José
Antonio García-Llorente
Sobre La
creación burlada. Seudología IV, de Miguel Catalán)
José Antonio García-Llorente
Referencia: Miguel Catalán. La creación burlada. Seudología IV.
Madrid: Verbum, 2012.
216 pp.
El libro La creación
burlada. Seudología IV es la cuarta entrega de una serie de
volúmenes que conforman un tratado general sobre el engaño, del
filósofo Miguel Catalán González, actualmente profesor de Ética
y Deontología en la Universidad UCH-CEU de Valencia. Tras la
publicación de El prestigio de la lejanía. Seudología I (Ronsel,
2004), Antropología de la mentira. Seudología II (Muchnik,
2005) y Anatomía del secreto. Seudología III (Muchnik,
2008), La creación burlada trata sobre la ilusión del
cosmos y el fraude de la vida. Con estas nociones se quiere
expresar el miedo de los hombres a verse engañados por las
fuerzas sobrenaturales.
En estas páginas se
encuentra una exposición amena y divertida sobre el engaño y la
ilusión, guiada por la capacidad narrativa del autor a través
del comparatismo y del humanismo. El autor consigue un texto de
lectura agradabilísima, con un estilo fácil, que va desmenuzando
la más terrible de las sospechas: que toda nuestra vida se halle
edificada sobre un inmenso fraude.
El libro se estructura en
seis capítulos que expresan esta experiencia del engaño, de la
falsedad del mundo y del fraude de la vida, tan penosa como
universal. En el capítulo I, "Leyendas microbianas del hombre
burlado" —junto al capítulo IV considerablemente más breve que
los demás—, el autor recrea con exquisitez desde relatos de la
mitología escandinava hasta cuentos chinos del siglo XVII, para
mostrar que en estos relatos de tan diversas procedencias, los
dioses y otros poderes numinosos engañan a los hombres con
portentos, simulacros y artes mágicas. De este modo, los dioses
inducen a los hombres a creer que el resultado de sus acciones
depende de ellos, cuando en realidad ya está determinado.
En el capítulo II, "De los
adultos embusteros a los dioses falaces. El estado de confianza
original", el autor desmenuza la naturaleza del engaño divino a
través del engaño de los adultos a los niños. En una serie de
apartados bien definidos, Catalán expone la estructura de este
engaño indicando los rasgos infantiles que promueven el engaño
de los adultos a los niños. El primero de ellos es la ignorancia
infantil. Esta ignorancia se explica por la incapacidad del niño
para ver el mundo como un universo objetivo y su modo de vivir
el tiempo, elementos que son producto del egocentrismo
inconsciente radical. En segundo lugar, la confianza infantil
que denota, parafraseando las palabras de Kierkegaard, aquello
por lo que tiembla un niño no asusta al adulto y, a la inversa,
el niño permanece impasible ante las cosas que hacen temblar a
los adultos. El tercer rasgo infantil es la fantasía de la
resurrección, que otorga la fe del niño en el prodigio de la
vuelta a la vida. El cuarto es el papel de los adultos como
ilusionistas, que se constituye como uno de los motivos
principales para mentir a los niños. En este sentido, la
mentiras de los padres, para calmar las angustias de los niños,
para explotar la propia diversión, para mantener la comodidad y
el interés propio o para dominar la voluntad infantil, pueden
llegar a ser verdaderamente ingeniosas. Finalmente, el último
rasgo que explica el engaño hacia los niños es la publicidad
infantil. En este apartado son realmente pertinentes los datos
ofrecidos por el autor, pues muestra cómo el niño, que se ha ido
convirtiendo desde los años sesenta del siglo pasado en el
destinatario principal del marketing y la publicidad, es presa
de uno de los agentes más poderosos de engaño y frustración.
En el capítulo III, "Del
encanto al desencanto", Miguel Catalán describe este proceso,
analizando el estado final que se expresa con el desencanto.
Para ello, el autor alude a experiencias e historias tan comunes
como el descubrimiento de que los Reyes Magos son en realidad
los padres y el ratoncito Pérez como tal es un engaño. Estos
descubrimientos provocan en el niño y en el adolescente una
amarga decepción. La primigenia confianza absoluta produce, al
derrumbarse, justo su contrario: una desconfianza radical. Esta
duda radical puede ser de dos tipos conforme al autor:
solipsista y óntica; y vienen encapsuladas por algunos de los
grandes filósofos de nuestra tradición. Así pues, los primeros
años vienen marcados por la ignorancia y la inocencia. Pero,
como dicta el autor, llegado el momento, "el niño descubrirá la
textura de la vida para la que nadie le preparó". Llega el
momento de dar la espalda al padre y al adulto en general, pues
sus palabras y acciones suenan falsas e hipócritas. Comienza, de
este modo, la propia aventura vivida como auténtica y real. El
mayor desencanto se ha producido cuando se capta el significado
del morir, esto es, el fin de la vida como un hecho ineludible e
irreversible.
En el capítulo IV, "La
voluntad oculta tras el desencanto", el profesor Catalán analiza
en pocas páginas el motivo por el que el hombre siempre ha
intentado buscar en lo invisible una explicación a los
desengaños de su existencia.
En el capítulo V, "El
engaño natural", se presenta el engaño que procede del mundo
natural. El autor recoge las ideas de los primeros filósofos
griegos, la iconografía renacentista y barroca y sus
transformaciones en las actuales ilusiones ópticas para
justificar el engaño natural. Ahora bien, como el autor indica,
la naturaleza no sólo tiende trampas perceptivas que provienen
del exterior, sino trampas cognitivas propias, internas y
constitutivas de los seres vivos, incluso a nivel microscópico.
Si las cosas nos equivocan tanto es porque nuestro organismo
está hecho de tal forma que no las ve como son. Para desarrollar
esta idea, Miguel Catalán lleva a cabo un profundo análisis a
través de dos riquísimos y jugosos apartados que explicitan el
engaño tras la belleza y la atracción sexual, y la reproducción
y muerte.
Finalmente, el capítulo VI,
"El engaño sobrenatural", Miguel Catalán aborda el último
aspecto de este tratado sobre el engaño: el permiso y
aquiescencia del Creador. Se trata de un capítulo extenso y muy
rico en su contenido. El autor recoge relatos tan diversos como
el mito de los pueblos ewe, en África, la narración de Ahura
Mazda sobre el orbe iranio o los salmos del autor sagrado de la
Biblia, para justificar la idea de una voluntad superior que nos
lleva por donde quiere mediante ilusiones y espejismos. En una
serie de apartados definidos, el autor quiere expresar este
engaño de la divinidad que se expresa como "Dioses tácitos,
ociosos y escondidos", "un demiurgo malvado y un Dios
desconocido", "dioses falaces y ofuscadores", "dioses
prudentes", "la mano oculta del destino", "el velo de Maya", "la
vida como juego de los dioses o como teatro del mundo". Estas
formas de engaño desembocan en una perspectiva sobre la vida: la
vida como olvido y la vida como sueño. Ahora bien, como expresa
el autor, "en los últimos tiempos, la ciencia ficción ha
transformado la vieja figura del patriarcal Dios providente en
la de un epiceno superordenador predictivo; una máquina
computadora capaz de programar la vida humana".
El análisis sobre el engaño
que lleva a cabo Miguel Catalán en estas páginas es muy amplio.
Hay que destacar la riqueza bibliográfica que esta obra presenta
desde diferentes ámbitos y disciplinas del saber como el arte,
la historia, la ciencia o la filosofía, entre otros; además, las
pertinentes alusiones etimológicas de los términos principales y
la gran oratoria del autor. La creación burlada. Seudología
IV del profesor Catalán prepara el camino del próximo libro:
La simulación del mundo, donde se abordará un análisis
seudológico del único Dios. Hasta entonces, sólo queda esperar.
[Fuente: José Antonio García-Llorente.
Reseña de La creación burlada. Seudología IV, de
Miguel Catalán)" Revista Internacional de
Filosofía 57 (2012): 175-185.]
José Antonio García-Llorente
Diciembre 2012
© José Luis Gómez-Martínez
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