Texto y contexto

 

En una primera aproximación

“Texto” son los signos que vamos a interpretar. “Contexto” es todo aquello que nos permite la interpretación. Por ejemplo, la frase “te espero en el banco” tiene una multiplicidad de posibles significados. Para interpretarla necesitamos colocarla en un contexto. Veamos dos contextos comunes en nuestra vida cotidiana sobre el término banco:


Adaptado de Zipe Zape

Adaptado de Toby

En el proceso de interpretación de la frase “te espero en el banco”,  usamos una serie de códigos visuales y culturales que en ambos ejemplos nos inclinan hacia una interpretación diferente de la palabra banco: un lugar para sentarse en el primer caso y una institución financiera en el segundo.

Todo intento de comunicación implica, en primer lugar, un proceso de codificación por parte del autor, y luego modos de codificación y de decodificación por parte del lector. Los códigos mismos (las relaciones de contextualización) no siempre se encuentran explícitos en el texto. Por otra parte, lo que vemos quizás pueda ser producto de nuestras emociones (como en el siguiente dibujo de la cara de una mujer); o simplemente un caso de perspectiva (visto el dibujo hacia la derecha o la izquierda); o producto de un proceso cultural (como en el ejemplo de las aves volando). A veces, un simple proceso de análisis de las partes puede descubrir elementos que antes quizás no veíamos (como en la siguiente cara de un niño). Pero en otras ocasiones, el proceso de codificación depende de una perspectiva que sólo se adquiere a través de una experiencia vivida en propia carne. Por supuesto, ello no significa que la comunicación o el diálogo no sea posible, sólo que debemos ser conscientes de la dificultad de formular y de comprender dichas posiciones.

En el contexto de nuestro tema de estudio, la identidad iberoamericana, vamos a concentrarnos, primordialmente, en códigos culturales, pero no sólo de los autores que estudiamos, ni de las épocas históricas a que pertenecen los textos que vamos a leer, sino también de los códigos culturales que nosotros aportamos a la lectura de los textos. Me refiero, por ejemplo, al poder de los símbolos que configuran nuestro contexto cultural (como la esfera), o al poder de las palabras (descubrimiento de América), pero también me refiero a códigos generacionales como los de la posmodernidad (reconocimiento de la existencia de multiplicidad de planos), que contruyen significados sin contexto, como si fueran independientes de mi contexto (la actuación en el ejemplo de Garfield), con la consiguiente repercusión político-social que ello pueda tener (encuentros de los países desarrollados).

La complejidad de los procesos de codificación requiere, pues, que prestemos atención tanto al contenido como a la forma en que se articula ese contenido, pues ambos procesos son inseparables, aunque por razones metodológicas aquí los separemos en ocasiones. El texto mismo nos confronta desde el principio con la realidad de un autor, de un texto codificado en un tiempo y espacio concretos, pero que encarna valores culturales en constante transformación, y, por supuesto, con la realidad de la multiplicidad de lectores. Los procesos de codificación requieren, por tanto, que sean analizados también desde las implicaciones del autor, del texto y del autor. Pero esas reflexiones más sistemáticas sobre cada uno de estos procesos, las vamos a hacer desde el contexto del sentido mismo del título de este curso: El ensayo de la identidad iberoamericana.

 

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