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Junta para Ampliación de Estudios
e Investigaciones Científicas

Entre los frutos que nos ha legado la Institución Libre de Enseñanza, el más fecundo, el que más repercusión tuvo en la formación de la intelectualidad española del primer tercio del siglo XX, fue la creación de La Junta para Ampliación de Estudios. Inspirada por Giner de los Ríos, se trata de un organismo oficial de carácter nacional. Se crea mediante decreto del 11 de enero de 1907. Su presidente fue Ramón y Cajal (1907-1934) y como Secretario General ejerció José Castillejo, discípulo igualmente de Giner de los Ríos. Carmen de Zulueta explica del siguiente modo los orígenes y objetivos inspirados en la labor de la Institución Libre de Enseñanza y en el pensamiento de Francisco Giner de los Ríos:

“El año anterior, 1906, ha sido un año de gran actividad para los discípulos de Giner. Se hicieron planes, se estudiaron programas extranjeros y se buscó la manera de que este nuevo centro que se planeaba no produjera reacciones políticas. Luis de Zulueta, uno de estos discípulos, escribe a Unamuno el 16 de septiembre de ese año, pidiéndole información sobre la Fundación Calatrava, obra del P. Cámara en Salamanca. Tal fundación mandaba clérigos al extranjero –a Lovaina y a Bolonia principalmente-- para ponerlos a un nivel europeo en las luchas de la Iglesia contra el movimiento modernista. Los institucionistas quieren que haya un antecedente religioso para la fundación de la Junta para Ampliación de Estudios.

El 11 de enero de 1907, aparece el Real Decreto, firmado por el ministro de Instrucción Pública, Amalio Jimeno, que crea la Junta para Ampliación de Estudios e Investigación Científicas. El objetivo básico era poner a España al nivel europeo. Para ello se proponían dos cosas:

  • a)      “Provocar una corriente de comunicación científica y pedagógica con el extranjero”.

  • b)      “Agrupar en núcleos de trabajo intenso y desinteresado los elementos disponibles del país”.

Desde el primer momento fue secretario Castillejo. El primer presidente fue Santiago Ramón y Cajal y los vicepresidentes Azcárate y Torres Quevedo. La labor de la Junta era poner a España en un nivel cultural comparable al de otros países europeos; en otras palabras, transformar la educación española en todos sus aspectos. La reforma de la educación requiere empezar por lo más alto, ya que no se puede mejorar la educación primaria sin mejorar la de los maestros, es decir, como si se empezara a construir una casa por el tejado. Así la primera función de la Junta fue crear el Patronato de Pensiones para preparar a esos futuros profesores. Su propósito era enviar al extranjero a jóvenes españoles, quienes, a su retorno a España, podrían empezar a formar grupos de investigadores que, una vez preparados, asumirían puestos docentes en institutos, normales y universidades. De esta manera la preparación del pequeño grupo de pensionados se iría filtrando hasta llegar al nivel de la escuela primaria o de la de párvulos.

A pesar de la extraordinaria habilidad con que la junta se había formado y a pesar de que Giner, alma inspiradora, no figuraba en ella y que Castillejo se mantenía en un segundo plano como secretario, la Junta tuvo sus dificultades con los cambios de gobierno” (Zulueta 273-275).

La “extraordinaria habilidad” que menciona Zulueta es también testimonio de la repercusión de la Institución Libre de Enseñanza y fruto de los esfuerzos de Giner de los Ríos. Me refiero a los vocales de la Junta, que constituían lo más selecto de la inteligencia española de su época, a la vez que era un grupo pluralista: Marcelino Menéndez Pelayo, Gumersindo Azcárate, Ramón Menéndez Pidal, José Echegaray, Joaquín Costa, Joaquín Sorolla, entre otros.

La Junta buscaba una reforma del sistema educacional español anquilosado en formas viejas y dominado por la iglesia católica y, a la vez, europeizar a España en el sentido de abrir España a las nuevas corrientes de pensamiento y ciencia. De ahí el programa de enviar pensionados a estudiar en los centros más prestigiosos europeos y de crear en España centros que luego permitieran la acogida de dichos pensionados. Así, en 1910, se crean: el Centro de Estudios Históricos, dirigido por Ramón Menéndez Pidal (pertenecieron a este centro nombres destacados como Claudio Sánchez Albornoz, Américo Castro, Eduardo de Hinojosa, entre otros); el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales, dirigido por Ramón y Cajal (que alojará luego el Instituto Cajal y el Instituto de Física y Química); También se crea La Residencia de Estudiantes, cuyo director fue Alberto Jiménez Fraud. Con posterioridad se crean otras instituciones que van proyectando la repercusión de la Junta, así la Residencia de Estudiantas, dirigida por María de Maeztu o el Instituto-Escuela.

 

Referencia

[Carmen de Zulueta. “Mi Institución. Recuerdo e historia”. Juan López Álvarez, editor. La Institución Libre de Enseñanza: su influencia en la cultura española. Cádiz: Universidad de Cádiz, 1998. Págs. 259-280.]

JLG-M
Actualizado: marzo de 2005

 

© José Luis Gómez-Martínez
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