacional de la triunfante oligarquía paternalista, la voz 'gaucho' y
sus derivados se reserva para las huestes del Chacho Peñaloza y sus pares. Y cuando ya no
quedan mas 'gauchos montoneros' se aplica la notación despectiva de 'gaucho' a los
'bárbaros' de la campaña que, en un país ávido de europeizarse, pretenden mantener
formas anquilosadas de tradicionalismo criollo. Para esta época serán gauchos esos
'salvajes' que sólo sirven para seguir a Felipe Varela o a los Taboada, según el
bando..." (229). |
1869 | El 19 de agosto de 1869 Hernández
publicaba en El Río de la Plata el artículo titulado "Hijos y
entenados" en el que sostenía: "Tiempo es ya que los gobiernos empiecen a
preocuparse de aplicar al mal remedios eficaces, para garantirnos de sus invasiones y se
deje de girar perpetuamente en derredor de un círculo vicioso [. . .]. El 22 de agosto Hernández insertaba en El Río de la Plata la nota que llevaba por título el interrogante ¿Qué civilización es la de los matanzas? en la cual con la dureza de su prédica social señalaba, entre otros conceptos:
El 1° de setiembre de 1869 El Río de la Plata publicaba un artículo titulado: "La división de la tierra" que entre otros conceptos aseveraba:
En N° 92, se publica un extenso artículo titulado "Islas Malvinas. Cuestiones Graves", en el que Hernández señala:
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1870 | El 11 de abril de 1870 estalla en Entre
Ríos un movimiento revolucionario encabezado por el general Ricardo López Jordán, que
se venía gestando desde cinco años antes. Urquiza es asesinado por considerárselo traidor a la causa federal. En Buenos Aires comenzaron a ser vigilados los nombres de la oposición, entre ellos Hernández que había sido ministro de campaña de Evaristo López y como tal (10 agosto 1868) había refrendado el nombramiento de "Brigadier de la Provincia de Corrientes" para López Jordán. Decide entonces clausurar El Río de la Plata, el 22 de abril de 1870 y en su último editorial dice:
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1871 | A fines de 1870 Hernández se incorporó a
las filas del ejército jordanista compartiendo la derrota de Ñaembé el 26 de enero de
1871. Posteriormente emigró junto con López Jordán a Santa Ana do Livramento, en territorio brasileño, donde permaneció desde abril de 1871 hasta principios de 1872. |
1872 | Luego viajó a Uruguay en donde habría
hecho alguna incursión periodística, posiblemente en "La Patria", según
Piccirilli (ibid., p. 329s), para regresar más tarde a Buenos Aires amparado en una
amnistía de Sarmiento y publicar el célebre poema gauchesco: El gaucho Martín Fierro. El Martín Fierro señala la culminación del género gauchesco en la literatura en el Río de la Plata. Fue creado y publicado en dos partes: El gaucho Martín Fierro (1872) y La vuelta de Martín Fierro (1879). Según Loprete, "El poema recoge algunas fuentes folklóricas (diálogos entre gauchos, ciertas combinaciones estróficas), fuentes gauchescas autóctonas (semejanzas con algunos otros poemas gauchescos, en versos o pasajes), y fuentes románticas (antecedentes de Echeverría y su Cautiva, color local, rebeldía, exaltación del bandido, algunos rasgos estilísticos, reminiscencias de personajes de la literatura española...)" (Loprete, 422). "Martín Fierro" es un gaucho que vive feliz con su mujer e hijos hasta que las autoridades lo apresan arbitrariamente para destinarlo a la frontera, donde vive en un fortín en donde es víctima de un sistema corrompido y cruel. Decide huir, pero al regresar a su tierra se encuentra con su rancho destruido y su familia desaparecida. Entonces se hace malo y pendenciero, es perseguido por vago y en una pelea ocasional conoce a Cruz, otro gaucho perseguido que pelea en su favor y junto con el cual deciden irse a buscar refugio entre los indios. |
1873 | A mediados de 1873 López Jordán invadió Entre Ríos y el gobierno de Sarmiento puso precio a su cabeza y la de sus colaboradores. Hernández en su condición de tal buscó refugio nuevamente en Montevideo, donde reinició sus tareas periodísticas el 1° de noviembre de ese año en La Patria, que dirigía Héctor Soto, hijo de Juan José Soto, el editor de La Reforma Pacífica, su primer periódico en que Hernández iniciara sus lides en la prensa. |
1874 | En agosto de 1874 compartió con Soto la
dirección del periódico y, tras un breve paso por Buenos Aires, regresó a Montevideo y
asumió la dirección y redacción de La Patria. En 1874 Mitre y Alsina, los jefes de los dos principales partidos políticos, se disputaban el mando futuro del país, aunque ambos eran resistidos en buena parte de las provincias por su condición de porteños. La actividad del interior favoreció las aspiraciones del doctor Nicolás Avellaneda Ministro de Justicia e instrucción pública de Sarmiento nacido en Tucumán. La candidatura de Avellaneda logró la adhesión de diez provincias, por lo que Alsina retiró la propia y dispuso apoyarlo con su partido Autonomista. De la fusión entre el partido Nacional de Avellaneda y el Autonomismo de los "crudos" de Alsina, surge una nueva expresión política: el Partido Autonomista Nacional (PAN). En medio de gran tensión política, las elecciones se efectuaron el 14 de abril de 1874. Como se señaló, el triunfo correspondió a la fórmula encabezada par el doctor Avellaneda, seguido del doctor Mariano Acosta para el cargo de vicepresidente. En las filas de la revolución mitrista para oponerse a la asunción de Avellaneda del 24 de setiembre de 1874 se encontraban viejos enemigos del Chacho, de López Jordán y de Evaristo López. Arredondo, Baibiene, José C. Paz y otros simbolizaban la política que Hernández combatía desde 1857. Por eso el gran antisarmientista habrá de luchar esta vez por la legalidad representada en Sarmiento y Avellaneda (Chávez, ibid., p. 68). En ese marco tratará también de neutralizar los intentos del mitrismo por llevar a sus filas a elementos jordanistas y con ese motivo publica varios artículos en La Patria. |
1875 | El 1° de enero de 1875 suspende su
aparición La Patria de Montevideo y Hernández regresa poco después a Buenos
Aires en el marco de la política conciliadora de Nicolás Avellaneda que había asumido
la presidencia de la Nación el 12 de octubre de 1874 secundado por Mariano Acosta como
vicepresidente. A mediados de 1875 Hernández publicó la segunda edición de su Vida del Chacho, recopilación de sus notas periodísticas aparecidas en El Argentino de Paraná, en 1863. También publicó trabajos en La Libertad, El Bicho Colorado y Martín Fierro (estos últimos de carácter humorístico o sátira política). |
1877 | En 1877 Hernández fue candidato a senador
bonaerense por el Partido Autonomista, pero luego se retrajo de la actividad partidaria
ante la conciliación de su sector con los mitristas. Al año siguiente se asoció con Rafael Casagemas en la "Librería del Plata", más tarde totalmente de su propiedad. |
1879 | En 1879 fue diputado por la segunda
sección electoral en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires y un año más tarde
obtuvo la presidencia de la Cámara. Ese mismo año se conoce la segunda parte del poema gauchesco: La vuelta de Martín Fierro. En ella, al cabo de un tiempo el personaje regresa a la civilización y cuenta su vida en las tolderías, las costumbres aborígenes, una epidemia en la que muere su amigo Cruz, , la matanza de un indio que maltrataba a una cristiana y la huida con ella. El posterior encuentro con sus hijos que narran también sus aventuras, parte en donde aparece el Viejo Vizcacha. |
1880 | Poco antes de terminar el mandato de
Avellaneda dos candidatos se presentaron para reemplazarlo, el gobernador bonaerense
Carlos Tejedor y el general Julio Argentino Roca, Ministro de Guerra. Este último contaba
con el apoyo de Avellaneda y de todas Las provincias con excepción de Buenos Aires y
Corrientes. Junto con Hipólito Yrigoyen, Jacinto Varela y otros, Hernández fundó un Club de la Juventud Porteña, en adhesión a la candidatura de Roca, quien resultó triunfador en las elecciones por amplia mayoría. Tejedor no aceptó el resultado del comicio y dispuso una movilización de milicias tras lo cual debió sufrir el sitio de la ciudad por parte de las tropas nacionales y se produjeron intensos combates los días 20 y 23 de junio de 1880. Hernández se negó a tomar parte en las luchas y se ocupó de organizar, junto con Carlos Guido y Spano, el auxilio de los heridos por medio de la Cruz Roja. El 12 de octubre de ese mismo año asumió la presidencia Julio Argentino Roca. Hernández abogó desde la Legislatura por la federalización de la ciudad de Buenos Aires, orientándose en el autonomismo nacional y en consecuente oposición a Leandro N. Alem. Así, en la sesión del 19 de noviembre de 1880 Hernández decía que "el diputado Alem desconoce la marcha de su partido, la legalidad del Congreso, la conveniencia pública de esta cuestión..." (Manacorda, 51). |
1881 | José Hernández fue vocal del Consejo
General de Educación y senador provincial de Buenos Aires, electo en 1881 y reelecto en
1885. En 1881 Hernández escribió la Instrucción del Estanciero editado por Casavalle. Esta obra es una especie de manual destinado a transmitir a los hombres de campo experiencias y conocimientos en materia rural, naturaleza de los campos bonaerenses, pastos, construcciones rurales, ganado vacuno, marcas y señales, cría del ganado caballar, ganado lanar y manejo de personal. El tomo puede ser considerado, además, como un manual de cultura gaucha, "civilización del cuero" como se la ha denominado, con interesantes elementos de juicio para comprender la época. |
1882 | Con el gobernador Dardo Rocha trabajó en el proyecto de fundación de la capital bonaerense. Si bien resulta lógico interpretar la nominación por la proximidad ribereña, algunos estudiosos sugieren, basándose en la tradición oral, que la denominación de "La Plata" estaría también vinculada al segundo apellido de su abuelo. La fundación tuvo lugar el 19 de noviembre de 1882 y se sirvió un asado preparado por Hernández. |
1884 | En 1884 compró una quinta en Belgrano, en donde comenzó a residir desde entonces, progresivamente alejado de su actividad como legislador. |
1886 | El 12 de octubre de 1886 asumió la
presidencia de la Nación Miguel Juárez Celman. José Hernández falleció el jueves 21 de octubre de 1886 atacado par una afección cardíaca. Sus biógrafos coinciden en señalar como sus últimas palabras: "¡Buenos Aires! ¡Buenos Aires!". Sus restos descansan en el cementerio de la Recoleta. |
BIBLIOGRAFÍA.
Jorge Eduardo Padula Perkins |
© José Luis Gómez-Martínez Nota: Esta versión electrónica se provee únicamente con fines educativos. Cualquier reproducción destinada a otros fines, deberá obtener los permisos que en cada caso correspondan. |